Hace algunos años Philip Johnson dijo en una entrevista: soy el arquitecto más grande, simplemente porque soy el más viejo, aludiendo a que después de rebasar los 90 años de edad seguía en activo. Oscar Niemeyer, este 15 de diciembre cumple 102, e igualmente continuaba levantándose cada mañana para estar en su estudio y trabajar en todos los proyectos en que aún era demandado. No obstante, entre el 23 de septiembre y el 17 de octubre pasados, el arquitecto carioca fue ingresado al hospital para hacerle un par de intervenciones, su estado fue grave pero finalmente salió airoso. Entonces, que sirvan estas líneas para celebrar la permanencia de uno de nuestros grandes latinoamericanos, y además poder reflexionar sobre la posible vigencia de los arquitectos longevos.
Desde el Ministerio de Educación de Río de Janeiro, proyectado desde una idea de Le Corbusier y desarrollado por Niemeyer y Lucio Costa a principios de los años treinta del siglo pasado, la modernidad arquitectónica brasileña comienza trascender a nivel mundial. Después, otras obras en particular de Niemeyer van a ubicarse en una línea sensual y escultórica, hasta llegar a una de las empresas más espectaculares y polémicas del urbanismo y arquitectura del siglo XX, la creación de Brasilia como nueva capital del coloso sudamericano, inaugurada en 1960, con Costa y Niemeyer como cabezas de ese gran proyecto. En los años ochenta, después de regresar del exilio por sus ideas comunistas, Niemeyer se reinstala en Río y continúa su labor como proyectista, cuando casi todos los arquitectos de su generación empiezan a retirarse o a fallecer. En este 2009, el arquitecto llega a los 102 años y continúan inaugurándose obras de él, probablemente ya sin el brillo de las que hizo hace cuarenta o hasta setenta años.
En México, de los arquitectos longevos, destacan algunos que ya rebasan los 80 años, como Pedro Ramírez Vázquez (90) y Teodoro González de León (83), otros los 70 como Ricardo Legorreta (78) y Francisco Serrano (72) y más los 60, las causas de su vigencia o permanencia en activo como proyectistas o como cabezas de un despacho de prestigio pueden ser varias. Desde un prestigio ganado en varias décadas de trabajo consistente, o en una capacidad de renovación que los mantienen como opción para diversas demandas contemporáneas. Cabe preguntarse entonces ¿deben ceder su espacio a las nuevas generaciones?, ¿son vigentes en sus ideas tan marcadas por la modernidad del siglo XX, en la dinámica de la nueva centuria?, ¿no hay regodeos y repeticiones de formulas que garantizan su permanencia en el mercado?. Las respuestas tendrán que ser específicas de acuerdo a cada caso y a la posición de quien lo juzgue, pero mientras tanto no queda más que celebrar los años vitales de Oscar Niemeyer[1] y varios más.
Octubre, 2009
[1] Ver entrevista de Paloma Vera al arquitecto Niemeyer en Arquine No. 49, otoño 2009.
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