La otra sustentabilidad. Por Andrés Dionisio Hernández

Cuando hablamos de sustentabilidad, es común que las personas aún relacionen éste término con el uso de paneles fotovoltaicos y calentadores solares. Lo cierto es que dicho término tiene una connotación mucho más profunda.

A varios años de práctica profesional, me he dado cuenta que algunas de las cosas que la mayoría de las personas no comprenden, es que la sustentabilidad implica una práctica personal disciplinada que conlleva, en la mayoría de los casos, un esfuerzo por desaprender hábitos de vida, mismos que por lo regular hemos venido arrastrando desde nuestra infancia.

En alguna ocasión, al tocar el tema frente a un grupo de estudiantes universitarios de Arquitectura, entre las cosas que les pregunto se encuentran:

¿Qué tal anda su autoestima compañeros? ¿Se sienten felices haciendo lo que hacen cada mañana? ¿Cuándo fue la última vez que se tuvieron una atención con alguien más?

Les pregunto todas estas cosas a los alumnos porque personalmente me he dado cuenta que todo gran cambio que uno desee realizar, comienza siempre desde nuestro interior.

Estar bien con uno mismo implica la aceptación integra de nuestro ser, con lo que nos gusta y lo que no, a pesar de nuestras equivocaciones y aciertos, amarse sin condicionamientos y sentirse feliz con lo que uno hace, con lo que se tiene y con lo que no.

Solo entonces es posible compartir toda ésta energía vital acumulada en el interior de nosotros con otra persona (ya sea un amigo, una pareja o un grupo de colaboradores), un animalito o una planta.

Darnos cuenta de la conexión tan grande que tenemos con una energía suprema, como quiera que la concibamos. Ser conscientes de nuestro papel como canales de luz y amor para cada ser de la creación y finalmente de nuestra conexión tan profunda con la propia tierra, nuestro hogar.

Sobre esto último una de las parábolas de Lao Tse dice lo siguiente:

La vida de cada hormiga, cada gusano, cada ave y cada planta no es una “casualidad sin sentido”. ¡Ellos, así como tú, están aquí por la voluntad de Tao! ¡[1]Sus vidas también contribuyen al desarrollo del universo! Y aquel que no ha aprendido a respetar la vida de cada criatura encarnada no podrá dar el siguiente paso en el Camino del conocimiento de Tao.

Según lo anterior, nada es obra de la casualidad, todo tiene un lugar bien definido en éste teatro del universo.

Retomando las ideas de éste ilustre maestro del Tao, nuestras vidas deberían seguir dichas reglas; principalmente todos aquellos que tenemos en nuestras manos la gran responsabilidad de hacer de éste mundo un mejor lugar para vivir, es decir, los arquitectos. Tenemos en nuestras manos no solo la responsabilidad de trabajar con los sueños de las personas, sino el gran honor de poder transforma nuestra propia  realidad, la realidad de otros seres, de generar cambios en la forma de relacionarnos con la naturaleza, con el agua, la tierra, el aire, la energía.

Es por ello que cada ser humano, sin importar nuestra profesión, necesitamos reflexionar acerca de éste común denominador. ¿Realmente somos tan humanos como decimos que somos?

Si cada persona, agregáramos un poquito de más Amor incondicional en todo lo que hacemos cada día, estaríamos orgullosos no por ser la especie dominante, como hemos llegado a argumentar; sino por tener el honor de proteger a nuestros hermanos menores.




[1] Parábolas de Lao Tse. 2014

Pérdida de la biodiversidad, tomada de: xanostesaqui.blogspot.com

Julio, 2017


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