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Pastillas contra el tráfico vehicular.

Pastillas contra el tráfico vehicular.

 

Pastillas contra el tráfico vehicular*.

 Juan Carlos Rojo Carrascal**

 

“Los automóviles son una seria amenaza a la forma física de las ciudades”, así lo expresó Colin D. Buchanan, en 1963 en el Informe Buchanan como producto del estudio que le encargó el gobierno británico sobre los efectos a largo plazo del tráfico de automóviles en las áreas urbanas del Reino Unido. Hace 60 años el urbanista escocés predijo lo que pronto sucedió y sigue sucediendo en la mayoría de las ciudades del mundo.

El automóvil transformó no solo la forma física de las ciudades sino también los estilos de vida de sus habitantes, sus condiciones ambientales y la función del espacio público, particularmente la calle que pasó de ser el espacio de encuentro, caminabilidad, recreación, venta y socialización a ser, en su mayoría, de uso exclusivo del automóvil.

El informe Buchanan incluía planteamientos como los accidentes y la siniestralidad; el deterioro producido en el ambiente que se centraba en los ruidos, humos, olores, intrusiones visuales, estrés, ansiedad y problemas de salud debidos a la contaminación; y otras, como la expansión urbana.

No se puede negar que este invento motorizado trajo múltiples beneficios a la humanidad. Sobre todo, a las personas que han tenido posibilidad de adquirirlo, aunque debemos también reconocer que a quienes no han tenido esa posibilidad -que son mayoría- les ha propiciado serias repercusiones económicas, sociales, ambientales y de salud. Según la Organización Mundial de la Salud, las colisiones en las vías de tránsito causan en el mundo casi 1.3 millones de defunciones prevenibles y se estima que 50 millones de traumatismos cada año, lo que los convierte en la principal causa de mortalidad de niños y jóvenes en todo el mundo.

La contaminación es otro gran impacto del automóvil en las ciudades, ya sea por exceso de ruidos o gases tóxicos; o por los miles de árboles, plantas y especies de fauna silvestre que sucumben ante el crecimiento urbano y la obsesión de abrir cada vez más caminos a los vehículos para lapidar con asfalto y cemento grandes extensiones de áreas naturales.

Todo lo anterior sucede en nombre del progreso. Hasta la fecha, los gobiernos no dejan de anunciar nuevas vialidades como lo mejor que le puede suceder a las ciudades, que hasta cierto punto es normal, la ciudadanía lo festeja y mientras el espejismo de “la modernidad urbana” siga, la inversión seguirá fertilizando el tráfico en las ciudades. Es como echarle gasolina al fuego.

Hace poco más de un año, en el Foro-Taller de Movilidad Sostenible que organizó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública del Gobierno de Sinaloa; Miguel Anxo Fernández, Alcalde de Pontevedra -ciudad gallega multipremiada por sus logros urbanos- impartió una interesante conferencia virtual en el Auditorio del MIA donde explicó “Una lección aprendida” lo dijo así “El tráfico no se mejora. Cualquier acción dirigida a mejorar el tráfico fracasa. La solución no es mejorar el tráfico, sino reducir la cantidad de tráfico”. Para terminar de interpretar esta acertada expresión, cabe agregar que “reducir el tráfico” significa disminuir considerablemente el uso del automóvil. Las intervenciones urbanas en Pontevedra han tenido siempre el objetivo de desestimular el uso del automóvil -no facilitarlo- y estimular más la caminabilidad. Para ello se ha reducido en muchos de los casos las dimensiones del espacio vial y se ha limitado considerablemente la velocidad de los vehículos motorizados.

En México, seguimos diseñando las ciudades con el volante en las manos. Quizá porque aquellos que toman las decisiones se mueven principalmente en automóvil y su ceguera no les permite recapacitar en los impactos negativos que generan las grandes inversiones en infraestructura vial. Ampliar o hacer más calles es y será siempre un factor de inhibición de otras formas de desplazarse en las ciudades como caminar, usar la bicicleta o incluso el transporte público que sigue sin ser prioridad en la vía pública como lo exige la nueva Ley General de Movilidad y Seguridad Vial.

