El 21 de noviembre de 2001 el Gobierno del Distrito Federal, me`iante el Bando 3, desincorporó los predios adyacentes al atrio de la Basílica de Guadalupe, los cuales fueron entregados en 2003 para la Plaza Mariana. El objetivo fue muy claro, detonar el proyecto Corredor Catedral-Basílica de Guadalupe. Las mejoras del sitio comprenderían la ampliación del atrio, un nuevo mercado, espacio de esculturas para las vírgenes de América, nichos, osarios, criptas, auditorio y estacionamiento; el proyecto fue realizado en su inicio por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, autor principal del diseño arquitectónico de la nueva Basílica en 1976.
En 2005 se presentó otro proyecto por ajustes de los locatarios del mercado, demoras económicas y con un programa arquitectónico menos ambicioso. La propuesta corrió a cargo del despacho de arquitectos de Javier Sordo Madaleno. El proyecto conservó al mercado, privilegiándolo por su ubicación en la esquina de Fray de Zumárraga y 5 de Febrero. Pero los problemas políticos que enfrentó el delegado Octavio Flores, acusado de corrupción y falta de inversión para el proyecto, la obra se detuvo por un tiempo, hasta mediados de 2007 cuando comenzaron los trabajos. No obstante la falta de inversión y lenta venta de los nichos, propicio que de nuevo hubiera poco avance y constantes postergaciones con la entrega de la obra.
La aportación de 700 millones de pesos por parte del empresario Carlos Slim en septiembre de 2010 inyecto bríos al proyecto, aunque ahora a cargo del arquitecto Fernando Romero. La inversión propició la construcción en un tiempo record del 70% de la Plaza Mariana, los nichos, estacionamiento, centro de evangelización y museo fueron entregados en el mes de octubre; y actualmente aún faltan los espacios para el mercado, plazas comerciales y el paso a desnivel para eliminar el puente papal sobre la calle de Fray de Zumárraga; trabajos que hasta la fecha no han sido entregadas.
Pero, ¿qué nos deja la Plaza Mariana a 10 años del anuncio de su construcción?; por un lado un proyecto final resultado de tres propuestas diferentes (Pedro Ramírez Vázquez, 2001; Javier Sordo, 2005 y Fernando Romero, 2010), que en esencia conservó la estructura de programa de la primera, pero con expresiones arquitectónicas diferentes. En cuanto a las aproximaciones formales, la propuesta de Sordo fue significativa para el lugar, por utilizar elementos de referencia, por ejemplo en la capilla formalmente remitía a pétalos de rosa, o la plaza que guardaba dos grandes muros inclinados en forma de brazos abiertos con dirección de la Basílica, entre otros. La idea final de Fernando Romero eliminó los elementos de Sordo y solo se observa la gran plancha de concreto, que permite el espacio continuo entre el atrio y la nueva extensión.
En conclusión, la Plaza Mariana es un proyecto que no logró su primer objetivo, que era ofrecer un lugar con atractivo turístico y conformar un eje desde la Catedral a la Basílica. A pesar de ser uno de los lugares católicos más visitados del mundo; el proyecto que tardo una década en concretarse parcialmente, difícilmente se convertirá en ese gran objeto arquitectónico y de culto religioso que nos ofrece la antigua y la nueva Basílica de Guadalupe. Entre otros ejemplos de arquitectura en la zona que merecen un poco de atención, es el caso de la Delegación Gustavo A. Madero construida en la década del setenta, y que ahora tiene que guardar silencio ante la presencia monolítica y blanca del edificio que le impusieron ante su fachada principal y plaza cívica, sin nula atención por el contexto y la significación cultural que reside en la zona del Tepeyac.
Febrero, 2012
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