Los
primeros cien días del gobierno de Enrique Peña Nieto nos han dejado dos
importantes iniciativas de reformas constitucionales; la primera de ellas es la
Reforma Educativa, acompañada del espectáculo mediático generado por la
destitución y proceso judicial de Elba Esther Gordillo, dirigente vitalicia del
Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE); y la segunda es
la Reforma Constitucional en Materia de Telecomunicaciones, presentada el
domingo 10 de marzo pasado.
La
propuesta de reforma al sector de telecomunicaciones está conformada grandes
rasgos por cuatro ejes rectores:
1)Introducción del derecho de los
mexicanos al libre acceso a los servicios de telecomunicaciones, banda ancha y
radiodifusión, así como las adecuaciones necesarias para garantizar el derecho
al acceso a la información y de libertad de expresión.
2)Creación de órganos con autonomía
constitucional para abordar los temas de competencia, telecomunicaciones y
radiodifusión; asimismo la creación de un organismo público para proveer el
servicio de radiodifusión, sin fines de lucro, en cada una de las entidades
federativas; y la creación de juzgados y tribunales especializados en estos
temas.
3)Dotar de instrumentos adecuados para
fomentar una competencia efectiva en ambos mercados.
4)Licitación de dos cadenas nacionales de
TV y la creación de una nueva red propiedad del Estado para brindar servicios
de telecomunicaciones.
Sin
duda alguna la reforma generagrandes expectativas entre muy variados sectores e
intereses, pero los alcances de esta propuesta van más allá del tema financiero
o cuestiones técnicas propias del espectro radioeléctrico.
El
solo hecho de elevar a rango constitucional el acceso a la información ya los
servicios de telecomunicaciones como un derecho de todos los mexicanos, puede
verse como un paso adelanteen la exigencia que diversos grupos sociales han
planteado para la democratización de los medios de comunicación, o bien
mediante iniciativas ciudadanas como Libre Internet para Todos, cuyo propósito
es que el internet sea un derecho que, sin afectar intereses comerciales, se
materialice sobre todo para las personas de menores recursos, los estudiantes y
las comunidades más aisladas.
Sin
caer en falsos triunfalismos, es necesario no perder de vista el desarrollo de
la discusión parlamentaria, así como la promulgación y publicación de la ley
reglamentaria que haga operativo este derecho.En caso de consolidarse esta
propuesta y desde la perspectiva urbano arquitectónica, ¿Cuál sería su impacto
en la vida urbana actual?; pensemos que si gran parte de las actividades que
realizamos hoy en día, por medio del intercambio cara a cara, pudiéramos
realizarlas de forma eficaz y segura a través de dispositivos móviles,
smart-tv’s conectadas a la web o por medio de la computadora; muchos de los
desplazamientos que hasta ahora nos son necesarios e ineludibles podrían quedar
en segundo término.Incluso podrían gestarse nuevas formas de trabajo desde
casa, escuela oplaza pública, no vinculadas necesariamente al desplazamiento
físico, con ello se modificarían considerablemente los problemas de movilidad
de nuestras ciudades.
Asimismo,
la aparición de nuevas funciones y modelos de actividades generan nuevos
espacios y nuevas tipologías, ¿Qué transformaciones sufriría el espacio público
al endosarle esta tarea?.Pensemos
también en ¿Cómo será la integración de estas tecnologías en la estructura
urbana?, ¿Esto podría acarrear más problemas de imagen urbana?, ¿Estaríamos
ante la proliferación de antenas de transmisión colocadas indiscriminadamente
en las azoteas de edificios y casas, como cualquier anuncio publicitario
espectacular?.¿Cuáles debenser las estrategias para la implementación de estas
nuevas infraestructuras y redes (tele-puertos, fibra óptica, redes Wi-Fi) que
nos permitan ordenar y revelar la organización física de la nueva tele-ciud@d?
Imaginar
¿Cómo será la ciudad del futuro? es un acto que me remite a la película clásica
de Fritz Lang, Metrópolis(1927); sin embargo pensar y explorar como van a
evolucionar nuestras ciudades frente a estas propuestas del Estado mexicano y
las necesidades que de ellas se deriven, es una tarea obligada de los
profesionistas ligados a la ciudad y su desarrollo; particularmente para los
arquitectos y urbanistas debe ser un ejercicio de creatividad e ingenio, una
oportunidad para visualizar la ciudad que queremos y merecemos.
Marzo,
2013
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