Arquitecto y diseñador industrial, falleció el mes de enero de este año. Y aunque es poco probable que las nuevas generaciones de diseñadores industriales o arquitectos identifiquen su nombre, en el campo del diseño de mobiliario escolar tiene un reconocido sitio.
Fue profesor de la UNAM y director de la Escuela de Arquitectura del ITESM; como arquitecto entre sus primeras obras se encuentra la Facultad de Derecho de Ciudad Universitaria de la UNAM (1951), junto con el arquitecto Alonso Mariscal y el auditorio de la misma Facultad de 1967; asimismo formó parte del equipo que diseñó el edificio de Humanidades.
Sus proyectos incluyen la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz en Ejército Nacional en colaboración con Ricardo de Robina, Laboratorios Sidney Ross en Cuautitlán; el Hospital MIG en la colonia Lindavista; el Hotel Lomas del Márqués en Acapulco, Gro., así como conjuntos habitacionales como el de Altillo Universidad con 1040 unidades. Diversos autores mencionan el proyecto de su propia vivienda como “una expresión original, mediante la utilización de estructuras de concreto, con colado continuo, en el que alternan pisos y techumbres como en la banda de Möbius”.
Su compromiso con los espacios escolares lo llevó a diseñar también el equipamiento escolar. En 1952, diseñó la silla paleta para los salones de clase de la recién inaugurada Ciudad Universitaria. Diseñadas para ser resistentes (La estructura de las sillas fue construida originalmente con barras de acero) y a la vez para asegurar el máximo de confort de los estudiantes, durante las prolongadas horas de sus jornadas académicas (los asientos, respaldos y paletas fueron fabricados en madera para ofrecer superficies cálidas y no resbalosas.
El mobiliario de la escuela rural del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, (CAPFCE) le mereció la medalla de plata en la 12ª Trienal de Milán de 1960 que se dedicó a la casa y a la escuela. En esta ocasión la medalla de oro fue para el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez por su proyecto del Aula Casa Rural.
Diseñó tanto el mobiliario para la casa del maestro como para el aula, el escritorio para el maestro consta de un porta-libros, un cajón archivero y un espacio con una lámpara. En el espacio integrado por la superficie de la cubierta ha quedado resuelto el librero: es simplemente una especie de ranura triangular, donde entran los libros y que no le impide al maestro la visibilidad de sus alumnos al adaptar esa misma cubierta a la mesa que ocupa el aula. Los escritorios fueron fabricados industrialmente por H. Steele.
El mobiliario escolar fue construido íntegramente de madera, para que su conservación resultara sumamente económica y, sobre todo, factible de reparar para los padres de familia y para los mismos niños; en cambio, si tuviera algunas partes de metal, la reparación de ellas requeriría una soldadura o un equipo especial, cosas demasiado complicadas para muchas comunidades rurales.
Los pupitres de madera en los que la superficie que se extiende en su parte posterior sirve como escritorio para los alumnos sentados en la siguiente fila. Giradas, las bancas se convierten en asiento para los padres de los estudiantes quienes según los programas de aquella época, asistirían también a la escuela con regularidad a clases y asambleas.
Entre otro mobiliario, diseñó las sillas didácticas para las guarderías infantiles del IMSS, así como mobiliario urbano para el Centro Histórico de la ciudad de México.
Ernesto Gómez Gallardo, escribió en 1970 con motivo de la recién creada Escuela de Diseño Industrial de la UNAM, “A una casa, una escuela, un hospital, ideados por un arquitecto, es necesario complementarlos con muebles y objetos diseñados por los diseñadores, para que estos espacios vivan”.
Se menciona que fue una persona que se oponía a los cambios en la enseñanza de la arquitectura, sin embargo con sus diseños de mobiliario, principalmente los del Aula-casa rural, nos deja un diseño social de gran compromiso por su país.
Mayo, 2012.
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