“… Nunca la preocupación
fue de que tenía que parecerme. De poner todas las arrugas, me quito y me pongo
arrugas como quiero”.
F. B. L. Toledo.
Las canas y arrugas son por
excelencia el reflejo del tiempo. Nadie se salva. Sin embargo, en algunos personajes
este regalo que el tiempo deja viene acompañado de sabiduría, pocos pueden
presumir de ella. Francisco Toledo es uno de esos personajes que en el semblante
refleja las vivencias capituladas en 77 años de vida. El rostro de Toledo se
conforma por ojos carnosos con un filtro de cristal, alrededor de ellos un
cúmulo de pliegues en la piel a los que vulgarmente llamamos arrugas, la cara
está coronada por una cabellera revoloteada, pelos de alambre que van del negro
al blanco y una barba tan tupida que asemeja a una brocha vieja. El artista no
pierde el tiempo en su semblante, este es el reflejo de él, siempre con prisa,
siempre ocupado, siempre pensante.
Toledo bien podría ser
alguna de sus míticas bestias y animales retratados y autorretratados, su
presencia se siente, cuando uno se planta frente a él por un momento todo se
cimbra, todo se detiene y es él mismo quien rompe la calma. ¿Qué quieres?
¿Quién eres? Sus preguntas más comunes. El autorretrato es por excelencia la
forma en que un artista escribe su biografía, sólo él sabe lo que ve frente al
espejo, ¿Cuántas personas podemos encerrar en nuestro interior? El maestro ha
encontrado por lo menos 120 que se exponen en el Instituto de Artes Gráficas de
Oaxaca (IAGO), su casa por excelencia.
En 3 habitaciones de
materialidad austera se exhibe la autobiografía del pintor. Piezas de gran
valor que podrían exponerse en los museos más prestigiosos del globo, pero que
ahora se encuentran en Oaxaca. La exposición montada en el Instituto de Artes
Gráficas de Oaxaca, permanecerá solo mes y medio para después emigrar a California
y la curaduría corre a cargo de Trine su esposa.
Solo Toledo es capaz de
inaugurar una exposición sin estar presente físicamente, exponer 120 cuadros
sin ninguna ficha de información, de montar piezas que se valúan en dólares y
en tres pequeños locales apenas acondicionados para la ocasión. Solo él puede
hacerlo, al asumir que lo que menos importa es fanfarronear y pavonearse como
diva de las bellas artes.
“Si usted vive 77 años, ¿Cuántas veces ha visto el sol o
cuántas veces su vida ha girado frente al sol? Yo he vivido 28 mil ciento y pico
días frente a él, 365 por 77… por eso ahí, en esa figura, en ese autorretrato,
como un trompo demuestro que las vueltas frente al sol se me están acabando.”
Mayo, 2016
Fotografía: cuartoscuro |
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