El paso de una primera modernidad arquitectónica en México, ligada en muchos aspectos a criterios académicos, como la simetría, grandes ejes de composición, variedad de texturas y riqueza volumétrica, a una segunda con predominio del vano sobre el macizo, plantas libres y cuerpos compactos fue más evidente `esde los años cincuenta del siglo pasado. Y uno de los protagonistas del llamado Estilo Internacional en nuestro país, fue Augusto H. Álvarez (Mérida, Yuc. 1914, Ciudad de México, 1995) quien realizaría obras tan significativas como el Aeropuerto de la capital federal, la Torre Latinoamericana y el Centro Bancomer, entre otras. No obstante, por el interés del arquitecto en los aspectos tecnológicos y constructivos, así como por la pureza volumétrica, desarrollaría obras que marcarían nuestra segunda modernidad. Una de ellas, el Edificio de oficinas Jaysour, realizado entre 1961 y 1964, en la esquina de Paseo de la Reforma y Varsovia en la Colonia Juárez.
Resuelto a partir de dos cuerpos, uno de 4 niveles en forma de L, y una torre de 19 pisos. La novedad en la época, fue que por primera vez se realizaba un edificio en México con el llamado muro cortina o curtain wall, que significaba la utilización del cristal sobre toda la superficie de la fachada y con perfiles de aluminio. Solución que Mies Van Der Rohe desde 1919 imagino en un par de proyectos para torres no construidos, pero que desde la década de los cuarenta era una realidad en muchos edificios a nivel mundial. Augusto H. Álvarez se sintió orgulloso de poder aplicar una tecnología nueva, que significo lograr una pureza volumétrica, desde el nivel cero hasta el remate, e incluso previendo unos orificios de ventilación, en caso de que el aire acondicionado fallara. También, como sucedió en la mayoría de los conjuntos modernos realizados entre 1950 y 1970 en México, el Jaysour dejaba parte del terreno libre, en este caso como una plaza de acceso que se abría a Reforma, como el mismo Mies había hecho en el Seagrams de Nueva York, y que no era más que ofrecer la posibilidad, tanto de crear un espacio abierto para la ciudad, como de dar una mejor perspectiva al edificio. Situación que por cierto, en varios conjuntos de la segunda modernidad se ha alterado, al enrejarse esos espacios libres, por problemas de seguridad, y que en el edificio Jaysour no ha sido la excepción.
Lourdes Cruz, en su excelente libro sobre el arquitecto Álvarez (2008), y en particular sobre el Jaysour, asentaba:
En él convergen la técnica, el funcionamiento, la innovación, el experimento, la búsqueda y una voluntad formal muy precisa.
No obstante, hay que lamentar que el edificio ha sido alterado por diversas intervenciones, su plaza se ha cerrado y con los usuarios actuales, la Policía Federal, toda la fachada ahora es una loa visual a lo heroico de nuestros agentes de seguridad. Una afrenta a uno de nuestros ejemplos emblemáticos de una modernidad en ascenso, de un México estable, en lo económico y social, y a una obra por demás relevante en la trayectoria del arquitecto Augusto H. Álvarez. La pregunta es al final: ¿aquellos conjuntos de la segunda modernidad, abiertos a la ciudad, con plazas y jardines, diáfanos y puros en sus formas y espacios, son ya obsoletos ante nuestra realidad contemporánea, de enrarecimiento social?, la respuesta tristemente parece ser que si.
Augusto H. Álvarez. Arquitectura de la modernidad. González, F., Lourdes, C. UNAM. México, 2008.
Marzo, 2012