Comentar el
trabajo de un amigo tan cercano en un espacio público y abierto, implica un
reto, más allá de cualquier compromiso por hablar bien del producto, sino de
poder ser objetivo y distante frente, a un libro en este caso, en donde el
lenguaje ya no es el coloquial acostumbrado, sino el construido como
investigador. No obstante, Arquitectura
básica 2, el texto editado por la Universidad Veracruzana del doctor en
Arquitectura y Urbanismo Carlos Caballero Lazzeri, es un testimonio, en
palabras bien armadas y escritas, de mucho de lo que yo le he escuchado en
múltiples conversaciones, de casi 20 años de amistad.
Mauricio
Hernández Bonilla, el prologuista, ya nos advertía que estábamos ante un
segundo trabajo de divulgación, que había iniciado en 2008 con el primer
Arquitectura básica, dedicado a los problemas operativos y funcionales de la
arquitectura. En esta nueva entrega, el objetivo es abordar la composición, sus
procesos y sus productos, de forma integral. A lo largo de 5 capítulos, el
autor desde sus propias palabras, se
centra en el análisis de la manera como la forma y el espacio son aprehendidos
por sus usuarios en un proceso de registro que no es ni estático ni fotográfico
sino suma aditiva de estímulos y experiencia y en el cual, por lo tanto, la
memoria tiene particular importancia.
Sin pretender
desglosar el contenido del libro, apuntaría algunos temas abordados por el
autor, como el papel de la luz en la arquitectura, natural o artificial. Desde
la que provoca un efecto único en el Panteón de Roma o la que se asoma en un
callejón de Chicago, y que hace posible el “espectáculo de la arquitectura”. A
su vez, Caballero resalta los recursos actuales de la iluminación artificial
que están produciendo volúmenes evanescentes, donde por la noche los colores no
corresponden con el de su materia constructiva. Lo bello, no solo como la
manera de componer y ordenar, sino por los recuerdos gratos que despierta en
nuestra memoria, a propósito del componente emocional de la arquitectura. En
ese sentido, igual se resalta el impacto de obras como Santa María de las
Flores o el Congreso de Estados Unidos, por su significado y carga histórica,
pero también la posibilidad de seducción de una arquitectura tradicional, sobre
otras expresiones atrevidas de en las tendencias contemporáneas.
Respecto a los
temas del aprendizaje y el oficio, el autor enfatiza la importancia de un
entorno cultural vivo y desarrollado desde tiempos remotos, como se demuestra,
en el éxito y calidad del diseño italiano, resultado de sus institutos, pero
sobre todo por la influencia del medio. Los viajes, otro factor clave en el
perfil de un arquitecto sobresaliente, porque como Caballero afirma; Ver el mundo con ojos extranjeros amplia
nuestros horizontes y en arquitectura nos regala el placer del recorrido por
obras maestras de todos los tiempos, verdaderas universidades del aprendizaje
de la arquitectura. Se rescata también lo valioso de la enseñanza de los
grandes maestros, como los mismos Le Corbusier, Mies y Gropius que abrevaron
tanto en la oficina de Peter Beherens. Y el arte, como un componente en la
formación de un diseñador, al incorporar una sensibilidad estética además de la
destreza técnica.
Carlos Caballero
se detiene en uno de sus capítulos, para hablarnos de la psicología de la
percepción, Gestalt. Complejo tema que lo lleva desarrollar varios de los
asuntos de la composición arquitectónica, como son los trazos reguladores, las
leyes de organización y configuración, que al final, al sumarse coherentemente,
permitirían lograr una unidad en la obra, desde su función operativa, hasta su
expresión formal. El contraste, otro problema abordado por el autor, opone
vacíos contra llenos, figura y fondo, naturaleza y cultura, contexto libre y
construido, ruptura y continuidad, entre otros, los cuales llevan a enriquecer
un proceso de diseño, de acuerdo a su especificidad. El capítulo final, aborda
aspectos como el movimiento, la tensión y el equilibrio, con ejemplos diversos,
donde los umbrales, el orden, la profundidad y perspectiva, los ejes y
barreras, así como las correcciones ópticas y manipulaciones de la percepción,
ayudan al diseñador novato y profesional, a tener en cuenta recursos de
composición siempre pertinentes.
Arquitectura
básica 2, es un esfuerzo encomiable para hacer presentes los contenidos de la
Teoría de la Arquitectura, poco valorados en la dinámica contemporánea, desde
la formación, hasta la práctica profesional. Texto riquísimo en referencias
textuales y de imágenes, que lo hacen asequible para un público amplio, y ávido
en sustentar ideas que definen una buena arquitectura. Cerraría este comentario
con palabras de Carlos Caballero:
Vivir y sentir la ciudad involucra todos
nuestros sentidos y, dentro de márgenes tolerables, es también placentera la
fatiga de algún ascenso o puede resultar gratificante el hecho de que, en
espacios que se encierran, se despierte en nosotros la curiosidad de saber que
hay más allá. Cierres, umbrales, sorpresas, contrastes, cambios de ritmo;
descubrimientos del caminar y el ver en espacios orquestados para el placer del
andar, el percibir y el descubrir. En ello, dado que como hemos afirmado
importa tanto la realidad física como la captura perceptual, los elementos
materiales están al servicio de las sensaciones y es posible –y deseable- manipularlos
de forma tal que corrijan aspectos ópticos indeseables o provoquen determinados
fenómenos o hasta ilusiones que, sin entrar en conflicto con el cometido
operativo de la arquitectura, den más vida y alegría a la experiencia de esta
disciplina.
Junio, 2013.
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