Arquitectura Básica. Por Alejandro Ochoa Vega


Comentar el trabajo de un amigo tan cercano en un espacio público y abierto, implica un reto, más allá de cualquier compromiso por hablar bien del producto, sino de poder ser objetivo y distante frente, a un libro en este caso, en donde el lenguaje ya no es el coloquial acostumbrado, sino el construido como investigador. No obstante, Arquitectura básica 2, el texto editado por la Universidad Veracruzana del doctor en Arquitectura y Urbanismo Carlos Caballero Lazzeri, es un testimonio, en palabras bien armadas y escritas, de mucho de lo que yo le he escuchado en múltiples conversaciones, de casi 20 años de amistad.


Mauricio Hernández Bonilla, el prologuista, ya nos advertía que estábamos ante un segundo trabajo de divulgación, que había iniciado en 2008 con el primer Arquitectura básica, dedicado a los problemas operativos y funcionales de la arquitectura. En esta nueva entrega, el objetivo es abordar la composición, sus procesos y sus productos, de forma integral. A lo largo de 5 capítulos, el autor desde sus propias palabras, se centra en el análisis de la manera como la forma y el espacio son aprehendidos por sus usuarios en un proceso de registro que no es ni estático ni fotográfico sino suma aditiva de estímulos y experiencia y en el cual, por lo tanto, la memoria tiene particular importancia.

Sin pretender desglosar el contenido del libro, apuntaría algunos temas abordados por el autor, como el papel de la luz en la arquitectura, natural o artificial. Desde la que provoca un efecto único en el Panteón de Roma o la que se asoma en un callejón de Chicago, y que hace posible el “espectáculo de la arquitectura”. A su vez, Caballero resalta los recursos actuales de la iluminación artificial que están produciendo volúmenes evanescentes, donde por la noche los colores no corresponden con el de su materia constructiva. Lo bello, no solo como la manera de componer y ordenar, sino por los recuerdos gratos que despierta en nuestra memoria, a propósito del componente emocional de la arquitectura. En ese sentido, igual se resalta el impacto de obras como Santa María de las Flores o el Congreso de Estados Unidos, por su significado y carga histórica, pero también la posibilidad de seducción de una arquitectura tradicional, sobre otras expresiones atrevidas de en las tendencias contemporáneas.

Respecto a los temas del aprendizaje y el oficio, el autor enfatiza la importancia de un entorno cultural vivo y desarrollado desde tiempos remotos, como se demuestra, en el éxito y calidad del diseño italiano, resultado de sus institutos, pero sobre todo por la influencia del medio. Los viajes, otro factor clave en el perfil de un arquitecto sobresaliente, porque como Caballero afirma; Ver el mundo con ojos extranjeros amplia nuestros horizontes y en arquitectura nos regala el placer del recorrido por obras maestras de todos los tiempos, verdaderas universidades del aprendizaje de la arquitectura. Se rescata también lo valioso de la enseñanza de los grandes maestros, como los mismos Le Corbusier, Mies y Gropius que abrevaron tanto en la oficina de Peter Beherens. Y el arte, como un componente en la formación de un diseñador, al incorporar una sensibilidad estética además de la destreza técnica.

Carlos Caballero se detiene en uno de sus capítulos, para hablarnos de la psicología de la percepción, Gestalt. Complejo tema que lo lleva desarrollar varios de los asuntos de la composición arquitectónica, como son los trazos reguladores, las leyes de organización y configuración, que al final, al sumarse coherentemente, permitirían lograr una unidad en la obra, desde su función operativa, hasta su expresión formal. El contraste, otro problema abordado por el autor, opone vacíos contra llenos, figura y fondo, naturaleza y cultura, contexto libre y construido, ruptura y continuidad, entre otros, los cuales llevan a enriquecer un proceso de diseño, de acuerdo a su especificidad. El capítulo final, aborda aspectos como el movimiento, la tensión y el equilibrio, con ejemplos diversos, donde los umbrales, el orden, la profundidad y perspectiva, los ejes y barreras, así como las correcciones ópticas y manipulaciones de la percepción, ayudan al diseñador novato y profesional, a tener en cuenta recursos de composición siempre pertinentes.

