La seguridad en los mercados públicos de la Ciudad de México. Por Pamela Vicke Sánchez



El pasado 27 de febrero se incendio en la madrugada la Nave Mayor del mercado La Merced, considerado uno de los principales centros de abasto especializados de la Ciudad de México más importantes del siglo XX, inaugurado el 24 de septiembre de 1957 y proyectado por el arquitecto Enrique del Moral, en colaboración con los arquitectos Hilario Galguera y Félix Candela, y como residente de construcción el ingeniero Javier Barros Sierra. 

Otro aspecto relevante de este mercado, es que desde el año 2000, se encuentra en lista para su catalogación por las técnicas constructivas empleadas para la época, sus claros de grandes dimensiones, con cubiertas en forma de paraboloides contraventeados y trabes que permiten su aligeramiento. 

Según las noticias, se quemó el 80% del inmueble, sin pérdidas humanas que lamentar; la causa del siniestro fue ocasionada por un corto circuito según versiones de Protección Civil, debido a la sobrecarga de energía eléctrica que los comerciantes del mercado y los vendedores ambulantes, utilizan con frecuencia los famosos diablitos para iluminar sus locales y puestos. Ante este hecho, recordamos que no es el único mercado que ha tenido este tipo de percances, también el de Jamaica y Sonora han sufrido incendios parciales.
Recientemente visite el mercado de La Merced, para ver en que condiciones se encontraba el inmueble y bueno…, los dos accesos que se encuentran para entrar directamente desde la estación del metro Merced de la Línea 1, estaban cerrados y con un olor bastante desagradable, entonces me dirigí a la otra salida y entrada que da hacia los locales ubicados dentro de la plaza. Poco a poco comencé a recorrer los alrededores del mercado y todo estaba cerrado, después de indagar donde estaban los vendedores, me comentaron que algunos se habían reubicado en Anillo de Circunvalación y a otros en las inmediaciones del mercado Anexo, entonces me trate de acercar a uno de los accesos al mercado que estaba cubierto con plásticos y alcance a ver que había maquinaria pesada en su interior para terminar de sacar los escombros y dejar limpio el lugar, en cuanto al interior del inmueble, no percibí a simple vista algún daño de consideración en su estructura y en las bóvedas.

Por eso cabe destacar que no solo el mercado de La Merced, sino los 322 que existen en la Ciudad de México, carecen de medidas de seguridad, al no contar con extinguidores y los que llegan a tener se los llevan porque los van a cambiar. No cuentan con mantenimiento preventivo y mucho menos uno mayor, la ubicación de los vendedores en los alrededores de los centros de abasto impide el libre tránsito, entrar y salir sobre todo en casos de siniestros como incendios y sismos. La falta de accesibilidad para discapacitados, la carencia en el mantenimiento de las instalaciones eléctricas y de gas, son algunos de los problemas regulares.

Con respecto a lo anterior, es importante señalar que las autoridades gubernamentales, delegacionales y administrativos de cada centro de abasto, deberían estar al pendiente para dar mantenimiento constante a los mercados de la ciudad, para seguridad de los locatarios y de la población que acude a realizar sus compras. Imagínese usted estimado lector, que si el incendio del mercado La Merced o algún otro siniestro, hubiera sucedido en la hora pico cuando acude mucha gente, entonces el resultado hubiera sido un desastre, en cuanto a pérdidas materiales y humanas.

Por ello es importante tener en cuenta que un peligro como éste implica principalmente una degradación funcional y de seguridad en los mercados. Si las autoridades, inversionistas y comerciantes se coordinaran, los mercados públicos, principalmente el de La Merced, se verían favorecidos ante la mirada de los consumidores, visitantes y turistas.

Marzo, 2013

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