Entre octubre de 2001 y
enero de 2003 tuve la oportunidad de realizar estancias de investigación en
diversas ciudades latinoamericanas, con el proyecto “Cines y Arquitectura en
América Latina”, el cual prolongaba otro que había concluido con la publicación
Espacios
distantes… aún vivos, las salas cinematográficas de la Ciudad de México,
realizado con Francisco Haroldo Alfaro Salazar (UAM-X, 1997, reimpreso en 1999
y reeditado actualizado en 2015). En una entrevista previa con Ramón Gutiérrez,
importante investigador argentino, me había sugerido, después de plantearle mi
proyecto de sabático, que como metodología podía asociarme con investigadores
locales, que estuvieran interesados en el tema. Así lo hice, y aprovechando
diversos contactos y generosidad de no pocos, pude llegar a cada ciudad y
ubicar, tanto archivos públicos y privados, como bibliotecas y centros de
documentación, además y sobre todo, de los propios cines en la geografía de las
ciudades. Una labor apasionante que me hizo adentrarme en zonas centrales y
lejanas, no muy seguras verías de ellas, pero que me dio la imagen integral de
las urbes latinoamericanas, y las huellas de una tipología arquitectónica en
extinción.
Mi asociación con los
investigadores de cada sitio, buscaba promover entre ellos el interés,
aprovechando su apoyo a mi proyecto, por generar investigaciones específicas
que dieran cuenta de la historia local de los cines, más allá de mi visión
global latinoamericana. Así, ha sido muy satisfactorio para mí, que en 2007
apareciera, Ilusiones a oscuras, cines en Lima: carpas, grandes salas y multicines,
1897-2007, de Víctor Mejía Ticona, quien me apoyo en mi estancia
limeña. También cuando en 2010 salió a la luz, Cines de Buenos Aires, Patrimonio
del siglo XX, con textos de varios, pero coordinados por Marta García
Falcó y Patricia Méndez, con quienes trabaje en Buenos Aires. Y ahora,
prácticamente saliendo de la imprenta, Catedrales de la modernidad, cines porteños,
1896-1945, de Fermín Labaqui, quien también tuve la suerte, siendo
todavía muy joven y recién egresado de arquitectura en la Universidad de Buenos
Aires, me apoyara en aquellos meses de 2002. Y por si fuera poco, esta última
novedad editorial, tendrá su primera presentación, nada menos que en nuestra
Unidad Xochimilco de la UAM.
Cabe decir que otros
investigadores con los que tuve contacto en aquellos años, y que amablemente
compartieron su experiencia, referencias y pasión por los viejos cines, ya
habían publicado algunos trabajos previos, lo mismo que en tiempos más
recientes, como han sido los casos de Uruguay, Brasil y Cuba, que yo tenga
noticia. Un trayecto fructífero de intercambio, que ha permitido agregar en la
historiografía latinoamericana de arquitectura, el tema de una de las
tipologías más representativas del siglo XX, en proceso acelerado de extinción,
y tan poco atendidas hasta entonces. Una posibilidad de compartir intereses de
investigación, en este caso por la protección y puesta en valor del patrimonio
del siglo XX, pero que también ha permitido establecer lazos afectivos entre
arquitectos latinoamericanos, que seguro ya como colectivos, han generado y lo
seguirán haciendo, otros proyectos de calidad para la región.
Mayo, 2017
Mayo, 2017
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