De arquitectura y cine. Por Fernando Minaya Hernández

Las aportaciones del cine mexicano son sin duda unas de las más importantes para la historia cultural del mundo occidental. Nuestra época de oro del cine en México, tomó un giro e inesperado impulso a causa de la segunda guerra mundial, y por supuesto, el gran auge económico que hubo en el país entre las décadas de 1930 y 1960. Por ello era necesario un lugar idóneo que le rindiera homenaje, continuidad y apoyo institucional; el 17 de enero de 1974 se inauguraba la Cineteca Nacional en los Foros 14 y 15 de los Estudios Churubusco, en el cruce de Tlalpan y Rio Churubusco, actualmente Centro Nacional de las Artes. Las instalaciones contaron con una biblioteca, bóvedas de resguardo con temperatura controlada, cinco salas: Salón Rojo, Fernando de Fuentes, Salvador Toscano, Godard y Fellini, las últimas dos dedicadas a la investigación.

Con más de 7,000 mil películas en resguardo, el 24 de marzo de 1982 la Cineteca sufrió un incendio que alcanzó a destruir más del 90% de los rollos de películas. Sin embargo la recuperación de películas y la construcción del nuevo complejo para albergar la cineteca vieron su luz en el proyecto del arquitecto Manuel Rocha en 1984. En los predios destinados a construir la Plaza del Compositor, por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de Música donaron el terreno y los cines para la nueva cineteca, en la esquina de Mayorazgo y México-Coyoacán. Hacia 1994 se construyeron cuatro bóvedas para almacenar el material fílmico, pero  su diseño no fue eficaz para entablar condiciones óptimas. Así, durante años la Cineteca Nacional fue abandonada a su propia suerte: falta de apoyo institucional para mayor difusión e instalaciones adecuadas.

En el mes de julio pasado, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) presentó el proyecto de rehabilitación de la “Cineteca Nacional del Siglo XXI”, el nuevo nombre. La inversión asciende a los 400 millones de pesos y el proyecto fue encargado, bajo adjudicación directa e invitación de la presidenta de CONACULTA Consuelo Sáizar, al despacho Rojkind Arquitectos, integrado por Michel Rojkind en coautoría con Gerardo Sánchez. El proyecto arquitectónico incluye la reutilización de los espacios existentes, sin embargo a través del tiempo y el aumento de la colección fílmica y mejora de los espacios para el público se amplían las bodegas, salas, estacionamiento, oficinas administrativas, áreas verdes y espacios para la investigación. La propuesta implica una mirada contemporánea de la aquella arquitectura masiva, propuesta por el arquitecto Manuel Rocha en la década de 1980.

Finalmente, se entiende que a la Cineteca le hacía falta una actualización en sus instalaciones, y sobre todo en un país que debe apoyar a la cultura y las artes, en este caso al cine. La critica inmediata se referiría al dialogo de arquitecturas distantes por casi tres décadas y donde las imágenes visibles hasta hoy, no lo aclaran. También es importante cuestionar, la falta de oportunidad para los demás despachos de arquitectura en el país, de haber participado en un concurso abierto para la elección del proyecto; inclusive la visión del hijo del autor original de la Cineteca, el arquitecto Mauricio Rocha Iturbide, que en la última década ha realizado proyectos en la ciudad con propuestas interesantes.

Ahora solo queda esperar el resultado final del proyecto construido, evaluar la propuesta y su contribución a la arquitectura pública contemporánea en la Ciudad de México; ya que el último sexenio ha contribuido poco en la construcción de ciudad y arquitectura de calidad. De consuelo, por lo menos parece que la propuesta de Rojkind rechaza los estereotipos de los complejos de cines mercantilistas actuales.

Septiembre, 2011.

Teotihuacán. Conservación vs usufructo del patrimonio. Por Gerardo Álvarez Montes

La presencia y riqueza de las culturas prehispánicas ha estado siempre presente en el devenir histórico arquitectónico de nuestro país, en ocasiones cubiertas por un halo de romanticismo y en otras bajo climas de reafirmación, su estudio y compresión  ha contribuido en la construcción de concepto de identidad nacional.

La zona arqueológica de Teotihuacan, inaugurada  en 1910 por mandato de Porfirio Díaz para conmemorar el centenario del inicio de la guerra de independencia de nuestro país, fue el centro urbano más poblado de mesoamérica durante el periodo clásico, con una superficie calculada e 21 km2 y una población estimada de entre 150 y 200 mil habitantes en su época de mayor esplendor; fue hasta finales del siglo XIX cuando se restauraron  los principales monumentos de esta ciudad.

