París se ha consolidado a lo largo de veinte años como una referencia en su campo. Desde su fundación, expertos de ciudades como Londres, Japón o Berlin y de otros polos de renombre internacional han consultado en todo momento a los actores de este polo de reflexión. Los visitantes provenientes de los cuatro rincones del mundo han asistido a la constante renovación de una de las instituciones francesas màs sólidas en materia de museografia arquitectónica, mejor conocida como Pabellón del Arsenal.
Los años ochenta que lo vieron nacer, revelaron el interés creciente y la implicación de la sociedad francesa por el debate y el anàlisis del diseño de sus ciudades. La nueva gobernabilidad de los noventa implicó una constante consulta ciudadana, actividad en la que los parisinos han sido siempre muy participativos. El urbanismo galo emergía en 1980 de tres décadas de tecnocracia y la arquitectura parisina se debatía por salir de la asfixia de los obsoletos conjuntos habitacionales. Desde entonces, el Centro ha contribuido a la desmitificación, a la popularización y a la divulgación de ambos temas. El respeto de la opinión pùblica por parte de las autoridades locales ha sido consolidado en la capital por la implicación de espacios de reflexión como éste.
Si bien se atribuyen los primeros esbozos de esta institución al entonces alcalde de París, Jacques Chirac, en 1986, la idea fundadora pertenece al equipo de urbanismo en turno: Camille Cabana, secretario de la ciudad; Pierre-Yves Ligen, director del equipamiento urbano e Yves Rocher, director adjunto de urbanismo. Fue el siguiente director, Alain Greletty-Bosviel, quien presentó el programa operacional en 1987. Cuatro y medio millones de euros más tarde, el Pabellón fue inaugurado un 13 de diciembre 1988. La arquitecta Ann-José Arlot (1955), funcionaria de la ciudad y sobrina del alcalde Chirac, fue elegida para impulsar el proyecto. Colocar a una mujer de gran carisma y carácter implacable a la cabeza de un universo esencialmente masculino fue parte de la revolución del medio museogràfico y sobre todo, del oficio arquitectónico.
El Centro gozaba en 1993 de un presupuesto de casi dos millones de euros. 115 000 visitantes constataron ese mismo año la triple vocación: presentar la evolución de París desde sus orígenes galo-romanos hasta la fecha; esclarecer aspectos precisos de la arquitectura y el urbanismo clàsicos y contemporàneos, y reagrupar toda la documentación correspondiente a la Ciudad Luz (una fototeca con 50 000 imágenes y los archivos técnicos de un sinnúmero de obras capitalinas están disponibles a quien desee consultarlos). Desde sus inicios, el Arsenal ha trabajado a la par del Instituto Francés de Arquitectura (IFA), del Centro de Creación Industrial (CCI) del Centro Cultural Pompidou y de la Casa de la Arquitectura de la aglomeración Parisina.
El Pabellón es de tipo Baltard y fue construido en 1878-79 según los planos del arquitecto Clément para un particular. Antiguo vendedor de madera y coleccionista de pintura, Laurent-Louis Borniche (1801-1883) deseaba exponer sus dos mil adquisiciones dentro de lo que él imaginaba ser un “museo popular”. Edificado en las cercanías del barrio militar, productor de pólvora para el ejército del Rey, el inmueble conservó en la memoria popular el apelativo bélico de “Pabellón del Arsenal”. Al fallecer, la hija del mercader vendió los cuadros y puso el local en renta. La conocida fábrica de pastas alimenticias Rivoire & Carret fue la primer ocupante. Siguieron un depósito de alcoholes y un restaurante, hasta que la tienda departamental La Samaritaine compró el espacio en 1922. Sus talleres de costura se instalaron de 1931 a 1954. A mediados de los cincuenta, los archivos de la Ciudad fueron almacenados por el gobierno parisino hasta 1987.
Ese mismo año, los arquitectos Bernard Reichen y Philippe Robert rehabilitaron 1630m2 de exposición y 1700 para oficinas. Conservaron la estructura metálica decimonónica tipo “Pont-à-Mousson” y la libertad del espacio, a lo ancho como a lo alto. El volumen interno fue acentuado por la iluminación natural: al nivel del parte aguas, una apertura cenital translúcida funciona como la boca de un pozo de luz. En la fachada principal, un medio rosetón de origen caracteriza al inmueble hasta en su logotipo.
En la planta baja, cuya museografia fue renovada en 2003, puede apreciarse una maqueta de París de 40m2. El título de la exposición permanente expresa el màximo objetivo de visualización global de la urbe para el visitante: “París, como la palma de mi mano”. La historia urbano-arquitectónica de la capital francesa se exhibe en soportes gràficos y multimedia, de gran claridad y sobriedad, lo largo de doce etapas y sobre un área de 800m2. La lectura, tanto del espacio como del contenido, es sencilla y accesible. Esta renovación museogràfica y de contenido fue el sello de la entrada de la segunda directora del Pabellón, Dominique Alba (1957), antigua asistente de Jean Nouvel.
En el primer mezanine, los ciudadanos pueden evaluar la pertinencia de las elecciones oficiales: las exposiciones temáticas corresponden a los resultados de los concursos nacionales e internacionales que impactarán en la fisonomía de la metrópolis (vivienda social, vivienda estudiantil, escuelas y universidades, guarderías, hospitales, oficinas, juegos olímpicos, restauraciones, complejos deportivos, etc).
En el segundo mezanine, las exposiciones temporales han abarcado temas esencialmente europeos tales como: Barcelona-Londres-París, el graffiti, Berlín-París en el siglo XXI, París subterráneo, las Torres de Europa, la Fundación Vuitton de Frank Gehry, la vivienda social parisina desde 1900, los proyectos franceses en el extranjero, la renovación de Les Halles. En fechas recientes, se han abordado los inevitables temas de desarrollo sustentable y arquitectura ecológica, entre muchos otros. Desde sus inicios, el éxito y la demanda de estas exhibiciones en el extranjero fueron tan fuertes que el Pabellón decidió reproducir un duplicado de cada una para enviar la copia al país que la invitaba.
Cineastas, escritores, filósofos, fotógrafos, sociólogos así como arquitectos y urbanistas de renombre internacional han enriquecido la interminable lista de invitados a los ciclos de conferencias gratuitos que organiza el Pabellón. Todas y cada una de las charlas están disponibles en una colección impresa, editada por el Centro. Dado que la entrada es libre, la institución recupera 15% de su presupuesto anual a través de la venta de los catálogos de exposición y de las ganancias de la librería: las presentaciones de libros son recurrentes.
Si cualquier amante de la arquitectura o del urbanismo lamenta no poder llevarse el Pabellón del Arsenal a su casa, a partir del 2009 puede pasearse por toda la ciudad con una nueva estrategia lanzada por el Centro: una serie de folletos indican las obras construidas sobre las líneas de varias estaciones de metro y de autobús.
Diciembre, 2010.
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