En julio de 2012 se inauguraba el hotel Downtown en
el Centro Histórico de la Ciudad de México, el más reciente emprendimiento del
Grupo Habita fundado en 2000 en nuestro país. Dicho grupo, creado por Carlos
Couturier y sus socios Moises, Rafael y Jaime Micha, es un interesante
proyecto, que desde el formato de los “hoteles boutique” han realizado en los
últimos 12 años diversas propuestas, que van desde el rescate de viejos palacios
virreinales y haciendas azucareras, hasta hoteles y edificios de departamentos
de los años cincuenta del siglo pasado. Sin embargo, también han generado
diseños de nueva creación como El Deseo
en Playa del Carmen, Habita en
Monterrey y Distrito Capital en Santa
Fe, D.F., además de la sugerente propuesta del Hotel Endémico en el desierto de Baja California. Siempre bajo un
concepto determinado, los promotores han acudido a despachos de arquitectura,
desde los más consagrados, como Legorreta+Legorreta, Francisco Serrano o
Enrique Norten, hasta gente más joven como Javier Sánchez o Central de
Arquitectura, todos con innegable oficio e ideas frescas.
Cabe decir, no obstante, que Grupo Habita, como
buena empresa negociante, su estudio de mercado los llevo a identificar un
usuario de alto ingreso, que puede pagar más de 200 dólares por noche, y con
eso hospedarse en un sitio exclusivo, elitista y eso sí, muy creativo. “Hoteles
de diseño”, como ellos se identifican, sin lujos “kitsch” muy comunes en la
arquitectura e interiorismo de hoteles de gran turismo, y con una apuesta hacia
lo contemporáneo.
La propuesta del hotel Downtown en el centro de la
capital del país, fue realizada por el despacho Cheram Serrano Arquitectos, a
partir de un programa de necesidades complejo, que incluía un hotel boutique
con 17 habitaciones, un hostal de 78 camas para “mochileros”, restaurantes,
bares y tiendas. Todo, en una vieja casona virreinal del siglo XVII,
seguramente ya muy transformada en intervenciones previas, el Palacio de los
Condes de Miravalle según asientan las fichas de información del conjunto.
Además de lo que quedara de la construcción colonial, el edificio en su
escalera tenía un mural del artista mexicano Manuel Rodríguez Lozano, el cual
ahora engalana el acceso al hotel.
Sobre la muy concurrida y ruidosa calle de Isabel
la Católica, se accede a un zaguán que lleva al patio principal donde se ubico
uno de los restaurantes, en medio de árboles. Desde ahí se va un segundo patio,
donde se encuentra otro sitio gastronómico, con una gran pared verde. Al fondo
del predio se ubican tanto “Downtown hotel” como el “Downtown beds”, es decir
el hotel de lujo y el hostal mochilero, sugerente combinación, que por primera
vez para el Grupo Habita se abre a otro tipo de usuario que con 200 pesos puede
coexistir con el que paga 10 veces más. Claro, los arquitectos tuvieron a bien
separar “sutilmente” dichos ámbitos, no sin evitar que en la práctica, se cuele
uno que otro en la terraza, alberca y bar de la azotea. Desde donde por cierto,
se puede gozar a una distancia cómoda, los detalles más bellos de los edificios
de la Casa Boker y el Casino Español, además de la Iglesia de la Profesa, un
poco más distante.
En los niveles intermedios, y rodeando los patios,
se desarrollan circulaciones y pasillos donde se pueden encontrar, tanto
tiendas de artesanías con productos muy sofisticados y caros, como
chocolaterías, mezcalerías y bar de tapas, entre otras posibilidades. Siempre
apostando por reconocer materiales y ambientes que desde una inserción muy
contemporánea, revalora las proporciones y calidades del espacio original e
histórico. Al final, un proyecto que resulta agradable visitar y recorrer, que
no le tiene miedo a dejar el concreto rudo, junto a una celosía de ladrillo y
un muro de piedra. De las últimas muestras de la mano de un arquitecto joven,
con un futuro prometedor, tristemente asesinado un año antes de que el Downtown
se abriera, Javier Serrano.
Marzo, 2013
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