Aldo Alberto Ordaz Salas*
“Un
edificio tiene dos vidas: La que imagina su creador y la que tiene. Y no
siempre son iguales”
Rem
Koolhaas
Inmersos en el contexto
pandémico mundial y adaptados a la educación en línea sustentada por el Proyecto
Emergente de Enseñanza Remota (PEER), los alumnos de la Licenciatura en Arquitectura
de la UAM Xochimilco llevamos casi un año desarrollando proyectos que han
puesto a prueba nuestra capacidad de adquirir conocimientos y ponerlos en
práctica. Bajo esta premisa, nos gustaría compartir una semblanza del trabajo
que realizamos colectivamente los integrantes del grupo AJ51A que cursamos el Módulo
X: Desarrollo de Espacios Arquitectónicos I durante el trimestre 20-O y en donde
nuestra área de concentración estuvo enfocada a la restauración y reutilización
de inmuebles históricos patrimoniales. Bajo la supervisión de la Maestra en Urbanismo
Alejandra Morales Canales, profesora titular del grupo, el Maestro. Noé
Espinoza Valdez, docente del área tecnológica, y el apoyo de los arquitectos
Francisco Santoveña y Francisco Román Román, titular y personal del INAH
Guerrero respectivamente, se desarrolló la propuesta de restauración de un edificio
del siglo XVIII, al que identificamos como Casa Borda, ubicado dentro del
poblado de Tehuilotepec, municipio de Taxco de Alarcón.
De entrada, es importante
hacer un breve recuento del contexto histórico que acompaño a la fundación del
inmueble, y que sustenta nuestra investigación. Después de la caída de
Tenochtitlán, la expansión del virreinato de la Nueva España fue inminente, lo
que se vio reflejado en expediciones a lo largo del territorio donde se establecieron
numerosas ciudades que cumplían diversos objetivos ya fuesen militares, navales
o económicos, tal como es el caso de Taxco de Alarcón, ciudad la cual se
encontraba administrada bajo la jurisdicción de Nueva Galicia alrededor de 1527.
Según la etimología, el nombre de Taxco proviene del vocablo náhuatl tlachtlico,
que se puede interpretar como lugar de juego de pelota. Al momento de la
llegada de los españoles a esta zona, ya habitaban numerosas tribus como los
chontales, matlatzincas, cuitlatecos, tepoztecos, yopes, tlapanecos, mixtecos y
tarascos que se encontraban a su vez adscritos al sistema tributario mexica; el
cual recibía atribuciones de metales como el oro y la plata que abundaban dentro
del territorio y que los conquistadores supieron aprovechar una vez descubiertas
tales riquezas, estableciendo así comunidades mineras de manera inmediata a su
llegada.
Con el pasar de los siglos
Taxco de Alarcón se convirtió en uno de los mayores exportadores de plata a
nivel mundial, lo que se vio reflejado en una fama que atrajo la inversión y migración
de extranjeros y peninsulares que buscaban generar riqueza y reconocimiento por
parte de la corona. Tal fue el caso de Francisco de la Borda, quien a partir de
su establecimiento y posterior prosperidad económica fue que construyo hitos
arquitectónicos como la Parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, además de
favorecer la infraestructura de la ciudad con la introducción de acueductos,
caminos y puentes.
Ante tales mejoras y con el
descubrimiento de nuevas zonas mineras a la redonda, la vieja ciudad de Taxco
comenzó a descentralizarse con la creación de diversos poblados, uno de ellos
llamado Tehuilotepec. El origen de este nombre todavía se debate; hay quienes
aseguran que proviene del término minero náhuatl tehuilote y hay quienes
se referencian directamente a la etimología, la cual divide el nombre en tres
vocablos: tet’l (piedra) huilot’l (cristal) y tepet’l
(cerro) lo cual podríamos interpretar como cerro de piedra de cristal.
Tehuilotepec fue fundada por Francisco de la Borda, quien a su vez invito y
heredo sus bienes a su hermano menor José de la Borda, el cual una vez
instalado en 1742 puso en marcha las minas de San Ignacio, La Lajuela, El
Coyote y Cerro Perdido. Para trabajar y vivir de la mejor manera posible, José
de la Borda utilizó los dotes que le había proporcionado la corona española
antes de partir de Europa para así construir la iglesia de San Antonio de Padua
y la casa que fue objeto de estudio para este trabajo académico.
Por varias décadas, la construcción
estuvo en propiedad de la familia Borda, hasta que finalmente cayó en el
abandono durante el transcurso del siglo XIX. En 1991 el gobierno de Tehuilotepec
realizó una primera intervención en el inmueble, convirtiéndolo así en un museo
dedicado a la historia minera de la localidad, sin embargo, Casa Borda volvió a
caer en el abandono poco tiempo después.
