Casa Borda: Reseña de un proyecto de restauración.

 

Aldo Alberto Ordaz Salas*                          

“Un edificio tiene dos vidas: La que imagina su creador y la que tiene. Y no siempre son iguales”

Rem Koolhaas


“Casa Borda”
Fuente: Elaboración propia. Fecha: 26/09/2020

 

Inmersos en el contexto pandémico mundial y adaptados a la educación en línea sustentada por el Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER), los alumnos de la Licenciatura en Arquitectura de la UAM Xochimilco llevamos casi un año desarrollando proyectos que han puesto a prueba nuestra capacidad de adquirir conocimientos y ponerlos en práctica. Bajo esta premisa, nos gustaría compartir una semblanza del trabajo que realizamos colectivamente los integrantes del grupo AJ51A que cursamos el Módulo X: Desarrollo de Espacios Arquitectónicos I durante el trimestre 20-O y en donde nuestra área de concentración estuvo enfocada a la restauración y reutilización de inmuebles históricos patrimoniales. Bajo la supervisión de la Maestra en Urbanismo Alejandra Morales Canales, profesora titular del grupo, el Maestro. Noé Espinoza Valdez, docente del área tecnológica, y el apoyo de los arquitectos Francisco Santoveña y Francisco Román Román, titular y personal del INAH Guerrero respectivamente, se desarrolló la propuesta de restauración de un edificio del siglo XVIII, al que identificamos como Casa Borda, ubicado dentro del poblado de Tehuilotepec, municipio de Taxco de Alarcón.

De entrada, es importante hacer un breve recuento del contexto histórico que acompaño a la fundación del inmueble, y que sustenta nuestra investigación. Después de la caída de Tenochtitlán, la expansión del virreinato de la Nueva España fue inminente, lo que se vio reflejado en expediciones a lo largo del territorio donde se establecieron numerosas ciudades que cumplían diversos objetivos ya fuesen militares, navales o económicos, tal como es el caso de Taxco de Alarcón, ciudad la cual se encontraba administrada bajo la jurisdicción de Nueva Galicia alrededor de 1527. Según la etimología, el nombre de Taxco proviene del vocablo náhuatl tlachtlico, que se puede interpretar como lugar de juego de pelota. Al momento de la llegada de los españoles a esta zona, ya habitaban numerosas tribus como los chontales, matlatzincas, cuitlatecos, tepoztecos, yopes, tlapanecos, mixtecos y tarascos que se encontraban a su vez adscritos al sistema tributario mexica; el cual recibía atribuciones de metales como el oro y la plata que abundaban dentro del territorio y que los conquistadores supieron aprovechar una vez descubiertas tales riquezas, estableciendo así comunidades mineras de manera inmediata a su llegada.

Con el pasar de los siglos Taxco de Alarcón se convirtió en uno de los mayores exportadores de plata a nivel mundial, lo que se vio reflejado en una fama que atrajo la inversión y migración de extranjeros y peninsulares que buscaban generar riqueza y reconocimiento por parte de la corona. Tal fue el caso de Francisco de la Borda, quien a partir de su establecimiento y posterior prosperidad económica fue que construyo hitos arquitectónicos como la Parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, además de favorecer la infraestructura de la ciudad con la introducción de acueductos, caminos y puentes.

Ante tales mejoras y con el descubrimiento de nuevas zonas mineras a la redonda, la vieja ciudad de Taxco comenzó a descentralizarse con la creación de diversos poblados, uno de ellos llamado Tehuilotepec. El origen de este nombre todavía se debate; hay quienes aseguran que proviene del término minero náhuatl tehuilote y hay quienes se referencian directamente a la etimología, la cual divide el nombre en tres vocablos: tet’l (piedra) huilot’l (cristal) y tepet’l (cerro) lo cual podríamos interpretar como cerro de piedra de cristal. Tehuilotepec fue fundada por Francisco de la Borda, quien a su vez invito y heredo sus bienes a su hermano menor José de la Borda, el cual una vez instalado en 1742 puso en marcha las minas de San Ignacio, La Lajuela, El Coyote y Cerro Perdido. Para trabajar y vivir de la mejor manera posible, José de la Borda utilizó los dotes que le había proporcionado la corona española antes de partir de Europa para así construir la iglesia de San Antonio de Padua y la casa que fue objeto de estudio para este trabajo académico.

Por varias décadas, la construcción estuvo en propiedad de la familia Borda, hasta que finalmente cayó en el abandono durante el transcurso del siglo XIX. En 1991 el gobierno de Tehuilotepec realizó una primera intervención en el inmueble, convirtiéndolo así en un museo dedicado a la historia minera de la localidad, sin embargo, Casa Borda volvió a caer en el abandono poco tiempo después.

