Mi experiencia del Servicio Social. Por Carlos Manuel Carrasco Castillo

Para realizar mi servicio social tenía un objetivo; conocer cómo se maneja el sector público desde un ámbito urbano, mi poca experiencia laboral en el sector privado ya me daba indicios, pero no solo quería conocer más de aquello que intuía, sino que esperaba experimentarlo desde adentro.

Mi proceso de colocación del servicio fue como cualquier otro; busqué opciones, asistí a entrevistas, y fue en una de ellas que escuche; “los errores en el gobierno se pagan baratos o caros de acuerdo constancias y las críticas siempre se hacen presentes por medio de periódicos y del público en general, si decides seguir en este medio tendrás que acostumbrarte”, entendía lo que decía, yo era uno de los muchos que ejercen esas críticas, pero esta vez estaría del otro lado.
Finalmente, después de todo el proceso decidí entrar a la Agencia de Gestión Urbana (AGU) de la Ciudad de México, para mi suerte dentro de ella tuve la oportunidad de trabajar de cerca en la realización de un proyecto urbano desde sus orígenes; lo dibuje y ayude en su realización. El “Circuito cultural del centro histórico de la delegación Cuauhtémoc” era una propuesta ambiciosa de convertir las calles inmediatas al Museo Templo Mayor en peatonales, con el fin de hacer un recorrido para la conexión de todos los museos ubicados en la zona. La pieza angular del proyecto era abrir al público la esquina Licenciado Primo de Verdad y Republica de Guatemala, espacio cerrado por el Museo Templo Mayor como zona de resguardo para la zona arqueológica desde hace 40 años; al liberar parte de esta esquina, se conseguiría reconectar las calles y así lograr el objetivo de la propuesta.

Con esta experiencia, puedo describir el origen y la construcción de un proyecto de obra pública en tres palabras; “trabajo en equipo”; en algunos momentos muy edificante y en otros desgastante, dependiendo de las personas con las que trabajara. La ubicación y complejidad del proyecto, así como las personas involucradas volvieron este proceso tortuoso, desde las juntas para determinar aspectos importantes del mismo, que regularmente terminaban en discusiones retoricas sin llegar a acuerdos, cuestionándome si se trataba de una lucha por la razón o una simple lucha de poder que mostraba cada institución. La autonomía que tenía cada uno de ellas las hacia iguales, como debe funcionar un equipo, pero no había un liderazgo; nadie regía a nadie, surgiendo la pregunta ¿Cómo trabajar sin ninguna guía? Esto mostraba la importancia de construcción de diálogos y argumentos sólidos, sin embargo reconozco que llegar acuerdos es difícil, por no decir imposible.

Al día de hoy, con base en esta experiencia y siempre manteniendo la objetividad, debo decir que el sector público es algo complejo y vas más allá de los rumores. Los proyectos criticados regularmente son producto de los múltiples acuerdos que se generan entre ciudadanos e instancias gubernamentales, es decir; de un fenómeno holístico de funciones en la estructura gubernamental, donde no hay fronteras nítidas entre las facultades de cada uno de los órganos e instituciones en el ámbito urbano, y la autonomía de ellas, que a veces causa más problemas que soluciones.

Por otro lado, también es necesario ser críticos con nosotros, desde el 1 de julio en México del año pasado se pintan nuevos aires en México, una nueva administración que ofertará otras soluciones, eficaces o no, eso el tiempo no los dirá, pero existe un interés por cambar y mejorar las situación en la cual nos encontramos. No todo dependerá del ejecutivo, sino también de nosotros mismos como ciudadanos, porque, a unos cuantos meses de haber concluido la obra, el mobiliario urbano propuesto ha sido desplazado para el estacionamiento de automóviles… dejando claro que todos tenemos que hacer nuestra parte, empezado por respetar el interés común, más allá del individual.

Julio de 2019.



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