Los corredores culturales: espacios ¿públicos? Por Fernando Minaya

Este año el Gobierno de la Ciudad de México anunció el proyecto del corredor cultural sobre la avenida Chapultepec. El proyecto consiste en varios niveles de construcción sobre la vialidad y en ellos se darán servicios referentes a la cultura, arte, comercio, entre otros; la propuesta arquitectónica se anunció con fervor por las autoridades capitalinas. Al paso de los días la opinión pública comenzó a cuestionar el proyecto y de manera inmediata causó polémica e incluso que el proyecto esté al borde de su viabilidad.

La justificación principal para ejecutar la idea es la activación de la economía e incentivar el uso peatonal de los espacios, además de apoyar a la difusión de la cultura. Hasta estas últimas palabras todo suena bastante bien; sin embargo, en los últimos tres meses se han producido reclamos por las falta de consulta y participación ciudadana con respecto a la utilización de las vías públicas y el usufructo de las mismas en perjuicio de la propiedad colectiva. Es decir, la privatización de las vías de comunicación en favor de unos para justificar los ingresos de la ciudad, además de que no hay argumento alguno para establecer centros comerciales en primeros y segundos pisos.

Bajo la frase de “declaratoria de necesidad” se argumenta la aprobación de la concesión y uso en la Gaceta Oficial del  D.F. de las diferentes calles y espacios públicos que comprende la Avenida Chapultepec y la Glorieta de Insurgentes. Lo anterior recuerda a aquellos proyectos aprobados y ejecutados en la era del regente de hierro Ernesto Uruchurtu, periodo comprendido entre 1952 y 1966, la condición favorita para expropiar, modificar, entre tantas otras obras para poner al “día” a la ciudad en la misma Gaceta del D.F se publicaba  con la frase “utilidad pública” y se realizaron proyectos que no beneficiaron e inclusive perjudicaron a la ciudad y al peatón, excluyéndolo ante las nuevas vialidades para los automóviles de mediados del siglo XX. En nuestra actualidad, los proyectos de tal magnitud, intervienen demasiados actores, es decir autoridades, iniciativa privada y en particular la voz social de la ciudadanía, que en cuyo caso despierta su atención por la concesión y disfrute del espacio público en detrimento del mismo.

Es difícil hablar de este proyecto, ya que existen razones fuertes para apoyarlos, es decir quién va a negar a proliferación de la cultura, el arte, la recreación, la educación, entre otros; pero la realidad es que ya en nuestro tiempo dichas actividades se han vuelto un negocio muy importante en la era de la información y comunicación, pues son altamente lucrativos.



Fuente: ccchapultepec.mx

Proyecto del Corredor Cultural Chapultepec (arriba). La idea es similar a lo que desarrollaron en la ciudad de New York con el High Line (abajo), proyecto similar. La diferencia es sustancial, el proyecto es el rescate de la estructura en desuso del metro elevado en beneficio de la comunidad con recorridos peatonales, comercio, entre otros más. La propuesta mexicana dista del aprovechamiento, su impacto es mayor ya que no existe ningún planteamiento a reutilizarse en la zona.


Fuente: nydailynews.com


Noviembre, 2015

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