Para el desarrollo de nuestro proyecto resultaba conveniente visitar la zona con el fin de realizar el levantamiento fotográfico y arquitectónico del inmueble. Considerando la situación actual, solo un pequeño contingente acudió en representación del grupo para la recolección de todos los datos necesarios, procurando llevar a cabo todas las medidas preventivas de contagio y siempre con el apoyo y asesoramiento del Mtro. Espinoza y el Arq. Santoveña, especialista en el tema y jefe del INAH Guerrero. Posteriormente y ya con la información necesaria, la Maestra Morales por medio de las sesiones virtuales determino cuales eran los objetivos por cubrir y se repartieron en ocho equipos de manera equitativa, para entregar un proyecto con sustento teórico, tecnológico y arquitectónico basándonos en la Ley Federal Sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

En primer lugar, se nos solicitó generar el levantamiento de fábricas, que consistió básicamente en la recopilación de los elementos originales que constituyen el inmueble al día de hoy. Arquitectónicamente, se pudo observar que la casa está conformada por cinco salones, un andador principal, otro secundario, además de un sótano y un balcón que brinda una panorámica especial de la sierra guerrerense. Por el contexto histórico de la edificación, los elementos predominantes que se lograron identificar fueron los materiales pétreos, maderas, puzolanas, aglutinantes, morteros, pinturas a base de cal y elementos de barro recocido.






Con respecto a la cimentación, la roca mayormente utilizada fue el teyolote, posiblemente extraído de un banco de piedras llamado La Quebradora localizado dentro del municipio. En cuanto a los apoyos verticales, estos son columnas dóricas de mampostería de toba volcánica labrada con diámetro de 0.45 m, asentamientos de cal arena y acabados a hueso entre las uniones con la mampostería. Por su parte, las balaustradas localizadas en el primer nivel y que funcionan como pretil están hechas de ladrillo rojo de barro recocido. Los entrepisos son a base de vigas de madera de encino apoyadas sobre vigas de arrastre con tabique de barro rojo recocido sobrepuestos, colocados a canto y terrados a nivel con espesores de hasta 0.50 m y aplanados mecánicamente a pisón.  En tanto a los pisos, estos son de terrado a nivel con espesores de hasta 0.50 m y en el caso de la planta baja se encontraron cuarterones de barro rojo recocido asentados con mortero cal-arena. La azotea por su parte cuenta con pretiles de 0.70 m de altura, compuestos a base de tabique rojo recocido. Las fachada principal y trasera cuentan con una serie de gárgolas de albañal gris para desagüe y dos tipos de arcadas de medio punto de mampostería labrada rosa que enmarcan los claros del conjunto y que se diferencian únicamente por el tipo de acabado que las acompaña.

La segunda etapa del proyecto consistió en hacer un diagnóstico de los daños observables en cada elemento arquitectónico, a lo cual se le denomino levantamiento de deterioros. En primer lugar, la cimentación evidenciaba hundimientos diferenciales, erosiones en las juntas constructivas y una abundante presencia de flora y fauna nociva además de grandes secciones de salitre debido a la alcalinidad del subsuelo. Las columnas presentaban humedades en toda su estructura, pero con una mayor acumulación en las bases, además de piezas faltantes sobre todo en las cornisas superiores. Por su parte las pilastras presentaban humedades en la base y la mampostería exponía despostillamientos en ambos extremos de las cornisas. Durante el diagnostico se observó lo mismo en las balaustradas además de que existía una pérdida de las piezas de ladrillo superiores. Debido al colapso de una sección de la techumbre en el salón 4 pudimos observar con claridad la presencia de humedad y salitre en las capilaridades de los elementos, además de fisuras y grietas en entrepisos y cubiertas originadas posiblemente por una errónea instalación eléctrica. Finalmente, las maderas presentaban evidentes deterioros propios de la exposición, como el salitre, fisuras y desprendimientos.

La última etapa del proyecto llamada propuesta de restauración consistió en generar una serie de planos, acompañados de fichas técnicas y un análisis de precios unitarios que marcan la pauta a seguir para la intervención exitosa y posterior puesta en valor del inmueble.

Con respecto a los trabajos preliminares y de retiro, se sugirió una limpieza general, la realización de calas exploratorias por la cuestión de los hundimientos observados previamente además de la protección de los elementos arquitectónicos a preservar que se encontraban en buen estado.

En segundo lugar, se consideró un estrato dedicado a los desmontajes y liberaciones. En lo que concierne a la cimentación, se propusieron excavaciones por medios manuales y en algunos casos a rotopercusión. Por otro lado, en materia de aglutinantes, se sugirió el retiro de las secciones sueltas o dañadas por fisuras o grietas al igual que en columnas, pilastras y balaustradas, además del retiro de piezas de cantera dañadas y aplanados de cal arena en condiciones desfavorables. Con relación a los elementos de barro se consideró necesario su retiro y reposición ya que no significaban elementos originales del inmueble. Las vigas de madera en varias secciones también presentaban daños graves debido a la presencia de parásitos que a su vez dañaron a los elementos de manera irreversible por lo que se tuvo que proponer la restitución de las piezas en mal estado. Se propuso que los pisos de porcelanato fueran recuperados en obra y que las herrerías fueran retiradas para su restauración en lo que concierne a puertas, marcos y protecciones. Lo mismo se sugirió para carpinterías.

