LAS COMUNIDAES ORIGINARIAS FRENTE A LOS MEGAPROYECTOS.
Pavel Avila Lozada*
En la planeación de
megaproyectos, se contempla a las comunidades como “Stakeholders” o
involucrados, a quienes se deberá remediar las afectaciones en su territorio.
Existe un área de oportunidad para mejorar el resultado de los proyectos, si desde
etapas tempranas de la planeación se contempla a las comunidades: originarias,
agrarias, rurales e indígenas del país. Con la premisa y el objetivo de que estas
sean beneficiadas de manera directa. El derecho de los pueblos indígenas al
territorio, está consagrado en el artículo 27 constitucional. Respetarlo
permitirá hacer uso eficiente de tiempo y dinero, al evitar demoras ocasionadas
por conflictos por derecho de vía. Tomar en cuenta la cosmovisión de las
comunidades, también es un avance para la conservación ambiental del
territorio.
En el país están abiertos
varios litigios: juicios de nulidad o amparos, promovidos por comunidades
originarias en contra de proyectos y megaproyectos del gobierno. De acuerdo con
reportes periodísticos, hasta el año 2020 continuaban abiertos conflictos por
el derecho de vía, de las comunidades de Santa María Asunción Tepexoyuca y San
Jerónimo Acazulco, en el Estado de México contra el Tren México-Toluca. Los
municipios oaxaqueños de Asunción Ixtaltepec, así como las poblaciones de San
Martín y Nuevo Morelos, Veracruz, mantienen conflictos en contra de la
construcción de la vía Transístmica y del Tren Interoceánico.
La preocupación legítima
de las comunidades, está basada en experiencias previas, se ha demostrado que
son pocos los beneficios locales que traen consigo los megaproyectos, para las
comunidades representan el despojo de su territorio. La masificación del
turismo y la gentrificación trae consigo la pérdida de biodiversidad y la
pérdida del territorio. Existe el mito de que las comunidades agrarias, rurales
e indígenas necesitan que se les lleve el progreso. En la mayoría de las ocasiones
se impone la idea de crecimiento sin tomar en cuenta la cosmovisión y necesidad
de los habitantes. En el mejor de los casos se les ve como una oportunidad para
abrir nuevos de mercados de consumo. Para las comunidades, la idea de progreso
o éxito no está necesariamente ligada a la capacidad de consumo. En muchas de
ellas se prefiere conservar su territorio, costumbres y formas de vida.
Los megaproyectos tienen
una lógica regional, nacional o internacional y responden a intereses políticos
y económicos. En los objetivos de los proyectos no están priorizadas las
necesidades de las comunidades. A estas se les trata como involucrados
afectados, a quienes se les remediaran los daños. Esta aparente diferencia entre
lo global y lo local, pueden encontrar una ruta de conciliación bajo el
principio Hologramático. De acuerdo con Edgar
Morin; las partes constituyen un todo, pero al mismo tiempo el todo está
potencialmente en cada una de las partes, además estas podrían regenerar el
todo. El diálogo e intercambio de ideas entre lo local y lo global permiten
impactar de manera positiva a los proyectos en su conjunto. Tomar en cuenta la
cosmovisión de las comunidades es también una alternativa para mitigar el impacto
ambiental, pues son los habitantes quienes más conocen su territorio. Contemplar beneficios a las comunidades desde
la etapa de “Inicio” y plantear como objetivos que respondan a las necesidades
e inquietudes de las comunidades, debe acompañar la planeación de los
megaproyectos. Estos se deben dejar de imponer a través de la violencia o la
coerción.
La gerencia de proyectos
es necesaria para la buena realización de un proyecto o megaproyecto de
infraestructura. El objetivo de la gerencia es hacer una planeación holística
del proyecto. Desde esta perspectiva las
etapas se dividen en: Inicio, Planeación, Ejecución, Control y Cierre. También
es responsabilidad de la gerencia, plantear los alcances del proyecto: costo,
tiempo y calidad. Incluir a las comunidades originarias a la etapa de inicio y como
beneficiarias directas, contribuirá a evitar demoras y sobrecosto debido a
problemas legales.
Existen áreas de
oportunidad para hacer partícipes a las comunidades originarias de los
beneficios directos de los megaproyectos.
Si bien los fideicomisos públicos se han extinguido, existe la
posibilidad de crear fideicomisas privados, donde los poseedores de la tierra
participen como fideicomitentes. Como beneficiarios directos en las utilidades
de los proyectos, se requiere brindar asesoría técnica para que las comunidades
tomen mejores decisiones, con información clara y oportuna, y que permita su
participación de manera más consciente. También es necesario que el Estado
brinde esa capacitación, y en su caso financiamiento, para que las comunidades puedan
conservar su territorio.
*Estudiante de la Maestría en Ciencias y Artes
para el Diseño. CyAD-Xochimilco
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