CHOPO, 2.5. Por Alejandro Ochoa Vega



En mayo de 2010, al inaugurarse el nuevo Museo del Chopo, después de una intervención del arquitecto Enrique Norten, escribimos un ensayo crítico en este mismo espacio. De aquel momento a la fecha han pasado dos años y medio y cabrían unas reflexiones a distancia, con la idea de evaluar someramente el impacto del proyecto de Norten. En su momento, la prensa recogió diversas manifestaciones en contra de la intervención al inmueble, traído de Alemania en 1903 y armado en la entonces calle de Chopo, en la colonia Santa María la Ribera. Entre ellas, la del mismo ICOMOS México, que elaboró un dictamen técnico donde argumentó los daños, sobre todo de carácter espacial, al recinto original. Incluso agregó sobre una carta al rector de la UNAM, Dr. José Narro, donde exigían se revirtieran esos daños, sin embargo no habían tenido respuesta.

Ya en las notas que retomaban entrevistas realizadas en o después de la inauguración, tanto la directora del museo, como el mismo rector, minimizaron cualquier manifestación crítica y justificaron los alcances e impacto del proyecto de Norten, además de escudarse en la aprobación del INBA. El mismo arquitecto, en entrevista se declaraba abierto a las críticas y lamentaba la museografía de las exposiciones de reapertura, por haberse encimado a la estructura original, cuando el acuerdo era haberlas dejado respirar, situación en la que coincidimos, porque incluso, otras muestras posteriores, han seguido montándose sobre la vieja trama de acero. Por esas fechas, en su recién abierto blog, navegándolaarquitectura.wordpress.com, el crítico Gustavo López Padilla cuestiono a su vez diversos problemas causados al edificio después de la intervención de Norten. Misma posición y con más elementos críticos, que agregaría Juan Carlos Cano, en un excelente texto publicado en Letras Libres en septiembre de 2010.

En abril de 2012, al aparecer el libro, El Chopo, año por año, 1975-2010, Alma Rosa Jiménez, directora de museo comentaba que en dicha publicación no se recogió la polémica suscitada por la intervención al inmueble, por no ser ese el objetivo. Sin conocer al momento dicho texto, seguramente ahí se registra una historia del museo muy rica, cuando era una opción para las manifestaciones artísticas de vanguardia y “subterráneas”, donde diversos grupos “alternativos” pudieron expresarse. Sede ya por muchos años de la Semana Cultural Gay, origen del célebre “Tianguis del Chopo”, aunque no dentro de sus muros sino en las calles próximas, y recinto cultural por excelencia para una población popular del centro y norte de la ciudad. Eso fue el Chopo, después de que la UNAM lo intervino a principios de los años setenta, al quedar abandonado cuando dejo de ser Museo de Historia Natural, (1913-1963).

Efectivamente, como asentaron López Padilla y Cano, el recinto ya requería una adecuación para poder recibir en optimas condiciones la obra artística, además de tener las características convenientes para todas sus actividades, en las salas de exposición, cine y foro de artes escénicas. Todo eso ya lo tiene, sin embargo, la prepotencia del arquitecto Norten, de usar el viejo recinto, ejemplo único en la ciudad (además del Kiosko Morisco ubicado en la misma colonia) de arquitectura industrial con rasgos art nouveau, solo como un contenedor para introducir un nuevo edificio, es francamente inaceptable. Los jardines posteriores, en principio para uso de exposición de obra plástica al aire libre, son ahora espacios abandonados, con evidente muestra de la falta de bodegas, y qué decir del “chipotito” agregado en plena fachada principal, junto a la taquilla, con un uso hasta ahora indeterminado. En fin, sin poder extenderse más, parecería que las autoridades del museo están muy contentas con su nuevo recinto, pero cabe preguntarse, ¿esas comunidades alternativas piensan lo mismo?, ¿la UNAM y en particular Felipe Leal no pudieron considerar realizar un concurso de arquitectos de la institución o egresados de la misma, en lugar de asignárselo a alguien que ya se sabía que haría algo como lo que resulto ser?. El nuevo Chopo ya está ahí, en funciones, el viejo Chopo, habrá que rastrearlo en archivos históricos, o en la memoria colectiva.

