En la
última década, en la Ciudad de México ha proliferado la creación de centros
destinados para ofrecer espectáculos relacionados con conciertos y eventos
masivos de diversos géneros musicales. La apertura de estos sitios responde a
una demanda cada vez más alta, ya que existe una derrama económica importante
por parte de la población para ver estos “shows” de exponentes nacionales e
internacionales, que responden, en muchos casos, a las modas musicales y a los
artistas consagrados de otras épocas.
Hacia
la década de 1990, solo existía un puñado de estos centros, que en algunos
casos no habían sido diseñados ex profeso para estos fines, y por lo tanto se
adaptaron para dicha función. Tal es el caso del Estadio Azteca con los
conciertos memorables de Elton John y de Michael Jackson, el Foro Sol, que
abrió sus puertas de manera efímera para el concierto de Madonna, y
posteriormente para los multitudinarios eventos de Paul McCartney, Pink Floyd y
The Rolling Stones; debido a su gran éxito fue entonces que se adecuó como lo
conocemos hasta ahora. Otro espacio emblemático es el Palacio de los Deportes,
que ha tenido problemas de acústica en su trayectoria, desde su inauguración en
1968, por haber sido diseñado para realizar actividades deportivas; también el
Auditorio Nacional y la sala del Palacio de Bellas Artes, espacios que por
excelencia son parte de la difusión de la cultura nacional, han servido para
tal uso, aunque con una capacidad menor de espectadores.
Estos
precedentes son relevantes, ya que fueron los escenarios perfectos para
experimentar sobre la viabilidad económica de los conciertos de música en
México. El éxito fue rotundo, en donde hasta la fecha han surgido espacios
arquitectónicos para este fin, unos diseñados desde sus cimientos, y otros,
resultado de adaptaciones de estructuras existentes. Uno de ellos, la Arena de
la Ciudad de México fue inaugurada en 2011 con el objetivo de subsanar la
deficiente calidad en los espacios para conciertos. Los problemas que enfrentó
la construcción de este recinto no fueron menores, ya que se construyó sobre
los predios y estructuras del abandonado Rastro de Ferrería, proyectado por el
arquitecto José Villagrán García a medidos de la década de 1950. Esto provocó
que la Arena, proyectada por el despacho estadounidense KMD Architects, tuviese
que respetar la estructura del edificio principal del rastro. La ubicación del
inmueble parece que se encuentra alejada del centro, y que no tendría mayor
éxito, pero en el poco tiempo que lleva ha demostrado que la gente si se
desplaza hasta el norte de la ciudad. Una característica urbana fundamental que
se ha desarrollado en los últimos años en esta zona es el transporte público,
aquí confluye una línea 6 del metro y el Tren Suburbano, y próxima a estas, la
línea 3 del Metrobús, así mismo la vialidad de la Autopista Urbana Ecatepec-Los
Remedios (parcialmente terminada), se encuentra a unos metros de la Arena;
estas condiciones favorecen la comunicación y viabilidad del proyecto, sin duda
alguna, sirvieron para que su localización y movilidad fuesen eficientes.
Otro
recinto inaugurado recientemente es el Auditorio BlackBerry, planeado por el
grupo de arquitectos Estudio Atemporal, el cual reutilizó la estructura del
antiguo cine Las Américas, abierto en 1953 y proyectado por el citado José
Villagrán. El cine fue parte de un conjunto que incluía comercios y oficinas,
que actualmente subsisten, pero que han modificado el diseño original por la
alta rentabilidad de la zona, que provocaron el aislamiento del cine hasta que
fue recuperado para albergar un foro, patrocinado por una marca transnacional
de celulares; este nuevo uso modificó por completo el aspecto del diseño
original de Villagrán, enfatizado con el pobre acceso lateral y el nulo
acercamiento histórico de los interiores del vestíbulo y las sala
cinematográfica. En contraste, se propone un espacio multiusos (pista) a la
altura del escenario, así como una gradería con butacas en el primer nivel, la
cual permite la realización de eventos contemporáneos como los afamados rave
party de música electrónica, entre otros.
La
evolución los espacios para espectáculos musicales masivos en México ha sido
poco creativa, adaptada a las necesidades tanto de los grandes conciertos, de
escala superlativa de las figuras musicales y sus seguidores, así como de la
música alternativa de grupos minoritarios que busca la discreción y mayor
interacción con los espectadores. Las condiciones acústicas son prioritarias en
estos foros, pero en algunos casos se ha improvisado, y la calidad del sonido
en los conciertos son deficientes. Por lo tanto, la arquitectura para el
espectáculo desarrollada en los últimos años en la ciudad de México, no siempre
es la más funcional; aunque hay que reconocer que son puntos de referencia
urbana, ya sea por su escala o su promoción en los medios; y por algunas horas
se convierten un verdaderos nodos de confluencia popular, unidos por una sola
actividad: el entretenimiento.
Diciembre,
2012
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