Este
año el Gobierno de la Ciudad de México anunció el proyecto del corredor
cultural sobre la avenida Chapultepec. El proyecto consiste en varios niveles
de construcción sobre la vialidad y en ellos se darán servicios referentes a la cultura, arte, comercio, entre otros; la propuesta
arquitectónica se anunció con fervor por las autoridades capitalinas. Al paso de
los días la opinión pública comenzó a cuestionar el proyecto y de manera
inmediata causó polémica e incluso que el proyecto esté al borde de su viabilidad.
La
justificación principal para ejecutar la idea es la activación de la economía e
incentivar el uso peatonal de los espacios, además de apoyar a la difusión de la cultura. Hasta
estas últimas palabras todo suena bastante bien; sin embargo, en los últimos
tres meses se han producido reclamos por las falta de consulta y participación
ciudadana con respecto a la utilización de las vías públicas y el usufructo de
las mismas en perjuicio de la propiedad colectiva. Es decir, la privatización de
las vías de comunicación en favor de unos para justificar los ingresos de la
ciudad, además de que no hay argumento alguno para establecer centros
comerciales en primeros y segundos pisos.
Bajo
la frase de “declaratoria de necesidad” se argumenta la aprobación de la
concesión y uso en la Gaceta Oficial del
D.F. de las diferentes calles y espacios públicos que comprende la
Avenida Chapultepec y la Glorieta de Insurgentes. Lo anterior recuerda a
aquellos proyectos aprobados y ejecutados en la era del regente de hierro
Ernesto Uruchurtu, periodo comprendido entre 1952 y 1966, la condición favorita
para expropiar, modificar, entre tantas otras obras para poner al “día” a la
ciudad en la misma Gaceta del D.F se publicaba con la frase “utilidad pública” y se realizaron proyectos que no
beneficiaron e inclusive perjudicaron a la ciudad y al peatón, excluyéndolo
ante las nuevas vialidades para los automóviles de mediados del siglo XX. En nuestra actualidad, los
proyectos de tal magnitud, intervienen demasiados actores, es decir autoridades,
iniciativa privada y en particular la voz social de la ciudadanía, que en cuyo
caso despierta su atención por la concesión y disfrute del espacio público en
detrimento del mismo.
Es
difícil hablar de este proyecto, ya que existen razones fuertes para apoyarlos,
es decir quién va a negar a proliferación de la cultura, el arte, la
recreación, la educación, entre otros; pero la realidad es que ya en nuestro
tiempo dichas actividades se han vuelto un negocio muy importante en la era de la
información y comunicación, pues son altamente lucrativos.
Fuente:
ccchapultepec.mx
Proyecto
del Corredor Cultural Chapultepec (arriba). La idea es similar a lo que
desarrollaron en la ciudad de New York con el High Line (abajo), proyecto
similar. La diferencia es sustancial, el proyecto es el rescate de la
estructura en desuso del metro elevado en beneficio de la comunidad con
recorridos peatonales, comercio, entre otros más. La propuesta mexicana dista
del aprovechamiento, su impacto es mayor ya que no existe ningún planteamiento
a reutilizarse en la zona.
Fuente:
nydailynews.com
Noviembre,
2015
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