Es todavía inevitable la inercia de las administraciones públicas de pavimentar cada vez más las ciudades y seguir invirtiendo en una supuesta mejora a los problemas del tráfico vehicular. Anunciar este tipo de inversiones pareciera ser muy redituable políticamente. Lo que sí me parece importante exigir es que no se anuncien cosas que no sucederán. La inversión en infraestructura vial no resolverá el problema del tráfico en las ciudades, sino todo lo contrario, lo incrementará a corto plazo. Es una historia que la hemos vivido por décadas y no terminamos de darnos cuenta de la realidad. No tratemos de curar el cáncer con una aspirina. No existen las pastillas contra el tráfico vehicular.

Es momento de cambiar la estrategia. La única solución para resolver el tráfico motorizado es reducirlo en cantidad, es decir, no seguir estimulando el uso del automóvil sino todo lo contrario, empezar a limitarlo de una vez. Las ciudades con futuro prominente serán aquellas que logren multiplicar la movilidad activa (caminar y usar la bicicleta) y que evidentemente logren disminuir la enfermiza dependencia que hemos generado del uso del automóvil.

Tráfico vial en Culiacán.
Tráfico vial en Culiacán.
Imágenes de Pontevedra, España
Imágenes de Pontevedra, España
Imágenes de Pontevedra, España


*Tomado de El Noroeste Culiacán Sinaloa 11.03.2024.

**Arquitecto, Maestro en Arquitectura, Doctor en Geografía y profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

 

Marzo 2024

Mérida, entre destellos y penumbra*

Mérida, entre destellos y penumbra*

 

Mérida, entre destellos y penumbra*

Juan Carlos Rojo Carrascal**

  Estimados lectores, estoy de vuelta en este espacio de intercambio y reflexión luego de un año concentrado a una estancia posdoctoral en el Laboratorio de Urbanismo de la Universidad Modelo en la ciudad de Mérida, Yucatán. La estancia continúa por un segundo año donde participo en un proyecto de investigación que promueve la descarbonización del sector transporte en la península de Yucatán mediante propuestas que incluyen la implementación de vehículos eléctricos en el transporte público. Otra línea de acción de este proyecto es la elaboración de tres Planes Integrales de Movilidad Urbana Sustentable para tres municipios yucatecos (Valladolid, Umán y Progreso).

 Hay mucho por compartir de lo que esta región del país está viviendo en materia de innovación urbana, particularmente en el ámbito de la movilidad sustentable. Mérida está experimentando cambios importantes, algunos significan ya beneficios tangibles para su población, sobre todo la más vulnerable, otros podrían impactar negativamente en un futuro inmediato. Por ello quiero escribir sobre los destellos y penumbras de la ciudad de Mérida.

 Indudablemente, la modernización del transporte público en Mérida es un gran acierto para la ciudad. Tengo poco más de un año que resido en esta ciudad y he sido testigo de una verdadera transformación en materia de transporte público. Personalmente utilicé y sufrí las condiciones de los tradicionales y viejos autobuses. Son ruidosos, tardados y por demás incómodos.

 En poco más de un año, la ciudad se ha visto asistida por once nuevas rutas del sistema de transporte público Va-y-Ven que incluye más de 250 modernas unidades -cifra en incremento cada mes-, accesibles para personas en sillas de rueda, con asientos para personas en condición de vulnerabilidad, rack para bicicletas y a bordo cuenta con aire acondicionado, wifi y conexiones USB. El pago se hace previo con una tarjeta y como parte del servicio se tiene toda la información disponible sobre las rutas en una sencilla aplicación donde se informa incluso la hora exacta de llegada del siguiente autobús.

 Además de estos innovadores vehículos, recientemente comenzaron a operar las primeras rutas del ietram cuyo sistema es único en Latinoamérica, con una flotilla completa de autobuses cien por ciento eléctricos que circulan silenciosos y elegantes por carriles exclusivos que conectan al centro de la ciudad con las estaciones del Tren Maya y algunos municipios conurbados.

 Otro apreciado servicio del sistema Va-y-Ven son las trece rutas nocturnas que circulan durante toda la noche mediante cómodas camionetas Vans con rack para bicicletas que pueden parar en cualquier punto de sus rutas para seguridad de los usuarios y principalmente de las usuarias. Este servicio ha facilitado las condiciones para esa invisible actividad nocturna que en toda ciudad existe.

 La tarifa por viaje en este sistema es de 12 pesos, donde un transbordo inmediato cuesta la mitad y un tercer transbordo es gratuito. Esto ayuda a resolver una gran combinación de traslados incluso a municipios conurbados a la ciudad. Además, el sistema tiene tarifa social de 5 pesos para los estudiantes (todo el año, incluso en vacaciones) y los adultos mayores y acceso sin costo a personas con alguna discapacidad. También cabe mencionar la ruta Aeropuerto Centro con tarifa de 45 pesos para todo viajero y 12 pesos para los trabajadores aeroportuarios que en muchas ciudades sufren esta carencia de servicio.

