Cuando
hablamos de sustentabilidad, es común que las personas aún relacionen éste
término con el uso de paneles fotovoltaicos y calentadores solares. Lo cierto
es que dicho término tiene una connotación mucho más profunda.
A
varios años de práctica profesional, me he dado cuenta que algunas de las cosas
que la mayoría de las personas no comprenden, es que la sustentabilidad implica
una práctica personal disciplinada que conlleva, en la mayoría de los casos, un
esfuerzo por desaprender hábitos de vida, mismos que por lo regular hemos
venido arrastrando desde nuestra infancia.
En
alguna ocasión, al tocar el tema frente a un grupo de estudiantes
universitarios de Arquitectura, entre las cosas que les pregunto se encuentran:
¿Qué
tal anda su autoestima compañeros? ¿Se sienten felices haciendo lo que hacen
cada mañana? ¿Cuándo fue la última vez que se tuvieron una atención con alguien
más?
Les
pregunto todas estas cosas a los alumnos porque personalmente me he dado cuenta
que todo gran cambio que uno desee realizar, comienza siempre desde nuestro interior.
Estar
bien con uno mismo implica la aceptación integra de nuestro ser, con lo que nos
gusta y lo que no, a pesar de nuestras equivocaciones y aciertos, amarse sin
condicionamientos y sentirse feliz con lo que uno hace, con lo que se tiene y
con lo que no.
Solo
entonces es posible compartir toda ésta energía vital acumulada en el interior
de nosotros con otra persona (ya sea un amigo, una pareja o un grupo de
colaboradores), un animalito o una planta.
Darnos
cuenta de la conexión tan grande que tenemos con una energía suprema, como
quiera que la concibamos. Ser conscientes de nuestro papel como canales de luz
y amor para cada ser de la creación y finalmente de nuestra conexión tan
profunda con la propia tierra, nuestro hogar.
Sobre
esto último una de las parábolas de Lao
Tse dice lo siguiente:
La vida de cada hormiga, cada gusano,
cada ave y cada planta no es una “casualidad sin sentido”. ¡Ellos, así como tú,
están aquí por la voluntad de Tao! ¡[1]Sus
vidas también contribuyen al desarrollo del universo! Y aquel que no ha
aprendido a respetar la vida de cada criatura encarnada no podrá dar el
siguiente paso en el Camino del conocimiento de Tao.
Según
lo anterior, nada es obra de la casualidad, todo tiene un lugar bien definido
en éste teatro del universo.
Retomando
las ideas de éste ilustre maestro del Tao, nuestras vidas deberían seguir
dichas reglas; principalmente todos aquellos que tenemos en nuestras manos la
gran responsabilidad de hacer de éste mundo un mejor lugar para vivir, es
decir, los arquitectos. Tenemos en nuestras manos no solo la responsabilidad de
trabajar con los sueños de las personas, sino el gran honor de poder transforma
nuestra propia realidad, la realidad de
otros seres, de generar cambios en la forma de relacionarnos con la naturaleza,
con el agua, la tierra, el aire, la energía.
Es
por ello que cada ser humano, sin importar nuestra profesión, necesitamos
reflexionar acerca de éste común denominador. ¿Realmente somos tan humanos como
decimos que somos?
Si
cada persona, agregáramos un poquito de más Amor
incondicional en todo lo que hacemos cada día, estaríamos orgullosos no por
ser la especie dominante, como hemos llegado a argumentar; sino por tener el
honor de proteger a nuestros hermanos menores.
[1] Parábolas
de Lao Tse. 2014
Pérdida
de la biodiversidad, tomada de: xanostesaqui.blogspot.com
Julio, 2017
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