A 17
años de su muerte, quien es considerado por muchos como uno de los directores de
cine más influyentes del siglo XX, debido a su capacidad crítica, artística,
futurista y por abordar diversos géneros, se presenta por segunda ocasión en
tierras mexicanas, una retrospectiva de los 40 años de trabajo cinematográfico
del célebre director norteamericano Stanley Kubrick. Esta exposición hace
escala en nuestro país, después de haber estado en ciudades como Frankfurt,
París, Berlín, Toronto, Los Ángeles y Monterrey.
La
muestra fue concebida y creada en 2004 por Hans Peter Reichmann, presentandose
por primera vez en el Deutsches
Filmmuseum de Frankfurt, Alemania.
Katharina
Kubrick, hija del cineasta, creció y vivió rodeada de guiones, vestuarios, lentes
y cámaras en todo su hogar, cuando
vio por primera vez la exposición, se dio cuenta que ahí era el lugar en el que
debían estar todos estos objetos. Una recopilación de más de 900
objetos relacionados con Kubrick y sus filmes, como los maniquís del Korova
Milk Bar de A Clockwork Orange (1971)
y las exóticas máscaras de Eyes
Wide Shut (1999), además de utilería, imágenes, documentos, equipo
fotográfico y vestuario, que se reparten en 16 núcleos. En ellos, se puede
apreciar la vida y obra del cineasta neoyorkino, desde sus primeros pasos como
fotógrafo para la revista Look, pasando por cada uno de sus
largometrajes en orden cronológico. Se incluyen también, los proyectos fílmicos
que no llegaron a realizarse, como “La vida de Napoleón Bonaparte”, que el
mismo Kubrick comentaba que hubiera sido “la mejor película de todos los
tiempos”.
El
recorrido lleva al espectador a introducirse en los diferentes ambientes y
paisajes de las películas del cineasta, como entrar a la sala de guerra que fue
diseñada para la película Dr. Strangelove
(1964), a una réplica a escala del laberinto del Hotel Overlook de The Shining (1980), así como observar las
respectivas hachas que utilizó Jack Nicholson en el mismo film.
En la sala dedicada a 2001: A Space Odyssey (1968), se pueden encontrar libros y
novelas de ciencia ficción que el director utilizó como referencia, además de
maquetas y vestuario que le ayudaron a construir el universo de la película. Su obra se distingue por su obsesión perfeccionista ya que en
muchas ocasiones pedía que se realizaran hasta 90 tomas de una misma escena; se
cuenta que era tan exigente, tan atento al más minucioso detalle, que
durante el rodaje de “Barry Lyndon”
(1975) exigió a producción que llenara los armarios del decorado con ropas y
cortinajes de época, porque no podía rodar una escena sin autenticidad, sin que
aquellos armarios tuvieran las mismas cosas que habrían tenido en la realidad,
aunque los armarios ni siquiera iban a aparecer abiertos durante las escenas. A Kubrick también se le conoce por su visión oscura de la
humanidad, al grado que el diario The
Economist lo nombró en su obituario como “el maestro del pesimismo”. Genio
de la cinematografía habituado a tener
el control total en sus películas, y así poder
ofrecer una coherencia artística que se cristalizaba en todos sus trabajos; sus
películas son de una particular armonía en todos sus componentes: escenas,
fotografía, ambientación, sonidos, y gracias a esta forma de entender el cine,
abrió camino para transformar por completo, el significado del oficio de
director de cine.
Febrero, 2017
Fuente de imagen: http://www.swagger.mx/diseno/stanley-kubrick-exposicion-cineteca-precios-horarios |
No hay comentarios:
Publicar un comentario