“Es necesario fomentar en ellos la lectura,
el acercarse a las distintas expresiones de la cultura, el estudio comparado de
las obras importantes previas que les han antecedido, la visita permanente a
estas obras, entendiendo que la experiencia de la calle es la mejor escuela de
arquitectura. Invitarlos a pensar,
discutir, escribir, formando grupos interdisciplinarios y a realizar sus
proyectos desde luego, confiando en que lo más importante es el valor de sus
propias ideas, asumiendo los riesgos de lo que esto implica, sin dejarse
deslumbrar por lo que piensan los otros. Sin el ejercicio de la crítica, seria,
constante, razonada, documentada, el futuro nos relega necesariamente a ocupar
en el mejor de los casos,segundos planos en los lugares de la historia.”1
Me llama la atención la diferencia que existe
entre la mentalidad actual de los arquitectos, y la idea que los maestros de
crítica tienen del mundo, y sin ir más lejos, lo que asume estudiante de arquitectura.
Es raro encontrar entre los estudiantes, alguno que realmente cumpla con lo que
menciona Gustavo López Padilla. Que
tenga una pasión por la lectura, que realice visitas a obras, en pocas palabras
que quiera pensar, vivir la arquitectura de otro modo que no sea por medio de
lo más fácil y cercano para nuestra época, es decir, internet. Sin duda alguna,
una arma muy valiosa e importante, pero peligrosa dependiendo al área que sea
dirigida.
Como herramienta, el internet ahorra tiempo
sin duda alguna, pero como próximos arquitectos, todo estudiante debe de hacer conciencia
de lo importante que es vivir la arquitectura, lo importante que es tener las
bases claras, saber cuál es el origen de las grandes ideas de aquellos que
admiramos. De nuestros ídolos.
La página de internet, Navegando la
arquitectura, creada por López Padilla la considero una interesante
herramienta. Un complemento de gran valor, para tener en cuenta muchos aspectos
ligados con la arquitectura que en el aula no se enseñan. Toda crítica
considero que es importante para no cometer los errores que muchos han
cometido, o para aspirar a logros que otros han realizado. Así, al aprovechar
las ventajas de internet como un medio ágil para compartir ideas e información,
López Padilla nos ofrece entre otros temas, conceptos de teoría de la
arquitectura, con lo cual me pregunto; ¿ qué pasaría si los arquitectos que
tanto admiramos, plasmaran en forma teórica, escrita, y porque no, hasta gráfica,
el origen de sus diseños, de sus ideas, de sus teorías, las bases de todo su
quehacer arquitectónico, y no sólo, el resultado final de su obra?, ¿Cambiaría
nuestra mentalidad como futuros arquitectos? .
Muy positivo de este arquitecto, pensador y
crítico, el aprovechar esta eficiente y poderosa plataforma, ligada con las
redes sociales, que sabiéndolas utilizar, no resultan tan negativas al ofrecer
una página electrónica con ideas, conocimiento y crítica, a prácticamente el
mundo entero, o por lo menos el ligado a la arquitectura.
Sin duda alguna todo consiste en cómo se usa
la herramienta, para saber dar el golpe. Más páginas como esta, más crítica,
historia y teoría de la arquitectura, para volver a generar arquitectura, y no
tan sólo moda.
En su publicación “Crítica e historia en la
educación de los jóvenes arquitectos mexicanos” habla sobre la forma en que la
crítica ha crecido en el mundo arquitectónico, sin embargo, se debe de tener en
claro, que esta profesión principalmente es gráfica, que los arquitectos se
entienden y expresan mejor de esta idea, son pocos los que se han detenido a
escribir ideas, teoría, explicaciones, lo que lleva a que este problema sea muy
amplio desde la vida como estudiante de arquitectura. Aunque hay muchas
publicaciones de historia y crítica, una más que otra respectivamente, falta
mucho por integrar al arquitecto una forma más de desarrollar, de hacer su
tarea como arquitecto, y no solo por su obra construida, sino a través de la
crítica, ya sea desarrollada para otra obra, o la llamada autocrítica, tema que
se supone se va desarrollando a lo largo de la vida profesional y que como
arquitectos debemos llevar un poco todos, según Gustavo López Padilla.