Englobar a la arquitectura o a cualquier otra disciplina del diseño, a partir de la concepción de sistema, es una manera de aproximarse al propio objeto de estudio, tomando la base que un sistema que organiza las interpretaciones que tenemos sobre la realidad. La concepción de lo complejo de las organizaciones es para concebir una “totalidad organizada”, la cual es condicionada por una estructura y modelo establecido, con parámetros que pueden volver inestable al sistema por sus mismos componentes, por que se encuentran en actividad, ya sea por la retroalimentación o interacción.
Es importante incorporar la idea de Hegel sobre los sistemas que parten de una evolución y comprensión histórica de “hechos mudables” con lo cual se articulan. El sistema en si mismo es una condición que evoluciona a partir de sus componentes, existe una estructura determinada por el entorno, componentes y sus entradas y salidas, estos últimos estarán determinados por el entorno, ya que este provee las sinergias del exterior, posición con la que se establece el tiempo y espacio evolutivo del sistema.
A partir de la teoría de Ludwig Von Bertalnaffy se establecen cuatro principios que caracterizan a los sistemas: 1) principio de equifinalidad, si un sistema se altera de inicio, el resultado es igualmente alterado; 2) principio de teleología, se refiere al control del las causas de la finalidad del sistema; 3) principio de retroalimentación, a través del flujo del sistema, la retroalimentación puede modificar y evolucionar a dicho modelo; y 4) principio de organización, es uno de los principios más complejos, ya que contienen nociones de organización, diferenciación, orden, jerarquía, dominación, control, competencia y dialógica.
Los sistemas por consecuencia de trabajo interno promueven la condición de procesos que están determinados por el entorno, y al mezclase con los componentes generan condiciones complejas de articulación y vinculación para poder producir una finalidad específica.
Podemos caracterizar a los sistemas y procesos con el diseño arquitectónico, a partir de la consideración de los procesos que integran a un sistema como lo pueden ser los sociales, económicos, políticos, tecnológicos, arquitectónicos, sociales, ideológicos, entre otros.
En el diseño, conformar un sistema va mas allá de la buena voluntad de los actores en llamar o clasificar una serie de objetos a partir de lo ellos consideran como social o político. Las intenciones no son validadas en un sistema, el desarrollo de una arquitectura para las masas o referentes de clases populares no lo convierte en social o político. La complejidad del sistema es un entramado de relaciones entre los diferentes procesos y vinculaciones posibles entre ellas, las cuales serán investigadas y comprendidas con diferentes posturas.
Desde el punto de vista de los sistemas de diseño, hay que entender a los objetos como procesos inacabados y en frecuente transformación, con sus diferentes características y pasos que conforman a la evolución de la humanidad y su entorno.
Sistemas de diseño. Parte 2.
Para continuar con esta aproximación, ahora nos adentraremos en particular con los sistemas de diseño arquitectónico, como elementos indispensables para la definición de la arquitectura moderna y contemporánea. Actualmente existen dos parámetros que están impactando a la arquitectura, en donde, en primer lugar, las cuestiones de forma conllevan relaciones estrechamente ligadas a las expresiones tanto sociales, como políticas e ideológicas. Las representaciones y vinculaciones del sujeto con el objeto, se estudiarían a partir de la multidisciplina del conocimiento. Lo anterior llevará a otro punto de interpretación y significación de la arquitectura. En segundo término, existen alternativas que se pueden ofrecer en cuanto a la aproximación metodológica sobre las interpretaciones o “nuevas” formas de acercarse a los objetos de estudio, por lo cual al estudiar objetos complejos, es imprescindible utilizar métodos aun más complejos y profundos sobre investigación arquitectónica.
Los principales objetivos en los conceptos que se utilizan en los sistemas arquitectónicos, son diversificar a los propios sistemas, otorgándoles autonomía sobre las concepciones que en algún momento el sistema de beux arts estableció como la única vía para proyectar. Las alternativas fueron evolucionando y disgregando valores academicistas que tenían un arraigo muy fuerte en la arquitectura. Los sistemas arquitectónicos se relacionan principalmente con características tecnológicas y constructivas, las cuales encierran y determinan el origen de los objetos a estudiar. La intención recae sobre modos de pensamiento y la historia misma, como elementos que determinan el espacio-tiempo de un objeto en específico.
La introducción de nuevos conceptos a la arquitectura como formas alternativas de explicación e interpretación de los objetos, permiten comprender las formas arquitectónicas desde la perspectiva de la fragmentación y dispersión, dos conceptos abordados por Josep Montaner en su libro “Los sistemas arquitectónicos contemporáneos”: choques de piezas, recomposición de fragmentos, en donde la unidad y la identidad se diluyen, y promuevan el surgimiento de objetos individualizados sin integración y relación aparente. A partir del fragmento y la dispersión surgen otras alternativas aun más complejas y confusas en cierto modo; el caos que produce una crisis y replantea las formas. Las expresiones de diseño de fractales, pliegues y rizomas abordados por autores como Jaques Derrida, Gilles Deleuze, Félix Guattari, entre otros, nos aproximan con sus conceptos a entender otras formas con lógicas contemporáneas sobre la deconstrucción, caos y procesos de mutación, típicos en la naturaleza y en la materialidad humana.
Desde el punto de vista de los sistemas arquitectónicos hay que entender a los objetos de diseño como procesos inacabados y en frecuente transformación, con sus diferentes características y procesos que conforman a la evolución de la arquitectura y el diseño.
Enero, 2010
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