FIL Guadalajara 2014. Por Alejandro Ochoa Vega

Asistir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cada vez que se puede es una de las mejores experiencias, por la cantidad de editoriales presentes, nacionales e internacionales, privadas o de instituciones públicas, por las novedades que en muchos casos solo ahí se pueden conseguir, por los escritores connotados que llegan y las mesas de discusión, además de los eventos culturales, presentes más allá de las instalaciones sede, la Expo Guadalajara. Considerada ya, como la más importante en lengua hispana, la FIL es una oportunidad única que ubica a la ciudad anfitriona en el mapa cultural mundial.


Cada año se dedica a un país y en esta ocasión es Argentina, por quien se crea un pabellón central e infinidad de eventos y presentaciones, en los ámbitos literarios, políticos, artísticos y musicales. Todas las noches de la feria, al cerrar las puertas de stands y salones, se abre la del Foro FIL que recibe a lo mejor de la música del país, que ahora tuvo representantes de los géneros, jazz, trova, tango, rock y clásica. Una oferta interesante que las ferias del libro, como la de Minería en la Ciudad de México y otras en el país pero que en la de Guadalajara se multiplica, es la poder acceder a publicaciones de gobiernos de los estados, universidades públicas y privadas, así como editoriales independientes, que aún con librerías muy bien surtidas como la Gandhi, no es fácil que lleguen esas ediciones con baja capacidad de distribución. La FIL, después de 28 años se ha consolidado y crecido, incluso físicamente en el recinto, donde desde algún tiempo un enorme salón recibe a todas las editoriales extranjeras, con lo que también da la oportunidad de encontrar textos raros y de gran interés.

Hace algunos años había algunos infaltables a la FIL, como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez o Carlos Monsiváis, que ya no están entre nosotros, pero siguen otros como Elena Poniatowska, Fernando del Paso, José Woldenberg, Enrique Krauze, Juan Villoro o premios Nobel como Mario Vargas Llosa entre otros, que hacen con su presencia y la de muchos otros menos conocidos pero igual de talentosos, una fiesta abierta para la cultura. La presencia y arraigo en Guadalajara de este evento cultural realizado cada fin de noviembre, es innegable, además de la gran cantidad de público nacional e internacional que llega, es común ver grupos de niños y adolescentes, así como familias y personas mayores que recorren cada quien a su ritmo los pasillos y salones de la feria. 20 pesos para el público en general y 15 para universitarios y de la tercera edad lo hace accesible a las mayorías.


Es probable que la FIL no sea la ocasión para encontrar los libros más baratos, aunque en muchos casos si los es, hasta una venta nocturna tiene, también el presentar un libro ahí, aunque vista, por la competencia de nombres y grandes editoriales, puede que sean unos cuantos los que lleguen. No obstante, entre saciarse de tanta oferta editorial, la infinidad de autores que se pueden  ver y escuchar, y los eventos paralelos de exposiciones, conciertos, ciclos de cine o espectáculos teatrales y de danza, hacen de la experiencia de la FIL de Guadalajara, una de las más ricas y gozosas, tanto como el Festival Cervantino de Guanajuato o el Festival de Cine de Morelia. Un oasis cultural tan necesario, en un momento actual de nuestro país difícil y enrarecido.

FIL Guadalajara. Fuente CNN México.

Diciembre 2014.

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