Noviembre, 2012

Arquitectura Mexicana Contemporánea, crítica y reflexiones, un libro de Gustavo López Padilla. Por Alejandro Ochoa Vega



A partir del adjetivo ¡esplendido! utilizado por Carlos González Lobo en el prólogo de este libro de Gustavo López, aparecido en 2008 por la editorial Designio, se me ocurren varios más para celebrar su aparición: oportuno, esperado, polémico, importante para cubrir un hueco historiográfico, ameno, didáctico, revelador, y sencillo pero a la vez complejo, entre otros. Pasaría entonces a explicar y argumentar porque de esos adjetivos, inevitables en la crítica y por lo tanto en la reseña de un libro de alguien que yo consideraría, el crítico de arquitectura periodística más sistemático en México, al colaborar en diversos medios desde hace más de 20 años. Esto es debido a que otros críticos como Manuel Larrosa ya solo escriben de vez en cuando, y otros como Víctor Jiménez, Michel Adrià y Alejandro Hernández Gálvez desde la columna Arquitextos en Reforma, no pasan de los 10 años. En la introducción del libro, Gustavo López establece algunas premisas básicas a nivel conceptual y metodológico. En primera instancia ubica su reflexión dirigida a un público amplio, el mismo que lee un diario y no una revista de arquitectura, básicamente desde los periódicos Excélsior y El Financiero donde el colaboro por varios años. Considera que su actividad implica estar al día y que sus argumentos valorativos sobre arquitectura, siempre pretender ser constructivos, desde ejemplos que tienen algún interés o valen la pena. Después, en cuanto a los principios metodológicos define los siguientes pasos: contacto con la obra y no con el autor, datos básicos, autor y fecha de construcción, visita exhaustiva de la obra, si se puede más de una vez, entrevista a los usuarios, consulta si es posible de los planos arquitectónicos y crítica a partir de las tendencias e influencias de la obra, relación con el contexto urbano, identificación de las cualidades arquitectónicas y trascendencia y repercusión dentro de la arquitectura mexicana contemporánea.

El ejercer la crítica desde un espacio público tiene sus repercusiones, Gustavo López las asume y nos cuenta como desde sus textos ha podido ganar amigos, pero también con otros, conflictos, resentimientos y alejamientos. Y al final, en esta introducción remata afirmando que lo que pretende es contribuir a la reflexión arquitectónica, tan pobre en nuestro país, e incentivar a los jóvenes arquitectos a ser críticos, desde el aula, la profesión o cualquier otro medio. La crítica de la arquitectura mexicana contemporánea es abordada por el autor desde el capítulo 3, con unas líneas de entrada donde explica de lo importante de partir de lo general a lo particular, o lo que es lo mismo, de la arquitectura universal a la local, las referencias de lo que pasa en el mundo como parte intrínseca del análisis. En los textos recopilados, ordenados cronológicamente desde 1989 a 2008 los géneros abordados van desde la vivienda, el trabajo, la recreación, el transporte y los servicios. En cuanto a las generaciones de arquitectos, van desde los consagrados hasta los más jóvenes y no solo los de la capital del país, sino también de otras regiones. Gustavo López nos vuelve a señalar en estas líneas introductorias un marco metodológico y de alcances: los juicios no pretender ser absolutos y definitivos sino a partir de una idea básica, dar a conocer la arquitectura reciente del país a un público más abierto y plural, quienes la hacen y como, además de hacer una primera evaluación de sus resultados.