Arquitectura básica 2, es un esfuerzo encomiable para hacer presentes los contenidos de la Teoría de la Arquitectura, poco valorados en la dinámica contemporánea, desde la formación, hasta la práctica profesional. Texto riquísimo en referencias textuales y de imágenes, que lo hacen asequible para un público amplio, y ávido en sustentar ideas que definen una buena arquitectura. Cerraría este comentario con palabras de Carlos Caballero:

Vivir y sentir la ciudad involucra todos nuestros sentidos y, dentro de márgenes tolerables, es también placentera la fatiga de algún ascenso o puede resultar gratificante el hecho de que, en espacios que se encierran, se despierte en nosotros la curiosidad de saber que hay más allá. Cierres, umbrales, sorpresas, contrastes, cambios de ritmo; descubrimientos del caminar y el ver en espacios orquestados para el placer del andar, el percibir y el descubrir. En ello, dado que como hemos afirmado importa tanto la realidad física como la captura perceptual, los elementos materiales están al servicio de las sensaciones y es posible –y deseable- manipularlos de forma tal que corrijan aspectos ópticos indeseables o provoquen determinados fenómenos o hasta ilusiones que, sin entrar en conflicto con el cometido operativo de la arquitectura, den más vida y alegría a la experiencia de esta disciplina.

Junio, 2013.


Transformación urbana: el espacio público como intención. Por Fernando Minaya Hernández

En los últimos años, la Ciudad de México ha presenciado cambios en su estructura urbana, a través de obras viales, principalmente. El planteamiento de ampliaciones y renovaciones para la mejora vehicular han provocado una nueva imagen urbana, que por varias décadas habían permanecido intactas, ante el crecimiento voraz de la mancha urbana e incremento del parque vehicular como consecuencia.

Al norte de la ciudad, dos avenidas fundamentales se transformaron para dar una mejora vehicular y sobre todo, renovar la movilidad y el espacio público: Éuskaro y Fray Juan de Zumárraga, al sur de la Basílica de Guadalupe. La primera de ellas, hasta el año 2012, entre Insurgentes y la calzada de Guadalupe, contuvo solo dos carriles vehiculares, ello provocó problemas viales ya que tal avenida forma parte del Eje vial 4 Norte, sentido poniente-oriente, la cual cuenta con una amplitud de seis carriles, sin embargo, en el tramo mencionado se reducía drásticamente y provocaba congestionamiento vial y la discontinuidad del flujo vial. Actualmente, ya enumera seis carriles en las inmediaciones de la colonia Industrial. La transformación también incluyó un parque lineal, el cual es utilizado para exposiciones de objetos artísticos de gran tamaño. Para el proceso de la ampliación tuvieron que demolerse varias construcciones, en la acera norte, pocas de ellas con algún valor arquitectónico o patrimonial, a pesar de que la colonia Industrial posee una gran riqueza de la arquitectura neocolonial, decó y funcionalista de la primera parte del siglo XX.

 Fray de Zumárraga esq. Calzada de Guadalupe. Vista hacia el sur.
Fuente: Fernando Minaya

La segunda vialidad intervenida fue Fray de Zumárraga, la cual se ubica entre la Calzada de los Misterios y 5 de Febrero, para mayor referencia, es toda la longitud del conjunto de la Basílica de Guadalupe. En los últimos diez años, la avenida permaneció parcialmente cerrada, desde el anunció de la construcción de la Plaza Mariana por el arquitecto Xavier Sordo Madaleno, entre pausas y falta de presupuesto de la obra, hasta la aportación 800 millones de pesos de Carlos Slim y la imposición del arquitecto Fernando Romero para terminar los proyectos; el pasado año fue reabierta la avenida con grandes cambios, uno de ellos es el paso a desnivel en la calzada de Guadalupe para eliminar el puente que conectaba a los peregrinos con el conjunto mariano, y por lo tanto establecer un vínculo totalmente peatonal en el crucero. Otro cambió fue la reducción de carriles y la inclusión de dos crujías de locales comerciales que formalmente refieren a un talud verde en un pasaje al aire libre.


Las dos obras públicas mencionadas, por un lado representan el letargo de la planeación en la ciudad, ya que en los dos casos, desde la década de 1950, ya se habían planteado soluciones similares para adecuar los trazos de las vialidades y la mejora de la movilidad, por otro lado, la inclusión de espacios públicos para peatones o zonas para actividades culturales son destacables. Aunque existen problemas de diseño en ambas obras, se convierten en pautas del urbanismo contemporáneo, aunque consideramos se requiere más reflexión y perspectiva al mediano y largo plazo, para que realmente se olviden las buenas intenciones y se inicie una transformación urbana totalmente social e inclusiva, para los habitantes capitalinos. 

Junio, 2013.