 Como podrán apreciar, la transformación es más que un destello y está significando una verdadera revolución de la movilidad urbana en Mérida, aunque eso sí, requiere de un esfuerzo mayor para complementar el beneficio. Las veces que he utilizado el sistema Va-y-ven, paso del destello a la penumbra. Una vez que desciendo del autobús me encuentro con una ciudad hostil para caminar. Los automovilistas cada día se empoderan más del espacio vial y ponen en riesgo constante a la gente de a pie. En esta ciudad hay cientos de pasos peatonales a nivel de banqueta que son solo oportunidades que les racionan a los peatones para cruzar las calles. Los automovilistas siempre se detienen si ven que alguien cruzará la calle por uno de estos cruces. Estas oportunidades nulifican el derecho que por Ley tiene el peatón de cruzar las calles por otra parte, incluso aunque exista un paso de cebra pintado. Esto hace la vida complicada para miles de mujeres, infantes, personas mayores y para la población en general que requieren realizar estos cruces -y con ello arriesgar su propia vida- diariamente.

 Por otro lado, las bicicletas son un medio de transporte muy popular en la ciudad de Mérida. Aprecio la gran diversidad de uso que aplican, tanto en los motivos (trabajo, ejercicio, compras, escolares, paseo, etc.) como el tipo de usuario (jóvenes, mujeres, niños y personas mayores, entre otras). Afortunadamente, ni el calor ni las constantes e impredecibles lluvias han sido pretexto para frenar a miles de ciclistas que circulan todos los días del año en una ciudad cuya orografía plana facilita estos desplazamientos. Al respecto, el año pasado el gobierno municipal arrancó el proyecto de bici pública Mérida en Bici que poco a poco va ganando adeptos en un pequeño sector de la ciudad que corresponde a la primera etapa del proyecto. Este noble medio de transporte también está amenazado por la mayor penumbra que Mérida actualmente sufre: El incremento de automóviles en la ciudad. Este tema, da para una segunda parte de esta historia, ya que tiene que ver con otras transformaciones urbanas que realmente ponen en riesgo la calidad de vida, a corto plazo, de las meridanas y los meridanos.

 

                                                    

Interior del Va-y-Ven. Fotografía del autor. 

Mototaxis. Fotografía del autor.

Congestionamiento en la Ciudad de Mérida. Fotografía del autor.

Imagen de IETRAM. Fotografía del autor.

 

 *Tomado del Noroeste, Culiacán, Sinaloa 18-01-24

**Arquitecto, Maestro en Urbanismo y profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

ENERO, 2024


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 













 

EL AEROPUERTO INTERNACIONAL FELIPE ÁNGELES ¿UNA “CENTRAL AVIONERA”?

José Ángel Campos Salgado*

 

Independientemente de las expresiones generadas por la lucha que está establecida entre el gobierno actual de México y quienes no están de acuerdo con sus políticas y sus propuestas, es necesario considerar los calificativos que se han dado sobre la obra recientemente inaugurada, el aeropuerto Felipe Ángeles. La polémica está presente desde el inicio del mandato obtenido en las urnas por este presidente, pues fue una promesa de campaña detener la construcción del aeropuerto que estaba en proceso. Hay que recordar que la idea tuvo su origen en el gobierno de Vicente Fox en 2001, que luego retomó Felipe Calderón compartiendo acciones con el gobierno del Estado de México que encabezaba Enrique Peña Nieto, y que se detuvo cuando este último reprimió violentamente las protestas de los habitantes de la región, que veían como una amenaza a sus vidas la construcción de aquella propuesta. La última fase de esta secuencia la encabezó el mismo Peña Nieto siendo presidente de la República.

