Monstruosismos. Por Luis Eduardo Echeverría Aguilar

La diversidad en las manifestaciones artísticas ha creado un sin fin de mundos paralelos que advierten formas diferentes de percibir y expresar temores, traumas y obsesiones, dentro de un contexto que se rige por una estética que cada vez más degrada nuestra condición humana. El arte se ha emancipado de la armonía y belleza de la sociedad, a través de los monstruos que radican en nuestra imaginación, los cuales nos ayudan a amplificar nuestra capacidad perceptiva y creativa.


Los monstruos habitan dentro del imaginario humano como una fantasía, de forma mítica y simbólica, ha poblado el universo y la creación humana desde hace milenios. Su presencia ha impregnado la cultura y la narrativa de todos los pueblos del mundo, desde las más antiguas genealogías y leyendas de la creación del universo, hasta los videojuegos más modernos y las expresiones más comunes de la cultura popular. Para ejemplificar algunos de los monstruos que se han engendrado con el paso del tiempo, tenemos a Medusa, que es una figura importante de la mitología griega que siempre es descrita de la manera más espantosa, ha sido pintada por Peter Paul Rubens y por Caravaggio, pulpos gigantes dentro de la novela Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, o en la actualidad, los graffitis de monstruos que se encuentran dentro de edificios abandonados en la ciudad de Berlín, pintados por Kim Kwacz.

Pero en esta ocasión, una serie de monstruos llega al Museo de arte Moderno de la ciudad de México a través de 64 obras, que reúne pintura, escultura, gráfica, fotografía y artes populares de creadores y artistas como Lourdes Grobet,  Xavier Esqueda, Graciela lturbide, David Alfaro Siqueiros, Julio Ruelas, Leonora Carrington, Francisco Toledo, Germán Venegas, Henri Cartier-Bresson, Rafael Coronel y Manuel Álvarez Bravo.

La exposición que lleva por nombre “Monstruosismos” estará abierta al público hasta el mes de abril del 2017. El eje temático de las obras es lo “anormal” o lo “degradante” de ellas que desafían el patrón común de lo bello, lo verdadero y lo justo. 44 de las obras pertenecen al acervo permanente del museo y el resto a colecciones del lnstituto Nacional de Bellas Artes y privadas.

Monstruosismos se divide en cuatro núcleos temáticos. El primero, Naturaleza, instinto y disfraz, propicia, a través de máscaras rituales y de luchadores, el encuentro con identidades ocultas, dando pauta a lo bestial en la naturaleza y las culturas populares. En Metamorfosis: el animal y el ser humano, se observa que toda deformidad es anunciada por un animal; aparecen seres duales, híbridos: una cabra­ serpiente o un gato-pájaro. Religión, ritual y purificación, aborda Ia manera en que Ia reunión se convierte en un acto atravesado por el sacrificio, como si los propios animales se ofrecieran en un rito de purificación. La última de las temáticas es el disloque, hay violencia y dolor; Ia vida se oscurece, y las figuras explotan o se desdibujan, se desmarcan y se fugan. Los cuerpos indican el mundo más allá de sí.


Las piezas ofrecen al espectador un viaje sembrado de sorpresas, por los  misterios de los monstruos en sus representaciones artísticas, que van desde un lienzo anónimo del siglo XVIII hasta una fotografía digital del año 2000.


Enero, 2016


Fuente de imagen: http://www.timeoutmexico.mx/df/arte/monstruosismos

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