Para el desarrollo de
nuestro proyecto resultaba conveniente visitar la zona con el fin de realizar el
levantamiento fotográfico y arquitectónico del inmueble. Considerando la
situación actual, solo un pequeño contingente acudió en representación del
grupo para la recolección de todos los datos necesarios, procurando llevar a
cabo todas las medidas preventivas de contagio y siempre con el apoyo y
asesoramiento del Mtro. Espinoza y el Arq. Santoveña, especialista en el tema y
jefe del INAH Guerrero. Posteriormente y ya con la información necesaria, la Maestra
Morales por medio de las sesiones virtuales determino cuales eran los objetivos
por cubrir y se repartieron en ocho equipos de manera equitativa, para entregar
un proyecto con sustento teórico, tecnológico y arquitectónico basándonos en la
Ley Federal Sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
En primer lugar, se nos solicitó generar
el levantamiento de fábricas, que consistió básicamente en la
recopilación de los elementos originales que constituyen el inmueble al día de
hoy. Arquitectónicamente, se pudo observar que la casa está conformada por cinco
salones, un andador principal, otro secundario, además de un sótano y un balcón
que brinda una panorámica especial de la sierra guerrerense. Por el contexto
histórico de la edificación, los elementos predominantes que se lograron
identificar fueron los materiales pétreos, maderas, puzolanas, aglutinantes,
morteros, pinturas a base de cal y elementos de barro recocido.
Con respecto a la
cimentación, la roca mayormente utilizada fue el teyolote, posiblemente
extraído de un banco de piedras llamado La Quebradora localizado dentro del
municipio. En cuanto a los apoyos verticales, estos son columnas dóricas de
mampostería de toba volcánica labrada con diámetro de 0.45 m, asentamientos de
cal arena y acabados a hueso entre las uniones con la mampostería. Por su
parte, las balaustradas localizadas en el primer nivel y que funcionan como
pretil están hechas de ladrillo rojo de barro recocido. Los entrepisos son a
base de vigas de madera de encino apoyadas sobre vigas de arrastre con tabique
de barro rojo recocido sobrepuestos, colocados a canto y terrados a nivel con
espesores de hasta 0.50 m y aplanados mecánicamente a pisón. En tanto a los pisos, estos son de terrado a
nivel con espesores de hasta 0.50 m y en el caso de la planta baja se
encontraron cuarterones de barro rojo recocido asentados con mortero cal-arena.
La azotea por su parte cuenta con pretiles de 0.70 m de altura, compuestos a
base de tabique rojo recocido. Las fachada principal y trasera cuentan con una
serie de gárgolas de albañal gris para desagüe y dos tipos de arcadas de medio
punto de mampostería labrada rosa que enmarcan los claros del conjunto y que se
diferencian únicamente por el tipo de acabado que las acompaña.
La segunda etapa del
proyecto consistió en hacer un diagnóstico de los daños observables en cada
elemento arquitectónico, a lo cual se le denomino levantamiento de
deterioros. En primer lugar, la cimentación evidenciaba hundimientos
diferenciales, erosiones en las juntas constructivas y una abundante presencia
de flora y fauna nociva además de grandes secciones de salitre debido a la
alcalinidad del subsuelo. Las columnas presentaban humedades en toda su estructura,
pero con una mayor acumulación en las bases, además de piezas faltantes sobre
todo en las cornisas superiores. Por su parte las pilastras presentaban
humedades en la base y la mampostería exponía despostillamientos en ambos
extremos de las cornisas. Durante el diagnostico se observó lo mismo en las
balaustradas además de que existía una pérdida de las piezas de ladrillo
superiores. Debido al colapso de una sección de la techumbre en el salón 4 pudimos
observar con claridad la presencia de humedad y salitre en las capilaridades de
los elementos, además de fisuras y grietas en entrepisos y cubiertas originadas
posiblemente por una errónea instalación eléctrica. Finalmente, las maderas presentaban
evidentes deterioros propios de la exposición, como el salitre, fisuras y
desprendimientos.
La última etapa del proyecto
llamada propuesta de restauración consistió en generar una serie de
planos, acompañados de fichas técnicas y un análisis de precios unitarios que marcan
la pauta a seguir para la intervención exitosa y posterior puesta en valor del
inmueble.
Con respecto a los trabajos
preliminares y de retiro, se sugirió una limpieza general, la realización de
calas exploratorias por la cuestión de los hundimientos observados previamente
además de la protección de los elementos arquitectónicos a preservar que se
encontraban en buen estado.
En segundo lugar, se consideró
un estrato dedicado a los desmontajes y liberaciones. En lo que concierne a la
cimentación, se propusieron excavaciones por medios manuales y en algunos casos
a rotopercusión. Por otro lado, en materia de aglutinantes, se sugirió el
retiro de las secciones sueltas o dañadas por fisuras o grietas al igual que en
columnas, pilastras y balaustradas, además del retiro de piezas de cantera dañadas
y aplanados de cal arena en condiciones desfavorables. Con relación a los
elementos de barro se consideró necesario su retiro y reposición ya que no
significaban elementos originales del inmueble. Las vigas de madera en varias
secciones también presentaban daños graves debido a la presencia de parásitos
que a su vez dañaron a los elementos de manera irreversible por lo que se tuvo
que proponer la restitución de las piezas en mal estado. Se propuso que los
pisos de porcelanato fueran recuperados en obra y que las herrerías fueran
retiradas para su restauración en lo que concierne a puertas, marcos y
protecciones. Lo mismo se sugirió para carpinterías.