Imagen 1: Interior aeropuerto Felipe Angeles AIFA. Tomada por: José Ángel Campos Salgado

En 2002 se inició la obra de una segunda terminal dentro del área del aeropuerto existente y seis años después esta resultó insuficiente para satisfacer la demanda. Por ese motivo se relanzó el proyecto del aeropuerto de Texcoco en 2013 y se decidió invitar a ocho despachos de arquitectos mexicanos a presentar sus propuestas, cada uno asociado con un arquitecto extranjero. El seleccionado fue Fernando Romero asociado con Foster and Partness, despacho inglés que ya había realizado otros proyectos similares. Se puede considerar que en este concurso estaba representada la elite de la arquitectura de México y por ello, tendría calidad internacional. Las obras se iniciaron en 2015 con el plan de terminar la primera fase en 2019, sin embargo, siendo ya presidente electo Andrés Manuel López Obrador, se impulsó una consulta popular en 2018 y en enero de 2019 se anunció la suspensión de este proyecto y el inició de uno nuevo para ubicarse en Santa Lucía, donde existe una base militar, convocando en este caso a la Secretaría de la Defensa Nacional para hacerse cargo de la obra, y con la idea de terminarla el 21 de marzo de 2022. Y así se ha cumplido.

Imagen 2: Interior aeropuerto Felipe Angeles AIFA. Tomada por: José Ángel Campos Salgado

Lo que está en discusión con el comentario que encabeza este texto es el resultado formal que tienen las instalaciones terminadas. Se trata de un punto de vista que tiene como parámetro algunos aeropuertos del mundo y lo que se pone en observación es la morfología resultante. El aeropuerto es uno de los géneros arquitectónicos nacidos con la modernidad pues la aviación se volvió la tecnología más significativa del siglo XX antes de la aparición de la computadora. Así, los aeropuertos se volvieron la marca de ese avance. Uno de los más celebrados fue la terminal de la TWA en el aeropuerto Kennedy de Nueva York, construido en 1962 y diseñado por el finlandés Eero Saarinen, simulando las alas de un ave gigantesca. El hecho es que cada uno de estos edificios ha dejado de ser importante luego de algunos años, a pesar de su reconocimiento inicial. Hay una competencia continua para ver cual es el mejor y sus innovaciones espectaculares son parte de su valoración. La pregunta es si conviene participar en esta competencia o si es mejor buscar la racionalidad que permita en poco tiempo renovar o ajustar lo construido según se presenten nuevas necesidades. Los calificativos que se expresan sobre el nuevo aeropuerto surgen de esos paradigmas internacionales de competencia mercantil, una expresión globalizada del capitalismo, materializado en la arquitectura.

Imagen 3: Interior aeropuerto Felipe Angeles AIFA. Tomada por: José Ángel Campos Salgado

Lo importante de esta polémica en los lugares de enseñanza de la arquitectura, es el estudio de las líneas de diseño que surgen de las corrientes morfológicas que se difunden en el campo contemporáneo de la arquitectura. Una obra que se sale de estas líneas es calificada con adjetivos que la asocian con obras de menor trascendencia, como una central de autobuses o una central camionera. A lo que se añade una descalificación de aquello que no es generado por arquitectos famosos. No importa la eficiencia sino la imagen, lo que a estos críticos les parece que no corresponde con las líneas de diseño de una elite que se ubica fuera de la realidad de un país como México que tiene una de las más altas tasas de desigualdad en el mundo. Lo que exige esta polémica es descubrir que visiones están detrás de los calificativos y ponerlos en confrontación con el servicio que pretende dar una instalación como la que estamos contemplando. En primer lugar, hay que observar que la adjetivación es sobre el resultado formal; no se está analizando la funcionalidad del conjunto, la racionalidad constructiva y su relación con el costo y las limitaciones económicas existentes, sino la apariencia tanto de los espacios como de los volúmenes y la llamada arquitectura de interiores. Se califica sólo lo que se ve superficialmente y con una mirada que ha sido instruida a partir de modelos que se difunden hoy en redes sociales. Es la de aquellos que buscan estar a la moda en cualquiera de las expresiones de diseño, desde un sillón tipo escandinavo, unos zapatos de diseño italiano, una lámpara de galería neoyorquina, etcétera. Se trata de calificativos que sólo toman en cuenta el lenguaje de diseño utilizado.

