Somos Tabacalera: un viaje en el tiempo. Por Edgar Fabián Martínez Castillo

De los dos museos nacionales que existen en la colonia Tabacalera, no había prácticamente duda alguna sobre cuál de éstos podría contener una exposición que tiene como objetivo principal recordar que Somos Tabacalera; como ciudadanos, como habitantes de la metrópolis o quizá, como vecinos del Museo Nacional de San Carlos es afortunado el viaje en el tiempo que se propone realizar dentro de sus instalaciones, mismas que, por si faltaba algún motivo para llevar a cabo tan acertada exposición, dieron nombre a la colonia donde se ubica. 

Esta zona dentro de la gran urbe ha sido a través de su historia lo que podría definir a la “no ciudad”. Se encuentra ubicada entre los límites de la avenida de los Insurgentes, Paseo de la Reforma y Puente de Alvarado, que forma parte de la calzada más antigua de América (la calzada de Tlacopan) actualmente la México – Tacuba. Si bien su ubicación es prácticamente al centro de la ciudad de México, la Tabacalera no se ha visto beneficiada por las coordenadas en comparación con sus colonias hermanas como Santa María la Ribera, San Rafael o Juárez, sino todo lo contrario.

En un conjunto de 170 obras, la exposición muestra a través de fotografías, videos, libros, carteles y esculturas, la importancia que ha tenido la colonia Tabacalera para el desarrollo del país como sociedad, y de la ciudad como la suma de urbanismo y arquitectura, sin embargo, también es una invitación a viajar a través del tiempo con el uso de la memoria individual y experiencias que, sin duda, ha tenido cada uno de los que la visitan.

Fotografías aéreas, carteles de cines, y anuncios en periódicos antiguos nos ayudan a complementar el presente con el recuerdo. Si bien la exposición no retoma todos aquellos proyectos urbanos y arquitectónicos que se intentaron realizar dentro del perímetro de la colonia, es importante mencionarlos para entender la condición de “no ciudad” que envuelve a la colonia, ese misterio que la ha caracterizado al no verse consolidados dichos proyectos o al contener dentro de sus límites importantes sedes de sindicatos que por mucho tiempo, consideraban al mayor representante urbano de la colonia, la actual Plaza de la República, como suya; una condición que al día de hoy continúa siendo importante, pues la Tabacalera es para muchos, un foco urbano de inseguridad que se siente vibrar al caminar sus calles.

En lo que se conoce como el viejo trazo de la ciudad de México, los terrenos que ocupa hoy la colonia correspondían a lo que se hacía llamar como “fuera de la ciudad o los límites de la ciudad”, de ahí que su historia comenzara con la intención de hacer de la colonia, un barrio imperial ideado por Agustín de Iturbide, mismo que no se logró al igual que una penitenciaría en 1849, de la cual solo se construyeron los cimientos.

Otro intento fallido fue el de aprovechar los terrenos para llevar a cabo una zona de exposiciones universales que estaría ligada al norte con la estación Buenavista. Lo único que se conserva en la actualidad relacionado con esa iniciativa es el museo del Chopo, en la colonia Santa María la Ribera. Del intento también fallido de crear la colonia de los Arquitectos o cambiarle el nombre a la colonia Revolución, hoy la Tabacalera tiene como principal representante al Monumento a la Revolución, mismo que nace a partir de otro gran proyecto fallido, el que iba a ser nuestro Palacio Legislativo.

Desde épocas de su fundación, pasando por los principales eventos sociales, representada por una estructura de acero olvidada que fue parte de la imagen urbana de la colonia por mucho tiempo, hasta el intento por revitalizar la Tabacalera con proyectos innovadores, la exposición nos lleva de la mano por un recorrido visual que alimenta las ganas de caminar por sus calles. Como lo hicieran también en algún momento Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska o José Emilio Pacheco por nombrar a algunos de los que dirigieron las revistas “Siempre”, con sede en una vieja casona de la colonia. Como lo hizo el arquitecto Mario Pani, autor del Hotel Reforma, o bien, como todos aquellos que por la pasión se dejaron llevar por donde alguna vez existió una plaza de Toros, actualmente el número 1 del Paseo de la Reforma, o donde alguna vez existió el Cine Roble, actual Senado de la República, o por el recientemente recuperado Frontón México. ¿Y por qué no?, también como lo hiciera alguna vez Francisco Toledo, artista mexicano que nos enseñó a mirar y que naciera en 1940 en esta colonia, y quien ya se nos adelantó a recorrer, caminar y cruzar otros escenarios posibles el pasado 5 de septiembre.

Somos Tabacalera nos alimenta las ganas de transitar no solo del Paseo de la Reforma, sino también la más antigua Calzada de América, o Insurgentes la avenida más grande de México, la avenida Juárez, importante por su acceso al centro de la ciudad, y no se diga recorrer el patio elíptico, por detrás de una columnata o por el centro, de tan majestuosa obra arquitectónica como lo es el Museo Nacional de San Carlos.

Septiembre de 2019.



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