A través de ejemplos y autores, de problemas y tendencias, de polémicas y coyunturas y hasta de exhortos y denuncias, el autor desglosa una mirada sobre la arquitectura de los últimos 20 años, reconociendo de los maestros su sabiduría y experiencia, pero también sus tropiezos, revelando exponentes más jóvenes con ideas vanguardistas pero de facturas todavía torpes. Clásicos como Mario Pani, Luis Barragán, Augusto H. Álvarez, Pedro Ramírez Vázquez, o Agustín Hernández, Abraham Zabludovsky, Teodoro González de León, Ricardo Legorreta, Carlos Mijares o José Luis Benlliure son referidos a manera de reconocimiento, homenaje y admiración, pero también con un ojo crítico y analítico. Otros nombres de generaciones más jóvenes, como Sánchez Arquitectos, donde el mismo Gustavo López aporta su parte de creador, Enrique Norten, Isaac Broid, Augusto Quijano, Alberto Kalach y Mauricio Rocha entre otros son ubicados como camadas intermedias, que dan pie a una generación aún más joven, como la de Javier Sánchez o Central Arquitectura, que ya despuntan en nuestra arquitectura contemporánea.

En cuanto a las obras, se analizan algunas que son parte de nuestro paisaje cultural, como Ciudad Universitaria, El Museo Nacional de Antropología, el Edificio Aristos, Hotel Camino Real de Ixtapa, el Fondo de Cultura Económica, la Universidad Iberoamericana, hasta las protagonistas de la ciudad de entre siglos, como Arcos Bosques, Torre de Ingenieria en la UNAM y muchas más. De las tendencias, Gustavo López habla de aprovechar la posmodernidad, en aquel momento de inicio de la última década del siglo XX, como una oportunidad para la búsqueda de nuevos caminos después del Movimiento Moderno. Por esas mismas fechas ubica los rumbos de la polémica en tres tendencias que él identifica, la que parte de Luis Barragan, otra desde Teodoro González y Abraham Zabludovsky y finalmente la que se basa en la obra de Agustín Hernández. No obstante, ubica otros dos grupos, la de él y Sánchez Arquitectos, Carlos Mijares, Juan José Díaz Infante y Grupo Diseño Urbano, con trayectorias diversas y además a los más jóvenes ligados a las tendencias internacionales, como el High Tech.

Al final, un libro obligado para entender la contemporaneidad arquitectura mexicana, previo a otro libro del autor recién publicado, que abordaremos próximamente.

Julio, 2011

Architectures. Por Fernando Minaya




A principios de año el canal de televisión de paga Film & Arts programó la serie Architectures,  compuesta por cinco temporadas; cada una de seis episodios (excepto la 2 con 5). La producción establece en cada capítulo un edificio emblemático, entre los siglos XIX y XX principalmente. Producción francesa realizada entre 1995 y 2001 con el patrocinio de Les Films d'Ici; Centro Pompidou; el Ministério de Cultura; Dirección de Arquitectura y Patrimonio; el Museo de Orsay; y la Fundación Sasakawa, y con la dirección de los cineastas Richard Copans y Stan Neumann.

La estructura de los capítulos inicia con la presentación del edificio y su origen, así como una breve introducción sobre la idea de diseño del arquitecto. Posteriormente, analizan las partes espaciales y estructurales que componen al edificio, a través de recorridos en video y maquetas virtuales. Ello acompañado de la voz del narrador que ofrece una descripción arquitectónica concisa de las virtudes del proyecto, durante los 26 minutos de duración de cada entrega.

