Esta es la pregunta que me surgió
de inmediato al leer la encuesta de Reforma, titulada “Los 10 mejores
arquitectos”. Para llegar a esta selección, nos dicen los autores, se
entrevistaron a 365 arquitectos. La pregunta fue ¿Quiénes considera que son los
tres mejores arquitectos en activo de la ciudad de México y la zona
metropolitana?
Al revisar la lista, que a
continuación me permito transcribir en riguroso orden: Teodoro González de León, Alberto Kalach, Mauricio Rocha, Francisco Serrano, Enrique Norten, Javier Sordo
Madaleno, Michel Rojkind,
Javier Sánchez, Bernardo Gómez Pimienta, Agustín
Hernández, me salta el que no aparecen arquitectas. Incluso
fueron tres mujeres las que participaron en la encuesta ¿acaso se tendría que
haber planteado esa posibilidad en la pregunta? ¿o los entrevistados no
recuerdan o reconocen a ninguna?. Es evidente que la mayoría no.
Al día siguiente de leer esta nota,
todavía con la inquietud dándome vueltas en la cabeza, me presenté a dar una
plática a los alumnos del Tronco Divisional sobre “La práctica profesional de
la arquitectura”, y no pude resistir plantear esta situación, considerando que
casi el 50% de nuestros estudiantes son mujeres, y que han pasado más de 60
años de haberse recibido la primera mujer en esta profesión (Ma. Luisa Dehesa
1939).
Y no se trata de cual arquitectura
es mejor si la hecha por hombres o por mujeres o si es de género. Simplemente
evidenciar ciertas actitudes, que Zaida Muxi conocida por su experiencia en
cuestiones de espacio y género, en su última conferencia en la UNAM,
denunció como ocultamientos e incluso menosprecio. Esta investigadora también
destacó que hombres y mujeres perciben de manera distinta el espacio y su entorno,
y muchas veces las arquitectas, con pequeñas acciones, no espectaculares, -la
excepción es la arquitectura de Zaha Hadid- contribuyen a cambiar la calidad de
vida: parques o juegos infantiles, guarderías, lavanderías y comercios en los
barrios o unidades habitacionales, por mencionar algunos.
Me pregunto también el porqué en la
Guía de arquitectura mexicana de la
ciudad de México, solamente aparecen los nombres de cinco mujeres en una
lista de casi 200 nombres de arquitectos, o por qué en los créditos de las
obras de despachos en las que son socias, su nombre aparece en segundo o tercer
lugar, sucediendo lo mismo con los premios.
En los últimos tiempos, jóvenes
arquitectas “en activo” tienen gran presencia en la arquitectura, el arte, la
crítica y la teoría, en la ciudad de México. Me refiero a Fernanda Canales, de
la cual entre sus últimos proyectos destaca el Centro Cultural Elena Garro. Paloma
Vera, Delegada de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (2012). Y
Tatiana Bilbao, que recibió medalla de plata en la XII Bienal de Arquitectura
Mexicana 2012 por su proyecto del Jardín Botánico en Culiacán.
Más alejada de los reflectores, la arquitecta oaxaqueña
Claudina López, encabezo los trabajos de restauración de la fábrica de hilados
y tejidos en san Agustín Etla, muy cerca de la ciudad de Oaxaca. Hoy Centro de
las Artes de San Agustín (CaSa). Una excelente obra, de gran respeto a la
construcción original y a la vez con incorporación de elementos contemporáneos
en espacios por lo general poco atendidos como son los sanitarios.
Al respecto y para finalizar, me parecen muy pertinentes los
comentarios de Gustavo López padilla, al comentar el Centro Cultural Elena Garro en
Coyoacán: “Vale la pena señalar además, la importancia del grupo de
diseño encabezado por mujeres, Fernanda Canales, Saidee Springall y Paloma
Torres, lo cual no es frecuente ni numeroso, para la realidad de la
arquitectura mexicana.”
Noviembre, 2012
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