Zaha Hadid (1950-2016). Por Alejandro Ochoa Vega

A la mitad de mi última sesión del seminario de crítica arquitectónica, del trimestre 2016 invierno, que imparto al final de la carrera de arquitectura de la UAM Xochimilco, un alumno nos avisó que había fallecido Zaha Hadid. Ante la sorpresa e interés de poder decir algo a botepronto, para publicarse en “El Trazo Semanal”, decidí recuperar una de mis columnas en la Revista “Obras”, de mayo de 2004, cuando la arquitecta recibió el Premio Pritzker.


Primera arquitecta Pritzker

"Sin esa componente de incertidumbre y de viaje a un territorio desconocido, no se puede avanzar". Zaha Hadid, 2001.

Desde 1979, fecha en que se instituyó el Premio Pritzker, el otorgado en este 2004 es el primero que recae en una mujer, dato no escaso de interés si se toma en cuenta que tanto en las universidades como en los ámbitos profesionales, por lo menos en los últimos 50 años, la mujer está presente en cantidad y calidad significativa. Uno más entonces de los gestos tardíos de reivindicación feminista, no sólo culpa del star system de la arquitectura internacional, sino de la misma historiografía y crítica arquitectónicas que no han sabido recuperar el papel de las arquitectas en la producción constructiva contemporánea.

Otro factor a resaltar con este premio es que es adjudicado a una profesional con escasísima obra construida, por lo que la valoración debió surgir más por el pensamiento y aportación teórica de la arquitecta. Pero, ¿qué nos dice con su obra Zaha Hadid más artista que arquitecta, y más personaje que artista, según Luis Fernández-Galiano?, ¿por dónde van las exploraciones espaciales, formales y estructurales de esta profesional iraquí de nacimiento y británica de formación y residencia?, ¿qué puede significar haber sido discípula y después colaboradora de Rem Koolhaas?

Zaha Hadid representa en buena medida a esa generación de transición entre la crisis del Movimiento Moderno, la salida falsa de la posmodernidad y la irrupción provocadora de la deconstrucción. Es en esta última tendencia donde se le identifica, sobre todo en sus primeros trabajos y al haber participado en la famosa exposición homónima del Museo de Arte Moderno de Nueva York, de 1988.

Considerada ella misma más investigadora que artista, desde sus inicios la búsqueda y la experimentación le permitieron trascender los cánones establecidos y ganar fama con sus dibujos complejos y propuestas arquitectónicas, urbanas o de diseño de interiores que exploraban volúmenes fracturados y lanzados al vacío, además de planos cortantes y afilados. Lo disparado o audaz de los proyectos retrasaron su realización, y años pasaron en que Zaha pudo ver construida alguna de sus obras; no obstante, entre cátedras, conferencias y participación en concursos internacionales, pudo madurar muchas de sus ideas y ya en los años noventa hacer tangible esas búsquedas.

Algunas de sus preocupaciones a resolver desde el diseño han sido: la continuidad de la propuesta moderna, adaptación a la cultura de masas de la época contemporánea, la importancia de los espacios públicos, el diseño de arquitecturas que proporcionen placer, la ligereza estructural y calidad de los materiales, además del necesario diálogo con el contexto, entre otras. Vale decir que con las pocas obras construidas hasta ahora, aunque incrementadas considerablemente en los últimos cinco años, Zaha Hadid ha podido insertarse en la producción contemporánea mundial por la profundidad de sus conceptos y audacia expresiva, del tal suerte que no podemos calificar de frívolos o ligeros sus proyectos, puesto que siempre tienen un sustento; sin embargo, no deja de haber riesgos. Zaha también es un “icono mediático”, que por lo mismo impacta a las generaciones más jóvenes. Con los premios Pritzker a Koolhaas y Zaha se valora una de las tendencias de vanguardia de entre siglos.

No obstante, no hay que olvidar que apenas hace dos años el mismo galardón fue adjudicado al arquitecto australiano Glenn Murcutt, de características mucho más discretas, sin olvidar a nuestro arquitecto del silencio, Luis Barragán, que lo obtuvo en 1980.

Fuente de imagen: http://mymagicalattic.blogspot.mx/


Abril, 2016

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