Posteriormente el apartado de limpieza señaló en tanto a la cimentación el lavado de zonas afectadas con jabón neutro además de la aplicación de herbicidas e insecticidas. Lo mismo se sugirió para columnas, pilastras, balaustradas y elementos de barro. Para la cuestión de las arcadas se recomendó un lavado mixto: primero en seco y después en húmedo al igual que los elementos previos además de su apuntalamiento respectivo.
Entrando de lleno a la sección
de restauración, para la cimentación se indicó la reposición de las juntas
constructivas que se encuentran sueltas, faltantes o en estado de deterioro. Para
los elementos verticales se recomendó su recubrimiento además de la restitución
de las piezas faltantes en cornisas, no sin antes haber realizado un relleno en
las fisuras y grietas de los elementos que no se pudiesen retirar. En lo que
respecta a los elementos de barro, se sugirió el apuntalamiento de entrepisos y
vigas, la aplicación de fungicidas, selladores, realizar un control de calidad
en ladrillos y cuarterones, además de la restitución de pisos de piedra y
porcelanatos. Por otro lado, las arcadas requieren la aplicación de repelentes
y tratamientos anti musgo además de la inyección de lechadas con mezcla de cal
y arena con una leve proporción de cemento como aditivo en fisuras y grietas y en
algunos repellados. La herrería demanda la colocación de soldaduras tipo E6013
en la mayoría de sus elementos y para los exteriores se sugirió la colocación
de tepetate además del rediseño de guarniciones de concreto hidráulico para una
nueva imagen del paisajismo acompañada de la inserción de diversas especies
endémicas.
Por último, los acabados
recomendados fueron los aplanados y la aplicación de pintura a la cal en los
elementos a los que se les debía de restituir. Por el lado de las herrerías, se
recomendó la aplicación de pinturas de esmalte alquídalico anticorrosivo y con
respecto a las carpinterías se sugirió la aplicación de barnices de poliuretano
en puertas, dinteles y ventanas.
Una vez concluidas las
partidas y el análisis de precios unitarios, el precio total de la propuesta dio
como resultado $2,029,427.95 MXN. Este presupuesto, junto con el juego de
planos, fichas, modelos y propuestas de instalaciones eléctricas, hidráulicas y
sanitarias fueron entregados al personal del INAH y esperamos poderlo hacer
manera inmediata a las autoridades de Tehuilotepec una vez normalizada la
situación sanitaria.
El proyecto de Casa Borda fue
sin duda un gran reto. Por un lado, la contingencia actual limito ciertos
aspectos, más no impidió que se realizaran bajo una seriedad y compromiso absoluto
por parte del grupo. Al ser alumnos del ultimo bloque de la licenciatura y el
ser introducidos en un nuevo campo de estudio como lo es la restauración, se requirió
por parte de nosotros una inversión de tiempo considerable para comprender las
nuevas teorías y conceptos además de desarrollar la investigación normativa,
histórica y técnica que logró sustentar nuestra tesina. Como consecuencia, esto
ha activado en la mayoría del grupo un interés particular por el resguardo
patrimonial.
Como si hubiese sido una
revelación, nos hemos dado cuenta de la importancia de preservar el valor cultural,
histórico y arquitectónico de nuestro país y sus ciudades. Cuando nos referimos
a ello, siempre está presente el propósito de poner en práctica los
conocimientos y valores que nuestra Universidad Autónoma Metropolitana nos ha inculcado
a través de su enfoque y carácter social.
Podemos concluir que para
nosotros la restauración se trata de rescatar lo que los años han consumido. Porque
el tiempo no debe ser factor de olvido; siempre podemos materializar nuevos
propósitos y posibilidades a través de la arquitectura, siguiendo un paralelismo
con el lema que el Dr. Miguel León Portilla creo en 1974 para nuestra casa de
estudios: In Calli Ixcahuicopa (Casa Abierta Al Tiempo).
Grupo AJ51A
Aguilar García Humberto Felipe
Fragoso Palma Ricardo Alfonso
Galicia Arrieta Angelica Jhoselin
García Ramírez Gabriela
García Silva Perla
Garrido Munguía Valeria
Hernández Hernández Kathia Jazmín
Hernández Suárez Nestor Eduardo
Lara Mancilla Yahir de Jesús
Martínez Rosey Eunice X.
Mejía Apanco Luis Alberto
Mier González Álvaro Javier
Ordaz Salas Aldo Alberto
Palomino López Uriel
Parra Hernández Ricardo
Ramírez Martínez Alfredo Eduardo
Ruiz Boijseauneau Diego
Sánchez Arriaga Fidel
Sánchez De la Cruz Jessica
Sánchez Torrez Irving
Santana Torres Alejandro.
Segundo Medina Flor Elizabeth
Tacuba Álvarez Pablo T.
Torres de la Rosa Jorge Daniel
Torres Rivera Erick
Vargas Herrera Raúl Einar Yamil