Palacio de Bellas Artes y Monumento a la Revolución: protagonistas de nuevo. Por Dulce Ma. García Lizárraga



Tanto el Palacio de Bellas Artes como el Museo a la Revolución, fueron seleccionadas para ser remodeladas en los recientes festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución. Dos obras que fueron concebidas para los festejos del Centenario de la Independencia, mismas que quedaron inconclusas debido al movimiento armado de 1910.

Las crónicas dan cuenta de que el 2 de abril de 1905 el entonces presidente de la república Porfirio Díaz, colocó la primera piedra del Teatro Nacional, después Palacio de Bellas Artes, con un proyecto del arquitecto italiano Adamo Boari que deja la obra inacabada en 1916. Durante muchos años permaneció abandonada y es hasta 1930 que Federico Mariscal retoma los trabajos para ser inaugurado oficialmente en 1934 por el presidente en turno Abelardo Rodríguez.

En septiembre de 1910, a escasos dos meses del inicio de la Revolución Mexicana, de nuevo el presidente Porfirio Díaz colocó la primera piedra del Palacio Legislativo proyectado por Emile Bernard. En este caso, es el arquitecto Carlos Obregón Santacilia el encargado de realizar un nuevo proyecto, y aprovechando parte de la estructura de la cúpula del frustrado Palacio Legislativo lo transforma en un monumento a la recién concluida Revolución Mexicana. Su construcción abarcó de 1933 a 1938.

En los años treinta del siglo pasado, periodo en los que se retoman las obras y concluyen los trabajos de los dos edificios (1934 y 1938 respectivamente); la arquitectura en México se manifestaba en diferentes expresiones; desde una corriente neocolonial hasta un incipiente funcionalismo. En este contexto, un movimiento artístico, de origen europeo que tuvo gran acogida en nuestro país  es el art déco, con una importante cantidad de obras que se construyeron principalmente entre 1925 y 1935.

Es muy probable que por la coincidencia de fechas en que se retoman y se concluyen las obras referidas, se hubiera seleccionado el art déco como elemento espresivo, tanto por Federico Mariscal en los interiores de Bellas Artes, como por Carlos Obregón Santacilia en el Monumento a la Revolución, en los dos casos con interpretaciones personales y a la vez con rasgos nacionalistas.

Nuevos tiempos: mismos edificios

Ha transcurrido un siglo, y los festejos por el bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución incluyen la remodelación de los dos edificios, en los tiempos que corren el Palacio de Bellas Artes le toca al gobierno federal y del monumento a la revolución se hace cargo el gobierno local.

Las nuevas crónicas:
“Abre el Palacio su teatro” Invirtieron 688 mdp en su remodelación
Reforma 19 de noviembre de 2010.

“Con un espectáculo de luces, el jefe de gobierno del Distrito Federal reinauguró el Monumento a la Revolución y la plaza de la república”.
 La Jornada 21 de noviembre de 2010.

En los dos casos se presentaron polémicas: en el Palacio de Bellas Artes, por el excesivo costo en los nuevos sistemas computarizados y fallas en la concha acústica. En el monumento por la alteración de la estructura original con la instalación de un elevador, que además su uso resulta muy costoso para la mayoría de la población.

Y los reflectores siguen puestos en las dos obras, en este mes hemos sido testigos del uso partidista de la plaza de la república, sitio en el que se han ofrecido comidas gratuitas a miles de personas. “Familias, desempleadas y estudiantes comparten mesa en el Monumento a la Revolución”
La Jornada 20 de enero de 2011.

Por su parte, el teatro de Bellas Artes ha sido visitado por legisladores de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados “para conocer el origen de la polémica por su remozamiento”, así como por representantes de Icomos México, visita en la que se dio un enfrentamiento verbal entre especialistas de ambas instituciones.

Febrero, 2011

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