El Jardín Botánico de Culiacán: plantas, arte y arquitectura. Por Dulce Ma. García Lizárraga



Visité recientemente y por tercera ocasión el Jardín Botánico de Culiacán, ubicado a un lado del Centro de Ciencias y próximo a la ciudad universitaria, y por si faltara otra referencia también cercano al café Miró, mencionado frecuentemente en las novelas de Elmer Mendoza (ilustre culichi). Pues bien ahora el encargo era tomar fotografías de la obra de Tatiana Bilbao, y aunque tenía curiosidad también confieso mi escepticismo inicial, pensaba que los premios y comentarios se basaban en renders muy bien realizados, pues bien, debo admitir mi equivocación, ya que se trata de una excelente intervención. Como antecedente tenemos que el jardín botánico nació en 1986 a iniciativa del ingeniero Carlos Murillo, en un terreno de casi 10 hectáreas donado por el Estado y desde entonces en continua transformación.
Contexto

La ciudad de Culiacán se asocia con la violencia, el narco, y con el Chapo Guzmán, tal vez más conocido que muchos de sus artistas e intelectuales; pero más allá de estas lindezas que presentan algunos medios, entre sus características podemos mencionar su clima extremoso –más bien caluroso, con temperaturas que pueden llegar a los 48°-, la cruzan dos ríos y cuenta con  abundante arborización. De acuerdo a una nota publicada en un periódico local: La especie de árbol dominante es el olivo, conocido como olivo negro, de la cual debe de haber cuando menos medio millón de ejemplares en el área urbana. Pocos saben que esta variedad fue traída a México por Carlos Murillo en la década de 1960.

Arte
Actualmente en el jardín Botánico se logró una fusión muy interesante entre la vegetación, los andadores, los claros, la arquitectura y por si fuera poco, también arte contemporáneo con 35 piezas de artistas de distintas nacionalidades. Cabe mencionar que los trabajos de los artistas fueron creados especialmente para este espacio con la curaduría de Patrick Charpenel (actualmente al frente de la Fundación/Colección Jumex). Entre los artistas podemos mencionar a Teresa Margolles (también de Culiacán), al muy conocido Gabriel Orozco, Dan Graham, Francis Alÿs, Sofía Taboas, entre otros.

Es interesante observar la interacción de los visitantes con estas obras de arte: en algunas se pueden mover las piezas, se utiliza el columpio, se descansa en otras o se proyectan sombras de colores que cambian durante el día.

El trazo
Para organizar el espacio, definir zonas y proyectar instalaciones de apoyo, se invitó a Tatiana Bilbao; quien respetó algunos senderos ya marcados por el uso, combinando un método sui generis de sobreponer la imagen de una rama de árbol sobre la planta del sitio; y las obras de los artistas se han ido colocando en los claros o incluso como parte del tronco de un árbol, así como un pequeño auditorio al aire libre, pero con sombreado natural. El resultado final es por ende dominado por las curvas y en contraste, un pequeño camino lineal desde uno de los accesos con una fuente al centro.

La arquitectura
La escala y la ubicación del pequeño conjunto es muy adecuada, por un lado contrastan con el lugar y por otro se integra sin mimetizarse. El resultado es que se percibe más como una intervención de los artistas que de arquitectura.

El centro educativo lo constituyen tres cuerpos muy próximos entre sí, el primero funciona como taller, el segundo es un auditorio que brinda servicio de cineclub y el tercero son los núcleos de sanitarios –no podríamos hablar de cajas, por sus muros inclinados- Alejandro Hernández (crítico de arquitectura) se refiere a ellos como “monolitos” en concreto muy bien trabajado con vanos de acuerdo a las necesidades del interior.

Los interiores por cierto, también muy bien diseñados incluyendo los sanitarios, el auditorio así como el taller con acabados de madera, mobiliario en el que se nota mano de diseñador (a) y otros detalles muy bien cuidados hacen que esta pequeña obra mereciera una mención en la última bienal de arquitectura mexicana y me parece pertinente que forme parte de las obras seleccionadas en nuestro Observatorio de Arquitectura Latinoamericana Contemporánea.

El uso
Un fenómeno interesante, es que además de sitio didáctico y de recreo, en el que lo mismo encontramos niños en grupos escolares, jóvenes y personas de la tercera edad; el Jardín Botánico se ha convertido en el escenario favorito para fotografiar principalmente a las “quinceañeras” y ha sustituido las fotos de estudio.

 1. Conjunto de edificios
 2. Obras de arte 
3.Interior talleres  
Fotos: cortesía de Dulce María García Lizárraga

Marzo, 2013


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