Expansión Urbana de la Zona Metropolitana del Valle de México. Por Herman Barrera Mejía


El crecimiento de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) es resultado de diferentes factores que han originado una configuración territorial heterogénea con usos del suelo y actividades económicas diversificadas que han dado como resultado una concentración (en 2010) de más de 20 millones de habitantes distribuidos sobre más de 1500 km2 de área urbana, ésta última a su vez, se desborda sobre 76 municipios y/o delegaciones tanto del Distrito Federal (DF: 16), Estado de México (EM: 59) e Hidalgo (1) que integran a la metrópoli (CONAPO, 2010).

El incremento y concentración de las  actividades socioeconómicas diversificadas (industria, comercio, servicios, etc.); el aumento de asentamientos humanos, centros comerciales, zonas residenciales; proyectos de vías de comunicación y transporte, la especulación del suelo, han derivado en diversas problemáticas ambientales.

El aumento descontrolado de asentamientos humanos se ha dado principalmente al norte, oriente y sur de la ciudad,  resultado de procesos de migración del campo-ciudad, permisividad de autoridades en materia de planeación para el asentamiento de poblaciones en suelos no aptos (altamente salinos e inundables) como en zonas de Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Ecatepec, Tecámac, Chalco, Ixtapaluca; o riesgosos ubicados en barrancas, cañadas o sobre suelos blandos como en la Sierra de Santa Catrina, Guadalupe o Las Cruces localizadas al oriente, norte y poniente respectivamente, en donde las características orográficas (relieve abrupto y sinuoso) ponen en riego a miles de habitantes que viven hacinados sobre lo que es suelo de conservación decretado como tal en el año 2000 por el Gobierno del Distrito Federal.

Por otra parte, el desborde del área urbana de la ZMVM sobre otras entidades como el Estado de México e Hidalgo viene a complicar la toma de decisiones, la coordinación de los distintos gobiernos, las políticas de acción y desarrollo en el territorio metropolitano, resultando en una nula, complicada y sectorizada aplicación de la legislación urbana, del financiamiento inequitativo para obras públicas (Garza y Damián, 1991). Esto a su vez, se traduce en una desatención en las demandas y problemáticas sociales: necesidades de suelo, servicios, infraestructuras, abasto, empleo, caos vial, inseguridad, delincuencia, manejo de residuos sólidos, deterioro ambiental, entre otras cuestiones.


Asentamientos irregulares en Bordo de Xochiaca,
y viviendas ubicadas en barrancas del poniente del D.F.
Fuente: Archivo personal del autor.

Los patrones de ocupación territorial en la ZMVM han respondido a condiciones políticas, económicas, sociales, tecnológicas, naturales. Ante la falta de disponibilidad de suelo en el centro de la ciudad, el fenómeno de la conurbación que se da durante 1950, se ha magnificado a escalas inimaginables en nuestros días, al grado de que las instituciones de cada entidad  con la atribución de diseñar planes y programas con miras a lograr una planeación del territorio simplemente se han visto rebasadas ante un incremento desmedido de las actividades económicas diversificadas, demanda de servicios e infraestructuras, mayor centralidad de la gestión política y privada del presupuesto nacional, y un mayor deterioro ambiental ocasionado por una planeación todavía sectorizada y permisiva, misma que requiere el diseño de políticas a escala metropolitanas e incluso megalopolitanas.

Referencias
Garza, Gustavo y Araceli Damián (1991). “Ciudad de México. Etapas de crecimiento,
infraestructura y equipamiento” en Schteingart Martha. (coord.), Espacio y vivienda en la Ciudad de México. COLMEX, México, D.F.
Consejo Nacional de Población, 2010. Delimitación de zonas metropolitanas en línea en ver: http://www.conapo.gob.mx/en/CONAPO/Zonas_metropolitanas_2010


Junio, 2013.

La ciudad del futuro en el cine: ¿posible realidad o ficción? Por Fernando Minaya


Hace algunos meses el crítico de cine Rafael Aviña habló de dos maneras de hacer cine futurista: la primera versa  sobre los escenarios apocalípticos de la humanidad, en donde podemos ver la devastación y destrucción de las ciudades - tal es el caso de películas como Mad Max (1979) de George Miller o The book of Eli (2010) de los hermanos Hughes. Una siguiente refiere a las características de la sociedad dentro de un marco evolutivo, el avance tecnológico –y se agregan las diferentes propuestas y visiones urbano-arquitectónicas. Para fines ilustrativos y más esperanzadores de la construcción de una ciudad, nos referiremos en este ensayo a la parte de las películas que han establecido una propuesta, a partir de nuestra contemporaneidad,  de formas de interpretar el tan ansiado devenir y como viviríamos en él.

