Esta zona dentro de
la gran urbe ha sido a través de su historia lo que podría definir a la “no
ciudad”. Se encuentra ubicada entre los límites de la avenida de los
Insurgentes, Paseo de la Reforma y Puente de Alvarado, que forma parte de la calzada
más antigua de América (la calzada de Tlacopan) actualmente la México – Tacuba.
Si bien su ubicación es prácticamente al centro de la ciudad de México, la
Tabacalera no se ha visto beneficiada por las coordenadas en comparación con sus
colonias hermanas como Santa María la Ribera, San Rafael o Juárez, sino todo lo
contrario.
En un conjunto de 170
obras, la exposición muestra a través de fotografías, videos, libros, carteles
y esculturas, la importancia que ha tenido la colonia Tabacalera para el
desarrollo del país como sociedad, y de la ciudad como la suma de urbanismo y
arquitectura, sin embargo, también es una invitación a viajar a través del
tiempo con el uso de la memoria individual y experiencias que, sin duda, ha
tenido cada uno de los que la visitan.
Fotografías aéreas,
carteles de cines, y anuncios en periódicos antiguos nos ayudan a complementar
el presente con el recuerdo. Si bien la exposición no retoma todos aquellos
proyectos urbanos y arquitectónicos que se intentaron realizar dentro del
perímetro de la colonia, es importante mencionarlos para entender la condición
de “no ciudad” que envuelve a la colonia, ese misterio que la ha caracterizado
al no verse consolidados dichos proyectos o al contener dentro de sus límites importantes
sedes de sindicatos que por mucho tiempo, consideraban al mayor representante
urbano de la colonia, la actual Plaza de la República, como suya; una condición
que al día de hoy continúa siendo importante, pues la Tabacalera es para
muchos, un foco urbano de inseguridad que se siente vibrar al caminar sus
calles.
En lo que se conoce
como el viejo trazo de la ciudad de México, los terrenos que ocupa hoy la
colonia correspondían a lo que se hacía llamar como “fuera de la ciudad o los
límites de la ciudad”, de ahí que su historia comenzara con la intención de
hacer de la colonia, un barrio imperial ideado por Agustín de Iturbide, mismo
que no se logró al igual que una penitenciaría en 1849, de la cual solo se
construyeron los cimientos.
Otro intento fallido
fue el de aprovechar los terrenos para llevar a cabo una zona de exposiciones
universales que estaría ligada al norte con la estación Buenavista. Lo único
que se conserva en la actualidad relacionado con esa iniciativa es el museo del
Chopo, en la colonia Santa María la Ribera. Del intento también fallido de
crear la colonia de los Arquitectos o cambiarle el nombre a la colonia
Revolución, hoy la Tabacalera tiene como principal representante al Monumento a
la Revolución, mismo que nace a partir de otro gran proyecto fallido, el que
iba a ser nuestro Palacio Legislativo.
Desde épocas de su
fundación, pasando por los principales eventos sociales, representada por una
estructura de acero olvidada que fue parte de la imagen urbana de la colonia
por mucho tiempo, hasta el intento por revitalizar la Tabacalera con proyectos
innovadores, la exposición nos lleva de la mano por un recorrido visual que
alimenta las ganas de caminar por sus calles. Como lo hicieran también en algún
momento Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska o José Emilio Pacheco por nombrar a
algunos de los que dirigieron las revistas “Siempre”, con sede en una vieja
casona de la colonia. Como lo hizo el arquitecto Mario Pani, autor del Hotel
Reforma, o bien, como todos aquellos que por la pasión se dejaron llevar por
donde alguna vez existió una plaza de Toros, actualmente el número 1 del Paseo
de la Reforma, o donde alguna vez existió el Cine Roble, actual Senado de la
República, o por el recientemente recuperado Frontón México. ¿Y por qué no?,
también como lo hiciera alguna vez Francisco Toledo, artista mexicano que nos
enseñó a mirar y que naciera en 1940 en esta colonia, y quien ya se nos
adelantó a recorrer, caminar y cruzar otros escenarios posibles el pasado 5 de
septiembre.
Somos Tabacalera nos
alimenta las ganas de transitar no solo del Paseo de la Reforma, sino también
la más antigua Calzada de América, o Insurgentes la avenida más grande de
México, la avenida Juárez, importante por su acceso al centro de la ciudad, y
no se diga recorrer el patio elíptico, por detrás de una columnata o por el
centro, de tan majestuosa obra arquitectónica como lo es el Museo Nacional de
San Carlos.
Septiembre de 2019.
Septiembre de 2019.
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