El pasado 15 de Mayo entro en vigor la nueva
Ley de Movilidad Urbana del Distrito Federal, con ella se pretende modificar el
paradigma del transporte en la ciudad, la pirámide de jerarquía del peatón y el
auto, y se reconoce la movilidad como un derecho para todos los capitalinos.
Pero, ¿en realidad en qué consisten los puntos contenidos en dicha ley?, ¿se
trata del inicio de la recuperación de las calles para ser transitadas libremente? O ¿simplemente
estamos hablando de demagogia política?
Hace unas semanas la ONU dio a conocer que -
“con un total de 20 millones 843 mil habitantes, la ciudad de México es la cuarta ciudad más poblada del
mundo”1- con esto es inevitable pensar en la manera en la que me muevo dentro
del D.F e imaginar la cantidad de personas que transitan de un lugar a otro
utilizando las deficientes ofertas de transporte, y/o las vialidades carentes de infraestructura y
seguridad de nuestra ciudad.
El tema de movilidad se ha convertido en un punto
fundamental para vivir dentro de cualquier entorno urbano del mundo, es un
factor que define y funciona para medir el desarrollo efectivo de las ciudades,
así como la calidad de vida de sus habitantes.
En México, existen acciones y programas tanto
públicos como privados que invitan a integrar nuevas opciones para trasladarse
de un punto a otro. Sin embargo y como todos los usuarios de transporte lo
sabemos, la oferta siempre resulta ineficiente ante la demanda. Programas y
servicios como Ecobici, Carrot, AVENTON, Metrobus, Metro, los préstamos
gratuitos de bicicletas del Gobierno del DF y la gradual transformación de
algunas secciones de la ciudad de México (específicamente del primer cuadro) en
andadores peatonales y semi-peatonales,
son implementadas para mejorar la movilidad. Sin embargo han dado la pauta para
poner en evidencia las demandas capitalinas, la realidad es que todavía falta
mucho por hacer.
Las circunstancias que ahora se entenderán como
el planteamiento moderno de movilidad, se basan en la ampliación del Metro y
Metrobus, en un nuevo órgano que regulara el transporte público de la ciudad;
así como toda la reglamentación para las obras de infraestructura urbana, que,
deberá atender a los principios de accesibilidad universal, es decir, banquetas
adecuadas, rampas, cruceros seguros, etc. También tendrán que responder al
principio de vialidad completa, donde es importante considerar los espacios
peatonales, ciclovías, carriles para transporte público y automóviles; todo esto en la idea de una
nueva visión de ciudad.
El reto para el GDF, es grande y ambicioso no
solo se trata de poner “parches” a las zonas de conflicto, el hecho es, que se
tendrán que reformar dos reglamentos fundamentales para el funcionamiento de
esta ciudad: el de tránsito y el de construcciones del DF. De esta manera, se
podrán regular y sancionar las nuevas acciones, según sea el caso, sin dejar de
lado la integración social.
Sabemos que existen diversos factores por los
cuales la movilidad en la Ciudad de México es un conflicto, y que en su
conjunto ocasionan el caos; como son la
indiferencia social y la apatía ciudadana en la participación de programas. El
reto no solo será del GDF, sino de toda la comunidad capitalina que tendrá un importante papel para fomentar
y procurar la cultura de la movilidad.
La prioridad del peatón y el interés en su
tránsito seguro y libre, nos habla de la apuesta a una evolución urbana, que si
se realiza bajo los límites establecidos, reducirá los tiempos de trayecto de peatones,
ciclistas y automovilistas. Un desplazamiento urbano más eficiente que mejorara
la calidad de vida de los citadinos.
Por último y reflexionando, como personas
dedicadas al diseño, es necesario estar enfocados en estas nuevas
transformaciones de la ciudad, para generar propuestas que fortalezcan el concepto de movilidad, y de
esta manera construir una ciudad vivible y más eficiente.
Metro Pantitlán Linea A en “Hora pico”, fuente: www.sdpnoticias.com
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