La cinta Blade Runner (1982) de Ridley Scott nos acerca a la construcción de edificios de gran altura que evocan la idea de ciudades verticales, generando un ambiente oscuro y poco ordenado en las partes bajas de estas ciudades, dominadas por el consumo masivo y la llegada de robots. Otra película que asombró por las locaciones fue Total Recall (1991) de Paul Verhoeven, aquí se presentó la forma de habitar dos planetas, la Tierra y Marte representados por la arquitectura mexicana de la década de 1970, denominada monumentalista; la intención fue conformar la idea del orden y magnificencia de las corporaciones como formas de gobierno y control social aceptadas, sin embargo, coexiste una subcultura insurrecta que no está de acuerdo con los cánones y vive de manera paralela en zonas deterioradas, oscuras e insalubres.



The Book of Eli. 2010. Alcon Entertainment, Silver Pictures y Warner Bros.


Otra historia basada en los comics fue llevada a la pantalla grande en dos versiones, en ellas refieren a la problemática del crecimiento de las ciudades; Dredd (1995) de Danny Cannon y la reedición de 2012 por Pete Travis nos llevan a la  aventura de conocer a las megaciudades con los problemas de inseguridad que ello representa. En la primera versión hay una ciudad en permanente anarquía y desorden, y por ello la justicia se hará prevalecer, pero afuera de sus muros residen los que han quedado excluidos de estos parámetros: mercenarios, exiliados, sentenciados, entre otros tienen que arreglárselas en una precaria sociedad altamente hostil y violenta. Tal parece que dentro o fuera de las megacities no hay mayor diferencia. En la segunda adaptación, el tema de ciudades a escalas descomunales es el eje central, pero en este caso se concentran en unos edificios de viviendas, y en particular, en uno llamado Peach Trees, donde residen 75 mil habitantes, algo inimaginable para nuestra realidad. La violencia e inseguridad reina en cada uno de los 200 niveles de cada torre, que parecen estar sembradas dentro de una enorme ciudad de 800 millones de habitantes, donde la ciudad antigua, de proporciones horizontales, es el asiento de las estructuras verticales de gran altura .


Dredd. 2012. DNA Films, IM Global y Reliance Big Entertainment

Finalmente, dos cintas, de manufactura reciente, versan sobre el tema de dos ciudades conectadas. Una de ellas es otra versión de Total Recall de 1991, ahora dirigido el remake por Len Wiseman (2012), donde observamos territorios diferentes: uno en el que viven los más afortunados y tienen las mejores comodidades, y el otro donde residen las masas que sirven de mano de obra. Estos sitios, los únicos habitables en la tierra debido a la devastación nuclear eran las regiones de United Federation of Britain y la Colony. Las dos urbes están opuestas en geografía y son conectadas por un transporte que cruza el interior de la tierra, llamado The fall. La última película por estrenarse, Elisyum (2013) de Neill Blomkamp, refiere a dos formas de vida, una donde no existe la enfermedad, la violencia, la inseguridad, todo es un paraíso y está localizada en el espacio, la otra ciudad se ubica en la tierra donde no hay alimentos, la destrucción masiva de las ciudades es una realidad caótica, y donde la supervivencia es cosa de todos los días.


Total Recall. 2012. Columbia Pictures.

Las historias mencionadas contienen elementos repetitivos y elocuentes de un futuro, que por más que nos resistamos a reflexionar sobre él, refiere a los problemas contemporáneos de las ciudades: crecimientos desmedidos de la mancha urbana, redensificación vertical, masificación de los conjuntos habitacionales, todo esto ya ha causado mella en la falta de recursos, servicios insuficientes, perjuicios ambientales, entre muchos más. También las distinciones sociales y económicas polarizan a la sociedad, hasta los límites de separación total y exclusión de las clases vulnerables como en Children of men (2006) de Alfonso Cuarón, o el caso extremo de Wall-E (2008) de Andrew Stanton, la tierra es inhabitable por la contaminación y los pocos humanos sobrevivientes se encuentran en un viaje espacial indefinido.


Elisyum. 2013. Media Rights Capital y Columbia Pictures

La reflexión apuntaría a un viraje de un posible futuro de autodestrucción, a otro que promueva la calidad de vida, a través de mejores diseños arquitectónicos y urbanos, incluyentes, y que permitan un mayor equilibrio entre la dispersión y la redensificación urbana contemporánea.


Junio, 2013