Para 1987 Teotihuacan fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia  y la Cultura (UNESCO) a partir de este hecho, el Estado mexicano adquirió el compromiso constante e irrenunciable de conservación de este patrimonio histórico, por considerarle portador de un mensaje espiritual de los pueblos del pasado  y testimonio vivo de sus tradiciones milenarias, se adquirió también la responsabilidad de su transmisión con la riqueza de su autenticidad en beneficio de las generaciones futuras, como lo expresa el espíritu de la Carta de Venecia de 1964.

En los últimos 15 años la integridad de esta zona arqueológica ha estado en riesgo ante los embates de empresas desarrolladoras de grandes proyectos económicos, turísticos y comerciales; proyectos como La Ventilla o Las Cruces que en 1992 proponía la construcción de una plaza comercial de 300 locales en el predio del mismo nombre ubicado a unos 500 metros de la Calzada de los Muertos, cancelado en 2001 de manera definitiva por el Consejo Nacional para la cultura y las artes; otro proyecto con estas características fue el parque prehispánico “El despertar de Teotihuacan Ixtoc”, ubicado en el perímetro “C” de restricción de la zona arqueológica proponía la creación de un campo de golf, un hotel de gran turismo, un parque temático y una red de operadoras turísticas locales, este proyecto no prosperó , sin embargo un duro golpe se atestó  en noviembre de 2004 cuando se edificó la tienda comercial Aurrera en el barrio de La Purificación (ubicado entre los perímetro “B” y “C”) ante la oposición de múltiples sectores de la población. Pero no sólo los embates del capital han puesto en riesgo la salvaguarda de esta zona arqueológica, el crecimiento descontrolado de la mancha urbana en los municipios aledaños como Teotihuacan y San Martín de las Pirámides son un factor de daño constante  e irreversible del patrimonio.

Recientemente Teotihuacan enfrentó nuevamente una situación polémica en cuanto a la protección de esta zona patrimonial, la implementación del proyecto de iluminación, sonido, video y multimedia conocido como “Esplendor Teotihuacano” para visitas nocturnas a la zona arqueológica impulsado por el Gobierno del Estado de México ha tenido fuertes críticas y oposición, a grado tal que se ha suspendido el proyecto.

Todas estas situaciones nos permiten identificar una grave problemática, que implica la errónea valoración cultural y patrimonial que se le otorga a esta zona arqueológica (por ignorancia o por intereses ocultos) y en consecuencia la inapropiada determinación de criterios, acciones de conservación y salvaguarda del patrimonio, subordinando éstas últimas al usufructo del patrimonio y no al compromiso de conservación del monumento como testimonio histórico de la grandeza de nuestros pueblos.

Para finalizar y en aras de compartir buenas noticias referentes al patrimonio teotihuacano, actualmente y hasta el 19 de agosto está abierta la exposición, “Teotihuacán. Ciudad de Dioses” en el Museo de Antropología. Misma muestra que se presentará a partir del 21 de Septiembre en el Parque Fundidora de Monterrey Nuevo León. Exposición con alrededor de 426 piezas que se reúne como resultado de múltiples hallazgos, durante casi 100 años de investigación y estudio de esta cultura prehispánica.

Junio, 2009.