El proyecto de este aeropuerto estuvo a cargo de ingenieros militares, aunque el arquitecto Francisco González Pulido (FGP Atelier) reivindica su participación y su intención de que su proyecto fuera la entrada a un México sofisticado. Sin embargo, en el resultado de la composición formal se puede evidenciar una tendencia a utilizar las más tradicionales reglas: la simetría, el centro de la axialidad acentuado por un símbolo o una masa que lo jerarquiza y la recurrencia a referencias históricas casi literalmente trasladadas, representando a la cultura mexicana con mal gusto, dice el arquitecto González Pulido. Todas estas expresiones están lejos de las tendencias de diseño internacionales y no se observa una estilización de los antecedentes históricos, una sofisticación que los lleve a reconocimientos como los aparentemente deseados, como se considera que deben hacerlo los diseñadores. Y esa es la pregunta ¿cómo deben reelaborar los diseñadores sus lenguajes a partir de observar sus antecedentes culturales? ¿Qué bases deben tener para poder realizar esta tarea? Pues no se trata de crear un pueblo mágico que represente el folklor, según dice el citado arquitecto, pues eso es de mal gusto, sentencia. De no reflexionar sobre este tema estaremos aceptando lo que está detrás de estos calificativos: el chovinismo, el clasismo y el racismo que tanto daño hacen a la sociedad mexicana.

Abril 2022

*Arquitecto y profesor investigador de la UAM Xochimilco.

Despertar del sueño mundialista. Por Gerardo Alvarez Montes

Despertar del sueño mundialista. Por Gerardo Alvarez Montes
En el transcurso del último mes y de manera simultánea al desarrollo del XX Campeonato Mundial de Fútbol Brasil 2014, nuestros representantes populares –políticos y gobernantes, locales y federales- han tenido bajo su responsabilidad la discusión y aprobación de reformas estructurales en materia energética, en telecomunicaciones y de relevantes proyectos en el sector de transportes, sin embargo esto se ha realizado de forma selectiva y discrecional ante la sociedad.

Porque convenientemente esta toma de decisiones ocurre en un momento en el cual la atención pública se concentra más en las expresiones, acciones, héroes y tragedias del estadio que en su trascendencia; ya que se soslayan los alcances y efectos que tales cambios pueden traer a nuestra sociedad. En este sentido el historiador Lorenzo Meyer señala: “…esta situación lo que muestra es lo contrario a la alta política, están haciendo la política más baja posible, una política indigna, indigna incluso de ellos mismos –de los políticos– ya no del país, que desde luego es indigna para nosotros…”.1

Y debido a que en los medios de comunicación aún prevalecen las noticias derivadas de la justa mundialista, se ha comunicado,  de manera discreta, la puesta en marcha de algunos proyectos de infraestructura que tendrán gran trascendencia para nuestra ciudad, entre ellos, el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, la ampliación de la Línea 12 del STCM y el Tren Interurbano México-Toluca. Por ello es importante retomarlos en este espacio para conocerlos, difundirlos y contribuir a su debate. En esta oportunidad me refiero al proyecto del “nuevo” Aeropuerto de la Ciudad de México.

Desde el nueve de febrero de 2014 se anunció a la opinión pública el proyecto de inversión para la creación del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) 2 , su ubicación ha sido pensada en la zona Texcoco y la escala del proyecto depende de la negociación de terrenos, sin embargo se pretende que para el año 2018 la nueva terminal inicie operaciones y cuente con 4 pistas y una terminal para dar servicio a 30 millones de pasajeros 3. El plan también señala que para el año 2060 el nuevo aeropuerto crecerá a seis pistas y dos terminales para atender 60 millones de pasajeros, garantizando así una viabilidad de más de 40 años.

En primera instancia, se anunció para la primera etapa, una inversión de al menos 50,000 millones de pesos, incluyendo los costos de las vialidades y de la infraestructura secundaria necesaria para ponerlo en marcha, y en una segunda etapa se invertirán otros 20,000 millones de pesos. Sin embargo, el Secretario de Comunicaciones y Transportes ha señalado que el costo de esta obra rebasará los 120 mil millones de pesos, y que formará parte de los 340 proyectos estratégicos planteados en el Programa Nacional de Infraestructura (PNI 2014-2018) 4.

Actualmente el proyecto está en etapa de revisión por el despacho de consultoría en ingeniería ARUP en coordinación con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y con la Presidencia de la República, se espera que el dictamen final de las propuestas se dé a conocer durante el segundo semestre del 2014, muy posiblemente en este mes de julio.

Las propuestas de diseño están integradas por equipos de arquitectos mexicanos y extranjeros con experiencia en diseño y construcción aeroportuaria, entre ellos, Fernando Romero – Foster & Partenrs; Legorreta + Legorreta – Rogers Stirk Harbour & Partners; Serrano Arquitectos – Zaha Hadid Architects; TEN Arquitectos de Enrique Norten – Skidmore, Owings & Merrill (SOM); Teodoro González de León – TAX  de Alberto Kalach; Grupo Sordo Madaleno; Francisco López Guerra – Pascall &Whatson; y por último Bernardo Gómez Pimienta – Gensler.

