En el corazón de Xalapa
Veracruz se encuentra el Museo de Antropología de Xalapa (MAX). A pesar de no
recibir ni una décima parte de los visitantes que recibe el Museo Nacional de
Antropología, el MAX es el segundo más importante de su categoría. Además de
poseer la segunda colección más completa de arte mesoamericano del mundo, el
edificio del museo es digno de admirar. Este proyecto fue diseñado por el
arquitecto norteamericano Raymond Gómez, a cargo de la firma de arquitectos
Eduard Durell & Stone, misma que participó en la realización del MoMA de
Nueva York, y se inauguró en 1986. Así pues, el resultado formal y funcional
del museo es un diálogo fascinante entre arquitectura y paisajismo.
El museo recibe al visitante
con un amplio vestíbulo de doble altura que alberga una imponente cabeza
colosal. Posteriormente, el recorrido avanza hacia la izquierda, por donde se
va descendiendo a causa del desnivel del terreno en sentido recto, y se van apreciando
las sutiles entradas de luz que brindan una experiencia solemne en el espacio.
Aquí aparecen de lado derecho y de manera alternada las salas y patios. Los
claroscuros de las salas mantienen la sobriedad, mientras que en los patios se
vive una experiencia contrastante, donde se trasmiten sensaciones de respeto y
admiración hacia el mundo natural. El paisaje selvático junto con las obras
exhibidas transporta al visitante a los ecosistemas donde se hallaron las
piezas arqueológicas. Es por ello que los patios fungen como lugares se respiró
de las vastas salas de exposición. Al terminar el recorrido, el visitante se
encuentra con el gran jardín del museo. Este espacio brinda una experiencia
amena al visitante, donde puede relajarse entre la arquitectura del museo, las
piezas museales y áreas verdes.
Piedra, mármol y cantera son
los materiales predominantes en el museo, los cuales están trabajados de forma
limpia y minimalista en el edificio. Estos materiales conviven armónicamente
con las piezas exhibidas en el museo, pues la mayoría están hechas de materia
orgánica como piedra y arcilla. Las salas albergan piezas variadas; esculturas,
utensilios, restos óseos y más. Mientras que en los patios se exhiben
esculturas de gran tamaño como cabezas colosales. El trabajo museográfico
estuvo a cargo de Iker Larrauri y Fernando Gamboa, figuras notables en el campo
de las artes y la museografía en México, con un discurso claro y en armonía con
el edificio y la colección. Se utilizaron los mismos materiales del museo
(cantera, mármol y piedra) para elaborar las bases a la medida de cada pieza
escultórica exhibida. Así mismo, el mobiliario de descanso mantiene el mismo
estilo. Es notoria la cercanía entre los proyectos arquitectónicos,
curatoriales y museográficos en el museo.
El MAX pertenece a la
Universidad Veracruzana, la cual, como la mayoría de las instituciones públicas
de nuestro país, cuenta con recursos muy limitados para el mantenimiento y
difusión de proyectos culturales. Resulta lamentable que este museo tan
relevante a nivel nacional y mundial, se encuentre tan lejos de los
reflectores. Son pocas las personas que saben de su existencia y las visitas
que recibe suelen ser de grupos escolares. Es de suma importancia que las
universidades públicas, en especial las de provincia, giren su atención hacia
los museos y les den la atención que merecen. Así mismo, está en nosotros
educarnos y mostrar más interés hacia estas instituciones. Como académicos es
crucial que dejemos de asignar como tarea “ir a visitar un museo” a los
alumnos, sin mayor trascendencia en la visita. Debemos evitar que los niños y
jóvenes acudan al museo únicamente a tomar fotos de las cédulas, sin
reflexionar más allá sobre su patrimonio y la importancia del mismo.
Mayo de 2019.
Mayo de 2019.
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