Abierto Mexicano de Diseño 2016. Por Luis Eduardo Echeverría Aguilar

Desde el año 2013, un grupo de diseñadores se dio a la tarea de crear un festival de la especialidad en nuestro país y le llamaron “Abierto Mexicano de Diseño”, con la premisa que no fuera un evento solo para profesionistas del ramo, sino que estuviera abierto y accesible para todo público, tratando de abarcar todas las disciplinas afines, dentro de las cuales se encuentra el diseño gráfico, textil, industrial y arquitectura. Descifrando una compleja ecuación de necesidades, las disciplinas del diseño para proponer soluciones que en una síntesis formal y funcional integran algo con mayor valor que la simple suma de sus partes. La respuesta por parte de los espectadores, así como de los participantes fue y ha sido buena en todas las ediciones hasta ahora, ya que las actividades, intervenciones artísticas, juegos escénicos, paseos, conferencias se realizan en las calles y edificios del Centro Histórico de la ciudad de México, con gran afluencia de público.

Del 16 al 26 de octubre del 2016 se llevó a cabo la cuarta edición de este evento, con la participación de 650 diseñadores, en donde hubo más de 130 eventos en diferentes localidades como el Munal, Museo Franz Mayer, Alameda Central y Palacio de Correos entre otras. Además, en esta ocasión participó el diseñador gráfico estadounidense Lance Wyman, como invitado especial, conocido por crear el logotipo de los Juegos Olímpicos de México 1968 y la identidad gráfica del Metro de la Ciudad de México. El mismo autor realizaría la nueva imagen del Abierto Mexicano de Diseño 2016, inspirándose en los lugares en donde se llevaron a cabo los eventos del Abierto: el bullicioso y festivo centro histórico de la Ciudad de México.

En cuanto a la concepción y formato de las disciplinas de diseño, cambio respecto a como le venían operando, de las categorías: diseño gráfico, diseño industrial, arquitectura, etc. se propuso una estructura diferente, desde el trabajo multidisciplinario que integra con nuevas tecnologías. Con esta nueva conceptualización los organizadores trataron de borrar las líneas establecidas del diseño tradicional, y así, responder a las relaciones cambiantes entre creadores, cultura y sociedad.  La nueva concepción de las especialidades para esta edición se organizó de la siguiente manera:
Visual, Se relaciona con todo lo producido en un formato de dos dimensiones. Tridimensional, Se refiere a objetos posicionados en el espacio, interior o exterior, o utilizados por un usuario. Espacial,  Apunta a la creación del espacio habitable, ya sea arquitectura, diseño interior, instalación o pabellón. Virtual, Considera la producción que emplea tecnología digital para creaciones en dos, tres o cuatro dimensiones. Portable Se refiere a objetos que están en contacto directo con el cuerpo humano, ya sea prendas, accesorios, vestuario, en formato análogo o digital.

De los proyectos que se pudieron apreciar, estaba el Pabellón Cultural Migrante, del estudio de diseño Tuux que desarrolló una estructura itinerante, como parte del programa Cultura para la Armonía de la Secretaría de Cultura Federal, que se instaló sin necesidad de herramientas eléctricas o conocimientos especiales, integrando a las comunidades tanto en su construcción, uso y cuidado, como en las actividades y acciones que alberga. El proyecto fue seleccionado para el pabellón de México en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2016. También se pudo apreciar la instalación “Libro Libre”, de DUCO Laboratorio de Diseño + CC-Catálogo, la cual consistió en un un espacio itinerante que albergó distintas actividades con el objetivo de promover la lectura. Adicionalmente, esta instalación tuvo una producción sustentable de impacto ambiental mínimo, gracias a que su construcción involucró materiales reciclados y celdas solares.

De los proyectos artísticos más interesantes se presentó el performance A/Visions 2 de Michela Pelusio y Glenn Vervliet, dentro del marco del festival de música electrónica y de creatividad digital Mutek. El performance de carácter audiovisual jugó con luz, simetrías helicoidales, geometría y el infinito a través de coreografías e instalaciones, así como la intersección entre el cuerpo, lo óptico, lo sensorial y lo espacio-temporal. La sede fue el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.


A comparación de ediciones anteriores, se pudo apreciar mayor diversidad de proyectos y propuestas de diseño de mayor calidad, pero al igual que la Design Week, sus discursos divergen de la realidad social y económica del país, en diversos eventos a pesar de ser muchos de ellos gratuitos, en otros los precios fueron muy elevados, como el taller de tipografía que impartió Lance Wyman alcanzó el precio de 5 mil pesos. Pero lo más lamentable sigue siendo la exclusión estudiantes, diseñadores o artistas emergentes dentro su programación. 

Noviembre, 2016

Cartel diseñado por Lance Wyman. Fuente: maspormas.com

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