Posteriormente el apartado de limpieza señaló en tanto a la cimentación el lavado de zonas afectadas con jabón neutro además de la aplicación de herbicidas e insecticidas. Lo mismo se sugirió para columnas, pilastras, balaustradas y elementos de barro. Para la cuestión de las arcadas se recomendó un lavado mixto: primero en seco y después en húmedo al igual que los elementos previos además de su apuntalamiento respectivo.


Entrando de lleno a la sección de restauración, para la cimentación se indicó la reposición de las juntas constructivas que se encuentran sueltas, faltantes o en estado de deterioro. Para los elementos verticales se recomendó su recubrimiento además de la restitución de las piezas faltantes en cornisas, no sin antes haber realizado un relleno en las fisuras y grietas de los elementos que no se pudiesen retirar. En lo que respecta a los elementos de barro, se sugirió el apuntalamiento de entrepisos y vigas, la aplicación de fungicidas, selladores, realizar un control de calidad en ladrillos y cuarterones, además de la restitución de pisos de piedra y porcelanatos. Por otro lado, las arcadas requieren la aplicación de repelentes y tratamientos anti musgo además de la inyección de lechadas con mezcla de cal y arena con una leve proporción de cemento como aditivo en fisuras y grietas y en algunos repellados. La herrería demanda la colocación de soldaduras tipo E6013 en la mayoría de sus elementos y para los exteriores se sugirió la colocación de tepetate además del rediseño de guarniciones de concreto hidráulico para una nueva imagen del paisajismo acompañada de la inserción de diversas especies endémicas.

Por último, los acabados recomendados fueron los aplanados y la aplicación de pintura a la cal en los elementos a los que se les debía de restituir. Por el lado de las herrerías, se recomendó la aplicación de pinturas de esmalte alquídalico anticorrosivo y con respecto a las carpinterías se sugirió la aplicación de barnices de poliuretano en puertas, dinteles y ventanas.

Una vez concluidas las partidas y el análisis de precios unitarios, el precio total de la propuesta dio como resultado $2,029,427.95 MXN. Este presupuesto, junto con el juego de planos, fichas, modelos y propuestas de instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias fueron entregados al personal del INAH y esperamos poderlo hacer manera inmediata a las autoridades de Tehuilotepec una vez normalizada la situación sanitaria.

El proyecto de Casa Borda fue sin duda un gran reto. Por un lado, la contingencia actual limito ciertos aspectos, más no impidió que se realizaran bajo una seriedad y compromiso absoluto por parte del grupo. Al ser alumnos del ultimo bloque de la licenciatura y el ser introducidos en un nuevo campo de estudio como lo es la restauración, se requirió por parte de nosotros una inversión de tiempo considerable para comprender las nuevas teorías y conceptos además de desarrollar la investigación normativa, histórica y técnica que logró sustentar nuestra tesina. Como consecuencia, esto ha activado en la mayoría del grupo un interés particular por el resguardo patrimonial.

Como si hubiese sido una revelación, nos hemos dado cuenta de la importancia de preservar el valor cultural, histórico y arquitectónico de nuestro país y sus ciudades. Cuando nos referimos a ello, siempre está presente el propósito de poner en práctica los conocimientos y valores que nuestra Universidad Autónoma Metropolitana nos ha inculcado a través de su enfoque y carácter social.

Podemos concluir que para nosotros la restauración se trata de rescatar lo que los años han consumido. Porque el tiempo no debe ser factor de olvido; siempre podemos materializar nuevos propósitos y posibilidades a través de la arquitectura, siguiendo un paralelismo con el lema que el Dr. Miguel León Portilla creo en 1974 para nuestra casa de estudios: In Calli Ixcahuicopa (Casa Abierta Al Tiempo).

Grupo AJ51A

 

Aguilar García Humberto Felipe

Fragoso Palma Ricardo Alfonso

Galicia Arrieta Angelica Jhoselin

García Ramírez Gabriela

García Silva Perla

Garrido Munguía Valeria

Hernández Hernández Kathia Jazmín

Hernández Suárez Nestor Eduardo

Lara Mancilla Yahir de Jesús

Martínez Rosey Eunice X.

Mejía Apanco Luis Alberto

Mier González Álvaro Javier

Ordaz Salas Aldo Alberto

Palomino López Uriel

Parra Hernández Ricardo

Ramírez Martínez Alfredo Eduardo

Ruiz Boijseauneau Diego

Sánchez Arriaga Fidel

Sánchez De la Cruz Jessica

Sánchez Torrez Irving

Santana Torres Alejandro.

Segundo Medina Flor Elizabeth

Tacuba Álvarez Pablo T.

Torres de la Rosa Jorge Daniel

Torres Rivera Erick

Vargas Herrera Raúl Einar Yamil






 











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