Alejandro Aravena y el premio Pritzker. Por José Ángel Campos Salgado

Una vez que se ha difundido profusamente el resultado de la última premiación del Pritzker se ha generado una cierta polémica sobre los merecimientos del arquitecto premiado y sobre la arquitectura reconocida tras su autor, vinculando su activismo en diversos ámbitos, incluyendo su participación en el jurado de Pritzker de 2009 a 2015, con el último resultado de este reconocido premio.


Por lo anterior es necesario acercarse con más detenimiento a su arquitectura y a su forma de trabajo, que es particularmente interesante pues le permite alcanzar la materialización de sus proyectos a pesar de las enormes dificultades que significan las limitaciones burocráticas, económicas y políticas que están detrás de la construcción arquitectónica. De acuerdo a una entrevista realizada a Aravena por Antón García-Abril y publicada en la revista Arquitectura Viva (# 133, 2010) este arquitecto tiene la característica de ser “sintético y numérico”, es decir, una capacidad para sintetizar los términos de los problemas que enfrenta el arquitecto, ante a un contexto siempre muy complejo. Esto lo logra al realizar una cuantificación de los aspectos involucrados en términos paramétricos mesurables. El resultado de estas sencillas operaciones es el que presenta a los agentes involucrados para lograr que se adhieran sus propuestas, es decir, hace participar a los diferentes actores en el proceso de toma de decisiones logrando con ello no sólo la aceptación de lo imaginado sino la apropiación de los resultados. ¿Se trata de la recuperación de la añeja idea del diseño participativo? Aún es temprano para reconocerlo, pero el camino recorrido es el que han seguido otros autores de este tipo de procesos.

Aravena practica además reflexiones pragmáticas, eficaces y responsables, dice Antón García en la entrevista citada, y esto se combina además con una natural capacidad para comunicar sus ideas a los diversos auditorios frente a los que se presenta. Se trata de un muy buen orador y esta es una de las críticas que ahora se le hacen, confundiendo esta capacidad con el ejercicio de una práctica publicitaria. Sin embargo, los resultados están ahí, retando el tiempo en que los usuarios valoren la arquitectura que ahora viven y en este aspecto ya se dan algunos indicios: el mismo arquitecto ha reconocido que su propuesta de viviendas llamada Quinta Monroy en Iquique, Chile (que se construyó en 2003 con el sistema de financiamiento que se operaba en ese país para familias con posibilidades de acceso a este tipo de préstamo) no es tan exitoso en el caso de la sociedad chilena. ¿Por qué? Porque desde ese tiempo la sociedad chilena fue logrando una prosperidad que les lleva a aspiraciones burguesas, de tal modo que a pesar de que los usuarios participaron completando sus casas dentro del marco de diseño que les dejó el arquitecto, hoy ven que de todos modos sus casas se ven como casas de pobres y no de la clase social a la que ellos aspiran.

Estos son los enormes retos que enfrenta un arquitecto cuando quiere participar en la solución de un problema tan complejo como el de la carencia de vivienda para los pobres. Sin embargo, su participación se concreta en la propuesta de diseño, en una conformación que de un modo o de otro es la interpretación de las necesidades de los usuarios. Y para hacer la propuesta es preciso el más tradicional dominio del oficio y Aravena evidentemente lo tiene. Él mismo lo señala cuando dice que al proyectar cada decisión conlleva un conjunto operaciones y estrategias, y la mejor manera de aprenderlas es colocándose sobre los pasos de los que lo hicieron bien. Así que para nuestro ámbito tal vez lo mejor sea reflexionar sobre una de las experiencias de este arquitecto que consistió en tomar un cuaderno, un instrumento de medir y visitar el cuerpo disciplinar de la arquitectura. Medir edificios es volver sobre una cadena de decisiones que es finalmente proyectar. ¿Cómo se resuelve una esquina? ¿cómo toca el suelo un edificio? ¿cómo es el techo? ¿qué materiales? ¿por dónde se entra? ¿cuáles son los problemas al tipo de estructura utilizada? Estas son preguntas que Aravena se hizo al salir de la escuela. No dejemos que nuestros alumnos se las hagan hasta el final de sus estudios.

Fuente de imagen: alejandroaravena.com

Enero, 2016


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