Apariencia Desnuda; una breve mirada a la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons. Por Diego A. Coutiño Ocampo

Cualquiera podría preguntarse ¿Qué relación existe entre un mingitorio acostado o un cuadro en el que un hombre satisface sus deseos sexuales a lado de su pareja? Quizás para algunos no exista el más mínimo interés; y quizás para muchos otros, los más conservadores, podría ser un insulto a la moral y a las buenas costumbres. Otros podrían cuestionarse ¿Qué intención hay en mostrar en una sala de un museo una gran masa de Play Doh y un globo gigante en forma de perro? Probablemente la respuesta más próxima y sin hacer un gran esfuerzo mental, sería el recordar nuestra infancia. Sin embargo, para entender el porqué en un museo se exhibe un mingitorio; porqué se muestra no sólo uno, sino varios cuadros con escenas tan explícitas; o porqué una sala de exhibición parece un área lúdica, es necesario echar una breve mirada a la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons; en la que encontraremos la relación que existe entre estas imágenes y objetos, con el mundo en el que nos desarrollamos.

 “Apariencia Desnuda: El deseo y el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons”, exposición montada en el Museo Jumex, es un encuentro inédito entre dos de los artistas más reconocidos e influyentes del siglo XX; quienes nos muestran las formas en que se hacía arte a principios del siglo pasado, formas que hasta el día de hoy, reconocen el desarrollo de la producción industrial, la racionalización del cuerpo y el surgimiento de una cultura de consumo que hace  del deseo no sólo la esencia de la atracción humana, sino el motor que impulsa la industria y el comercio. En ese sentido, la exposición muestra la desenfrenada producción de artículos de novedad, el surgimiento de marcas comerciales; así como el crecimiento de los grandes almacenes, trajeron consigo un cambio significativo en la relación entre las cosas y las personas. Bajo esa premisa, los bienes de consumo dejaron de ser medios para satisfacer las necesidades básicas y se convirtieron en objetos de deseo; y al mismo tiempo, cualquier cosa deseada se convertía en un bien de consumo.

Lo anterior se puede ver de manera más clara con los famosos “ready-mades” de Duchamp, en los cuales el artista buscaba replantear el deseo como una atracción hacia los objetos al punto de erotizarlos. Esa evolución artística se volvió para él, una especie de hacer obras que no son obras de arte, y un claro ejemplo de ello es “Fountain”, una pieza que no es sino un mingitorio acostado encerrado en un capelo de acrílico. Esta especie de “Sex Appeal” también se ve reflejado en la obra de Jeff Koons, quien fuera influenciado por la cultura del consumismo y la publicidad de los años 80’s; una época en la que se dedico arduamente a buscar la parte erótica de los objetos, principalmente electrodomésticos. Ejemplo de ello y como parte de la exposición, este artista presenta una serie de aspiradoras nuevas de la famosa marca Hoover, a las que ha llamado “maquinas solteras”. Esta analogía o metáfora a las mujeres vírgenes, da como resultado que el espectador las desee aun más, al convertir a las lavadoras en un fetiche.

Por otra parte, en la exposición se puede observar que ambos artistas le dan un lugar privilegiado a la infancia; pero no con la intención de que los visitantes al museo sean niños, sino con el objetivo de mostrar que también en la infancia, existe una relación, quizás de manera precoz, con el mundo del consumo. Ejemplo de ello lo vemos en la obra de Koons con la impresionante masa de “Play Doh” construida a base de aluminio policromado, en la que se capturan sus primeros años de creatividad artística, o sus gigantescos juguetes metálicos como el “Hanging Heart” hecho de acero inoxidable y el famoso “Perro Globo” también hecho de acero inoxidable. Estos objetos de apariencia inocente, convierten a la infancia en el escenario idóneo para que la mecánica del deseo y la atracción por los bienes de consumo comiencen a operar. En ese sentido, podríamos hablar que los objetos se convierten en una especie de publicidad y Duchamp también hace lo propio, aunque ya no tanto pensando en la infancia, con sus grandes carteles sobre bebidas alcohólicas, algunos timbres postales y portadas para revistas como “Se ruega tocar”, donde literalmente se ve un pezón hecho con terciopelo.

A simple vista podría ser que “Apariencia Desnuda” se trata de una exposición sobre sexo, debido a su gran contenido erótico. Sin embargo, a pesar de mostrar de manera grafica algunas imágenes explicitas de los artistas, se trata de una metáfora que yuxtapone la obra de dos grandes del arte; la cual más que sugerir una fijación directa, busca crear un espejo que refleja las similitudes y las diferencias en la obra de ambos, ofreciendo la posibilidad de crear una filosofía sobre las definiciones del ego, el objeto y el deseo. En ese tenor, ambos artistas utilizan aparatos mecánicos y objetos tecnológicos como análogos del cuerpo humano, la sexualidad y los engranajes del deseo; los cuales, permiten entender la relación antes mencionada, entre los objetos y el mundo en el que nos movemos; haciéndonos caer en la cuenta que de alguna manera e influenciados por los acontecimientos históricos, siempre ha existido una relación casi inherente entre nuestra manera de pensar y lo que deseamos.

Julio de 2019.





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