Innovación arquitectónica integral. Por Alejandro Ochoa Vega

Ser innovador u original en la arquitectura parece ser una obligación o característica intrínseca, por ser creadores o artistas quienes la conciben o aplican. No obstante, esta consideración es relativamente reciente y tiene que ver con el gran paso que dio el movimiento moderno a principios del siglo XX, para superar los historicismos y eclecticismos del siglo XIX. En otros momentos de la historia, después de largos y complejos procesos de experimentación y cambio, el arte y la arquitectura han podido transformarse de manera integral, superando los esquemas establecidos y definiendo nuevos códigos o paradigmas.  Pero esto no sucede todos los días, y si acaso, la época contemporánea, con todos sus adelantos tecnológicos facilitaría que los procesos de cambio pudieran ser más veloces y así facilitar la innovación constante.
La innovación en la arquitectura implica transformar sus características funcionales, formales y espaciales y no solo las tecnológicas, por eso no se puede hablar de una autentica modernidad arquitectónica en el siglo XIX, puesto que aunque las estructuras se aligeraran con el hierro y acero, las formas arquitectónicas seguían apegadas a los revivals. No fue hasta que en el racionalismo de las primeras décadas del siglo pasado, a través de las ideas de los maestros como Le Corbusier, Mies Van Der Rohe y Walter Gropius desde la Bauhaus, entre otros, que la modernidad se hizo un movimiento que transformaría las pautas del diseño contemporáneo.
Pero, ¿qué es lo que ha pasado después de casi cien años de esa modernidad?, no mucho desde la perspectiva integral, y si desde varios aspectos parciales. Por un lado la estructuras arquitectónicas se volvieron estilos, desde el brutalismo del los años cincuenta, hasta el high tech de los últimos treinta años, además algunos proyectos utópicos del racionalismo, como la torre de oficinas de vidrio de Mies Van Der Rohe en Berlín de 1919, con la famosa pared cortina son realidad desde hace cincuenta años, a través de innumerables torres de cristal en todo el mundo. A su vez, la materialización hasta cierto punto tosca del funcionalismo de los años cincuenta y sesenta, con cancelarías tubulares, después se aligero con el aluminio y ahora desde sistemas sofisticados se logran ventanearías a hueso, que hacen realidad el minimalismo de inicios del siglo XXI.
En cuanto al deconstructivismo, ha modificado preceptos espaciales y formales de la modernidad racionalista, desde la fragmentación y yuxtaposición volumétrica, hasta la dilatación y dinamismo de los espacios, sino basta ver el Centro de la Ciencia en Wolfsburg, Alemania de Zaha Hadid (2006). Muros inclinados, vanos irregulares, dobles y triples alturas, esquinas con ángulos agudos, son algunas de las características de esta obra de la arquitecta ganadora del Pritzker en 2004. También en las últimas décadas, las preocupaciones ecológicas y ambientalistas han provocado respuestas hacía una arquitectura y ciudad sustentables, donde la racionalización de los recursos naturales, hagan viables y vivibles los años por venir. La energía solar y en general la salida de los edificios inteligentes, son respuestas factibles, ante los retos contemporáneos que hacen peligrar nuestros ambientes naturales y construidos, por el uso irracional del agua, bosques y otros recursos no renovables. El proyecto reciente de la Torre de Ingeniería de Sánchez Arquitectos en Ciudad Universitaria de la UNAM, es un ejemplo local de arquitectura inteligente, debido al buen proyecto de instalaciones, donde el dialogo constante entre los proyectistas y usuarios (ingenieros investigadores universitarios de alto nivel) hizo posible una propuesta atractiva, no solo por su expresión arquitectónica contemporánea, sino por su funcionamiento en general y ahorro de energía.
Al final, cualquier innovación arquitectónica, implica un compromiso serio de investigación, que se ve reflejada en adecuadas propuestas, no solo novedosas en su estilo arquitectónico o tecnología sofisticada, sino en su integración al medio ambiente y ciudad, además, como diría Ricardo Legorreta, al hacer feliz a los propios usuarios.


Junio, 2009.

Monumento Arco Bicentenario. Por Ma. Pamela Vicke Sánchez

En el marco de la Conmemoración del Bicentenario con el inicio del movimiento de Independencia y  Centenario del inicio de la Revolución Mexicana, el pasado 26 de enero de 2009 el gobierno federal presentó la convocatoria del concurso nacional del anteproyecto denominado Arco Bicentenario. Para el 15 de abril, se dio a conocer la propuesta ganadora, la del arquitecto César Pérez Becerril, y la de los finalistas, el segundo lugar para el arquitecto Isaac Broid Zajman y el tercero, a la sociedad de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y LAR Fernando Romero Havaux.
De los 35 proyectos participantes se eligieron los mejores cinco y adicional a ello, se otorgó un reconocimiento especial a la mejor representación gráfica, este fue para el despacho Sordo Madaleno y Asociados. De igual manera se otorgaron tres menciones a proyectos que por su calidad arquitectónica significaron un gran aporte a la arquitectura, ellos son: la de la sociedad de arquitectos yucatecos, Augusto Quijano, Javier Muñoz, Jorge Carlos Novelo y Alejandro Peniche; la segunda mención fue para los arquitectos Juan Pablo Maza, Rodrigo Manuel, Javier Valladares, Gustavo Bilez y Francisco Lares, en tanto que la última fue para el arquitecto Ernesto Betancourt.
La propuesta ganadora del arquitecto Pérez Becerril, plantea un elemento vertical de 104 metros de altura recubierto de cuarzo natural, que representan dos veces el número 52 y simboliza "el ciclo de la época mesoamericana". El conjunto estará ubicado sobre el Paseo de la Reforma y una plaza pública, en el espacio limitado por la Secretaría de Salud, el Parque del Ariel, la Puerta de los Leones, integrando con una cubierta la zona de un anillo interior entre la avenida y la calzada de acceso al bosque. Se crea un espacio público  y se recupera una parte del bosque perdida al ser fragmentado por el circuito interior, dando continuidad peatonal al Paseo de la Reforma hacia el poniente donde se encuentran los museos y el complejo cultural del auditorio.
La estructura de acero del monumento será revestida de cuarzo, material incoloro y neutro y que se cristaliza de manera romboédrica, lo cual le permite ser translúcido y al mismo tiempo reflejar parte de la luz. Es tan duro que puede rayar el acero común y cuando no presenta impurezas se denomina cristal de roca y los muros laterales estarán recubiertos de granito negro. El proyecto ejecutivo se realizará de abril a junio de este año, mes en el que iniciarán las obras y su inauguración está prevista para el 15 de septiembre de 2010.


Junio, 2009