Cuantas veces a largo de
nuestra vida tenemos que tomar decisiones que pueden cambiar de forma radical
nuestros pensamientos, la visión que tenemos del universo y sobre todo de
nuestras vidas, se encaminaría a cumplir expectativas y deseos surgidos al
momento de re direccionar nuestro camino. Antes de dar un salto “casi mortal”
hacia el mundo de la arquitectura, Tadao Ando, el arquitecto nacido en el año
1941, en Osaka, Japón, se desarrollaba como conductor de camiones y boxeador
amateur…
Tadao Ando al elegir una ruta
educativa autodidacta, y no la institucionalizada, nos da muestra de la gran
capacidad creativa y de conocimiento, mismas que se reflejan a lo largo de 40
años en sus obras, caracterizadas por el uso de formas minimalistas, el creativo manejo de
la luz natural y por las estructuras que siguen las formas naturales del
paisaje. La primera obra pública del arquitecto Ando en Latinoamérica es el Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y
Diseño de la Universidad de Monterrey. El proceso constructivo y las
principales características de esta obra, se presentaron en una exposición en
la Biblioteca de México a través de maquetas, fotografías y planos desde el
pasado 4 de diciembre del 2015, y concluida apenas este 31 de enero pasado.
El edificio, bautizado como “Puerta de la creación”
contiene una geometría compleja, se trata de un prisma de concreto, que en la
parte superior se torsiona hacia adentro, entre cruzando sus 4 aristas y
formando un gran arco. El Centro Roberto Garza Sada fue inaugurado
en abril de 2013, su construcción duró 34 meses y empleó a 2,800 trabajadores.
El edificio mide 99 metros de largo por 27 de ancho y cuenta con seis niveles
de doble altura (5.40 metros).
El color gris del concreto se asemeja al de las
montañas que se encuentran en su entorno, siendo el primer inmueble diseñado
por Ando en recibir una certificación LEED. El Centro rinde un tributo al
empresario Roberto Garza Sada y tuvo un costo de más de 45 millones de dólares
aportados por empresarios y donantes, representados por Margara Garza Sada de
Fernández.
Sin lugar a dudas la
edificación resulta ser una gran obra arquitectónica-escultural de concreto y
acero, que sirve como hogar para la formación de profesionales del diseño,
arquitectura y arte. Sin embargo, pocas personas pueden disfrutar de ese espacio
de manera cotidiana, ya que ingresar a la Universidad de Monterrey, significa
pagar una cantidad muy alta de dinero (más de 90 mil pesos por semestre). Desearíamos
por lo menos entonces, que las nuevas generaciones de estudiantes egresados de ese
centro e inmueble excepcional, enfoquen su trabajo como arquitectos y
diseñadores, a la investigación, divulgación y solución de problemáticas
sociales, más que pretender acaparar premios y portadas de revistas.
Fuente de imagen: http://noticias.arq.com.mx
Febrero, 2016
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