Abordar el rescate del patrimonio industrial en nuestro país resulta paradójico, si consideramos que somos un país que requiere de una creciente industrialización para que nuestra población acceda a mejores condiciones de vida, más desconcertante es que la misma industria destruye los testimonios de su propio desarrollo en aras de mayores beneficios económicos olvidándose del compromiso de valorar, preservar y transmitir de la mejor forma posible el basto patrimonio industrial que el país posee.
Muestra de este patrimonio es el inmueble conocido como “La Nana ”, edificio de arquitectura industrial, obra del arquitecto Genaro Alcorta creado en 1908, cuyo origen se relaciona con la historia de los servicios de transporte eléctrico de la Ciudad de México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, etapa en la que este sistema de transporte evolucionó del llamado tranvía de tracción animal o de mulitas (que sirve hasta 1932) al primer sistema electrificado de tranvías inaugurado en 1900 bajo la concesión otorgada por el gobierno mexicano a la Compañía Limitada de Transportes del Distrito Federal, empresa encargada de la generación de energía eléctrica y transporte electrificado en la capital.
La función que le dio origen a este inmueble fue la de ser una subestación de rectificación de energía eléctrica para alimentar la red de tranvías de la ciudad, que trabajaban con motores en serie alimentados con un voltaje de 600 volts, este papel de “alimentadora” le otorgó el sobrenombre de “La Nana ”; mismo que se le dio a otras subestaciones que estaban ubicadas estratégicamente, entre ellas las subestaciones de Tlalpan, Indianilla y Mixcoac, todas cumplían con esta tarea. A partir de los años 50’s el crecimiento del sistema de distribución y demanda de energía requirió de aumentar la densidad de carga de los circuitos de distribución, por lo que fue necesario utilizar una tensión de distribución más elevada, con ello las subestaciones que trabajaban con equipos de 3 y 6 (KVA) se sustituyeron paulatinamente, condenando a las “Nanas” a la obsolescencia y el olvido a finales de los 60’s.
Tras décadas de abandono, en 1994 “La Nana ” se transformó en el “Nuevo Salón México”, con el fin de garantizar la conservación del bien inmueble se le otorgó al edificio un nuevo uso para continuar con la tradición popular del baile de salón en México, y rememorar el original Salón México ubicado a unas cuadras de este inmueble sobre la misma calle de Pensador Mexicano, inaugurado en 1920 y conocido como “La Catedral del Baile” o “El Marro”, este espacio se distinguió por atraer a los mejores bailadores de vals, fox trot, paso doble, tango y danzón; en su época de mayor auge el salón tenía amplios corredores en forma de herradura y cuatro pistas de baile conocidas como El Tianguis, La Azteca , La Maya y El Renacimiento, pistas que tiempo después serían rebautizadas popularmente como El Cebo, La Manteca y La Mantequilla , y que harían alusión a la clase social a la cual estaba dirigida cada sala. El antiguo Salón México fue cerrado en 1962 y al poco tiempo fue demolido por las afectaciones que sufrió tras el terremoto de 1957, su lugar es ocupado actualmente por la plaza comercial popular “Pensador Mexicano” y el patio de maniobras de la subestación de cables subterráneos de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
El proyecto de reutilización arquitectónica del Nuevo Salón México estuvo a cargo del Arquitecto Raúl Rivas y fue realizado entre los años de 1993 y 1994, en él participó la Dirección de Sitios Patrimoniales y Monumentos del Departamento del Distrito Federal y los empresarios María Rojo y Miguel Nieto; los trabajos realizados consistieron en la reestructuración del inmueble, la impermeabilización de azotea, resanar, pintar y limpiar las fachadas, adecuar y reforzar la herrería de puertas, ventanas y barandales existentes y equipar con el mobiliario adecuado para el nuevo uso al inmueble, en la planta baja se integraron los servicios sanitarios y algunas bodegas y la parte que da al callejón de San Juan de Dios se destinó a bar. La propuesta plástica se orientó a la integración y aprovechamiento de los elementos eléctrico – industriales para darle un carácter propio al nuevo salón de baile. Múltiples factores socioculturales, políticos y de diseño arquitectónico contribuyeron para su cierre y cancelación del proyecto a fines del año 2000.
A partir del 20 de Julio de este año un nuevo proyecto de reutilización esta en marcha, “La Nana Fábrica de Artes” es un proyecto encabezado por Lucina Jiménez directora general de la asociación civil CONARTE, tiene por objetivo operar en un sentido de regeneración y de cohesión social, haciendo del edificio un centro de vida comunitaria que contribuya a la regeneración del barrio donde está ubicado y al abatimiento de los índices de desintegración social, adicciones y violencia a través del acceso a las manifestaciones artísticas.
Esta nueva propuesta arquitectónica de reutilización realizada por el Laboratorio de Arte Urbano y Arquitectura del Arquitecto José Allard C. para el Gobierno del distrito Federal y el Consorcio Internacional Arte Escuela en Septiembre de 2008, plantea ubicar una sala de recepción, oficina de atención al público, salas de exhibición, bodega, área de guardado y vigilancia, sanitarios y una mediateca, en la planta baja. El primer nivel no sufrirá mayores cambios con respecto a la intervención previa realizada en 1994 y en el segundo nivel se plantea la adecuación de espacios para oficinas administrativas, salón de baile y servicios de comunicaciones y sanitarios.
Sin embargo su ejecución esta condicionada a la obtención de resultados a corto, mediano y largo plazo y al financiamiento económico que la asociación sea capaz de allegarse, esta situación complica un ejercicio de diseño arquitectónico integral que considere un conjunto de acciones y estrategias de diseño para revalorar las cualidades arquitectónicas del inmueble y su explotación (en la mejor acepción del término) y de esta forma generar una nueva significación o mensaje que el edificio revele a sus nuevos usuarios y actividades con el objeto de lograr la comunión o compatibilidad entre el inmueble, su nueva función y la comunidad a la que sirve, como soporte arquitectónico o elemento de una nueva estructura urbana y social, solo así, se rebasarán las acciones de intervención que solo están orientadas a la adecuación de espacios para las nuevas actividades propuestas, acciones que rayan en la remodelación que aprovecha al inmueble únicamente como soporte o contenedor de un nuevo proyecto cultural.
Si bien la reutilización es una práctica que siempre ha estado presente en la historia de la arquitectura, hoy es una practica que debe asumirse con mayor responsabilidad por parte de todos los involucrados (arquitectos, clientes, autoridades, asociaciones civiles), en aras de la adecuada conservación del patrimonio edificado. Deseándole el mayor éxito posible a la asociación CONARTE en este proyecto de reutilización, esperemos se logre la adecuada conservación de “La Nana “en el pasado generadora de movimiento, hoy generadora de manifestaciones artísticas.
Septiembre, 2009.
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