Es indudable que los dos edificios forman parte del gusto popular, prueba de ello es que a la fecha todavía son preferidos para fotos turísticas y postales; por su parte los distintos gobiernos los han mostrado oficialmente como representativos de la ciudad, por medio de distintas estampillas.
A partir de 1923, encontramos la primera estampilla de Bellas Artes, recordemos que en ese año aún no se retomaban los trabajos, de ahí que la imagen es tomada de una maqueta de gran escala del edificio.
Del monumento a la revolución la primera estampilla es de 1934 y tampoco se había concluido su construcción. La siguiente se emite en 1939, con motivo de la feria Universal de Nueva York, y presenta un diseño gráfico totalmente déco, tanto en la imagen como en la tipografía, lo que refuerza la gran influencia de este movimiento que permeó también en el campo de la gráfica.
En 1938 se muestran los dos edificios, (ya terminados en ese año) en perspectivas aéreas de color sepia y con gran detalle del contexto, diseñadas magistralmente por Francisco Eppens con motivo del XVI Congreso Internacional de Habitación y Planificación realizado en la ciudad de México. En 1941 aparece de fondo el monumento con motivo de los juegos deportivos nacionales de la revolución.
En las estampillas se ha privilegiado mayormente al Palacio de Bellas Artes y se siguen emitiendo cada diez años para conmemorar su inauguración (1934) a partir de 1984, 1994 y 2004, la última es de 2010 por la reapertura dentro de los festejos del Bicentenario; el diseño de Quezada nos muestra la fachada del Palacio de Bellas Artes basada en una fotografía.
Las estampillas nos muestran los edificios, pero también reflejan el momento histórico en que fueron diseñadas, tanto por el diseño como por la técnica en que fueron realizadas convirtiéndose en gran apoyo para los investigadores.
Enero, 2011
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