Arquitectura Mexicana Contemporánea, crítica y reflexiones, un libro de Gustavo López Padilla. Por Alejandro Ochoa Vega



A partir del adjetivo ¡esplendido! utilizado por Carlos González Lobo en el prólogo de este libro de Gustavo López, aparecido en 2008 por la editorial Designio, se me ocurren varios más para celebrar su aparición: oportuno, esperado, polémico, importante para cubrir un hueco historiográfico, ameno, didáctico, revelador, y sencillo pero a la vez complejo, entre otros. Pasaría entonces a explicar y argumentar porque de esos adjetivos, inevitables en la crítica y por lo tanto en la reseña de un libro de alguien que yo consideraría, el crítico de arquitectura periodística más sistemático en México, al colaborar en diversos medios desde hace más de 20 años. Esto es debido a que otros críticos como Manuel Larrosa ya solo escriben de vez en cuando, y otros como Víctor Jiménez, Michel Adrià y Alejandro Hernández Gálvez desde la columna Arquitextos en Reforma, no pasan de los 10 años. En la introducción del libro, Gustavo López establece algunas premisas básicas a nivel conceptual y metodológico. En primera instancia ubica su reflexión dirigida a un público amplio, el mismo que lee un diario y no una revista de arquitectura, básicamente desde los periódicos Excélsior y El Financiero donde el colaboro por varios años. Considera que su actividad implica estar al día y que sus argumentos valorativos sobre arquitectura, siempre pretender ser constructivos, desde ejemplos que tienen algún interés o valen la pena. Después, en cuanto a los principios metodológicos define los siguientes pasos: contacto con la obra y no con el autor, datos básicos, autor y fecha de construcción, visita exhaustiva de la obra, si se puede más de una vez, entrevista a los usuarios, consulta si es posible de los planos arquitectónicos y crítica a partir de las tendencias e influencias de la obra, relación con el contexto urbano, identificación de las cualidades arquitectónicas y trascendencia y repercusión dentro de la arquitectura mexicana contemporánea.

El ejercer la crítica desde un espacio público tiene sus repercusiones, Gustavo López las asume y nos cuenta como desde sus textos ha podido ganar amigos, pero también con otros, conflictos, resentimientos y alejamientos. Y al final, en esta introducción remata afirmando que lo que pretende es contribuir a la reflexión arquitectónica, tan pobre en nuestro país, e incentivar a los jóvenes arquitectos a ser críticos, desde el aula, la profesión o cualquier otro medio. La crítica de la arquitectura mexicana contemporánea es abordada por el autor desde el capítulo 3, con unas líneas de entrada donde explica de lo importante de partir de lo general a lo particular, o lo que es lo mismo, de la arquitectura universal a la local, las referencias de lo que pasa en el mundo como parte intrínseca del análisis. En los textos recopilados, ordenados cronológicamente desde 1989 a 2008 los géneros abordados van desde la vivienda, el trabajo, la recreación, el transporte y los servicios. En cuanto a las generaciones de arquitectos, van desde los consagrados hasta los más jóvenes y no solo los de la capital del país, sino también de otras regiones. Gustavo López nos vuelve a señalar en estas líneas introductorias un marco metodológico y de alcances: los juicios no pretender ser absolutos y definitivos sino a partir de una idea básica, dar a conocer la arquitectura reciente del país a un público más abierto y plural, quienes la hacen y como, además de hacer una primera evaluación de sus resultados.

A través de ejemplos y autores, de problemas y tendencias, de polémicas y coyunturas y hasta de exhortos y denuncias, el autor desglosa una mirada sobre la arquitectura de los últimos 20 años, reconociendo de los maestros su sabiduría y experiencia, pero también sus tropiezos, revelando exponentes más jóvenes con ideas vanguardistas pero de facturas todavía torpes. Clásicos como Mario Pani, Luis Barragán, Augusto H. Álvarez, Pedro Ramírez Vázquez, o Agustín Hernández, Abraham Zabludovsky, Teodoro González de León, Ricardo Legorreta, Carlos Mijares o José Luis Benlliure son referidos a manera de reconocimiento, homenaje y admiración, pero también con un ojo crítico y analítico. Otros nombres de generaciones más jóvenes, como Sánchez Arquitectos, donde el mismo Gustavo López aporta su parte de creador, Enrique Norten, Isaac Broid, Augusto Quijano, Alberto Kalach y Mauricio Rocha entre otros son ubicados como camadas intermedias, que dan pie a una generación aún más joven, como la de Javier Sánchez o Central Arquitectura, que ya despuntan en nuestra arquitectura contemporánea.

En cuanto a las obras, se analizan algunas que son parte de nuestro paisaje cultural, como Ciudad Universitaria, El Museo Nacional de Antropología, el Edificio Aristos, Hotel Camino Real de Ixtapa, el Fondo de Cultura Económica, la Universidad Iberoamericana, hasta las protagonistas de la ciudad de entre siglos, como Arcos Bosques, Torre de Ingenieria en la UNAM y muchas más. De las tendencias, Gustavo López habla de aprovechar la posmodernidad, en aquel momento de inicio de la última década del siglo XX, como una oportunidad para la búsqueda de nuevos caminos después del Movimiento Moderno. Por esas mismas fechas ubica los rumbos de la polémica en tres tendencias que él identifica, la que parte de Luis Barragan, otra desde Teodoro González y Abraham Zabludovsky y finalmente la que se basa en la obra de Agustín Hernández. No obstante, ubica otros dos grupos, la de él y Sánchez Arquitectos, Carlos Mijares, Juan José Díaz Infante y Grupo Diseño Urbano, con trayectorias diversas y además a los más jóvenes ligados a las tendencias internacionales, como el High Tech.

Al final, un libro obligado para entender la contemporaneidad arquitectura mexicana, previo a otro libro del autor recién publicado, que abordaremos próximamente.

Julio, 2011

1 comentario:

  1. sin duda uno de los grandes libros de arquitectura mexicana contemporánea

    ResponderEliminar