No se cuenta con mucha información de los proyectos debido a que los despachos participantes firmaron un acuerdo que les impide divulgar información durante 12 años, sin embargo han trascendido en diversos medios impresos algunas imágenes de los proyectos presentados por Fernando Romero – Foster & Partners y de TEN Arquitectos – SOM.
En tiempos como en el que actualmente se viven, donde la toma de decisiones es acompañada de una fuerte carga política, ¿No sería deseable conocer toda la información y alcances de las propuestas para esta nueva infraestructura, en aras de mayor transparencia?, ¿Cuáles son las medidas de impacto ambiental y planeación urbana que eviten un mayor deterioro de esta zona del lago de Texcoco?, ¿Qué consideraciones se están tomando para evitar nuevos conflictos sociales que impidan de nueva cuenta la realización de una obra de estas características?, ¿Qué fin tendrán las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Benito Juárez, una vez que haya concluido su ciclo de servicio en el 2018?.

Esperemos que una vez terminado el sueño mundialista y de vuelta a la realidad mexicana, este y otros cambios en materia de comunicaciones y transportes arrojen cosas positivas para nuestra ciudad y no sólo sea el banquete de unos cuantos.

   Propuesta pare el Aeropuerto de la Ciudad de México de TEN Arquitectos y Skidmore, Owings & Merrill (SOM). Fuente: Diario Excélsior, Sección Nacional.


Julio 2014

Las autopistas urbanas ¿Una opción de movilidad? Por Fernando Minaya Hernández

Las autopistas urbanas ¿Una opción de movilidad? Por Fernando Minaya Hernández
En años recientes, la construcción de autopistas urbanas dentro y en los alrededores al Distrito Federal ha permitido una mejoría en la movilidad de los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, pero ello ha conllevado costos de uso y de otras opciones de transportes.

En el D. F. se inauguro, a finales de 2012, el primer tramo de la Autopista Urbana Norte que va desde Cuatro Caminos hasta San Antonio, el cual se complementa con el tramo, construido años atrás, en el Estado de México, Cuatro Caminos hasta la autopista México-Querétaro. A partir de estas obras se han erigido más autopistas urbanas en tiempo record, ya que son financiadas desde su diseño hasta la operación por títulos de concesión a empresas privadas; en este sentido, el peaje es uno de los principales objetos de crítica para la movilidad del siglo XXI, además de los problemas de incorporación con las vías existentes de la ciudad y un aumento en el uso del automóvil.

Autopistas como Ecatepec-Naucalpan,  San Antonio-Cuemanco, Santa Fe-San Jerónimo son parte de proyectos integrales de mejora vial en tiempos de recorrido, reducción de contaminantes, ampliación de la red de transporte, entre otros. Estas obras pretenden liberar zonas de la ciudad que se encontraban con congestionamientos de transporte de carga y desviar la circulación vehicular de los centros de ciudad. Estos esfuerzos, en general poco ayudan a la ciudad en el largo plazo, ya que por un lado el cobro permite la elección de rutas sin costo, además de la privatización de la vialidad ante los problemas de deficiencia y ausencia de transportes públicos masivos como los sería los autobuses articulados, el Metro o nuevos sistemas ferroviarios para desincentivar el uso del automóvil.

En los problemas de la ciudad, y en específico de la movilidad, los países de orientales como Japón o Hong Kong han optado por autopistas con sistemas paralelos de transporte público masivo, para resolver de una manera más equitativa para quien tiene auto, y en su caso para los que prefieren los sistemas ferroviarios de transporte. En cuanto Europa, las soluciones se han encaminado a reforzar y mejorar las vías de trenes existentes con nuevos sistemas de alta velocidad para la conexión las zonas conurbadas de sus metrópolis. Otro fenómeno importante es la imagen urbana de los segundos pisos, ya que al no existir espacio en la traza, se sobre pone la autopista en trazos de arterias existentes, creando así problemas de diseño entre los edificios y las partes bajas de las nuevas vialidades.


Autopista Urbana Sur.  Fuente: http://www.obras.df.gob.mx

Si bien las autopistas urbanas son una opción, esta no debería ser la única, el planteamiento está condicionado a que fuese un plan integral, que contemple a todas los estratos sociales y las diversas posibilidades de transporte para una ciudad con millones de habitantes desplazándose de diferentes formas y en horarios diversos.

Enero, 2014