Las obras que podemos encontrar son variadas en tipología y envergadura, y se ubican principalmente en el continente europeo.  Architectures  presenta la Bauhaus de Walter Gropius; la Facultad de Arquitectura en Oporto de Álvaro Siza; el conjunto de casas Nemausus 1 de Jean Nouvel; el Centro Georges Pompidou de Richard Rogers y Renzo Piano; la Caja de Ahorros en Viena de Otto Wagner; el edificio Johnson de Frank Lloyd Wright; la estación Lyon Satolas TGV  de Santiago Calatrava; los baños termales de Peter Zumthor El Spa de Vals-les-Bains, diseñada por Peter Zumthor, redefine el concepto de baño público, una puesta en escena de agua en todos sus aspectos.Más en nuestro blog:; el Museo Judío en Berlín de Daniel Libeskind; el Convento de La Tourette de Le Courbusier; el Auditorium Building en Chicago de Louis Harris Sullivan; el Centro Municipal de Säynätsalo de Alvaar Alto; el Museo Guggenheim  en Bilbao de Frank Gehry; y la Biblioteca Multimedia en Sendai de Toyo Ito; entre otras obras y arquitectos de gran relevancia.

Los grandes ausentes han sido el continente de Oceanía y toda América, salvo Estados Unidos; así mismo la extinta Unión Soviética. No obstante de algunas omisiones importantes en cuanto a arquitectura universal de los dos últimos siglos, la recopilación documental y descripción arquitectónica es rescatable; y en ello radica la importancia de producir programas con calidad, que aborden temas poco atendidos por los medios visuales, como lo es la arquitectura. La serie resalta sus aportes hacia la ciudad y cultura universal, así como su impacto social.

Finalmente, la serie se editó en 5 dvd’s, pero solo está disponible en algunas tiendas en línea como e-bay o Amazon. Actualmente (2012), la televisora de tv pública Canal 22  re-transmite este material de gran manufactura, sobre la arquitectura universal de indudable calidad.

Julio, 2011

El Centro SCOP en el olvido. Por Dulce Ma. García




El edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas proyectado por los arquitectos Carlos Lazo, Raúl Cacho y Augusto Pérez Palacios, con murales en mosaico de piedra de Juan O´Gorman, Zúñiga, José Chávez Morado y escultura de Rodrigo Arenas Betancourt, se inauguró en 1954.

En el mismo periodo de realización de la obra, el arquitecto Carlos Lazo fue Secretario de Comunicaciones y Obras públicas (1953-1955) en el Periodo presidencial de Adolfo Ruiz Cortines y previamente gerente del proyecto de Ciudad Universitaria de 1950 a 1952. Como podemos darnos cuenta se mantuvo simultáneamente como funcionario público y arquitecto-empresario.

El centro SCOP es un digno ejemplo de la corriente arquitectónica conocida como “integración plástica” en la que se conjuntaban el trabajo de arquitectos, escultores y pintores en un concepto de integrar las tres artes desde la etapa preliminar al proyecto o anteproyecto para evitar que la escultura y los murales se vieran como mera ornamentación o como añadidos posteriores.

Algunos edificios construidos bajo estos preceptos son: la fábrica Chrysler (1952); los laboratorios CIBA (1954); la biblioteca central de la UNAM y la Unidad Independencia entre otros.

Lamentablemente el conjunto SCOP ha sufrido distintas afectaciones, la primera en 1968 fue la construcción de la torre de telecomunicaciones de 17 pisos que ocupó gran parte de la explanada de generosas dimensiones.

Posteriormente el conjunto fue severamente dañado en los sismos de 1985, y quizás debido a esta situación ha sido ignorado en al menos dos de las más recientes guías de arquitectura: la guía arquitectura contemporánea de Louise Noelle y Carlos Tejeda y la guía de arquitectura, ciudad de México de la Junta de Andalucía (1993 y 1999 respectivamente).

Aunque por otro lado, en el año 2004 fue motivo de reconocimiento por el 50 aniversario, con una estampilla postal y hoja recuerdo, en la que se destacan principalmente a los muralistas Francisco Zúñiga y José Chávez Morado, y como es común en las estampillas que muestran arquitectura se omite el nombre de los arquitectos. Todo parece indicar que en esta obra de integración plástica se reconoce más la obra plástica que la arquitectura y sus autores.


Julio, 2011