Taller
“Derivas urbanas”, un comentario
Kevin Eduardo Vázquez Arroyo*
La tercera entrega del
Coloquio “Dimensión simbólica del patrimonio” realizado a fines de noviembre
pasado en la UAM Xochimilco. consistió en la presentación de veinticinco ponencias
y dos talleres, esta vez a una escala internacional al contar con la presencia
de expositores provenientes de España, Italia y Colombia, así como de universidades
de los estados de Oaxaca, Morelos, Guerrero, Yucatán y la propia institución
anfitriona.
Uno de los dos talleres,
“Derivas urbanas”, a cargo del Dr. Bernardino Líndez Vílchez miembro del
departamento de arquitectura de la universidad de Granada, tuvo lugar en la
sala de seminarios del edificio “R” de nuestra unidad los días 29 y 30 de
noviembre. El Dr. Líndez presentó las dos premisas de su propuesta de una forma
tan transparente como el título del mismo curso. Empezando por el concepto de
“Deriva”, entendido en sentido estricto como un cambio de rumbo imprevisto, un
efecto del azar sobre nuestro destino; y abordado desde el movimiento
situacionista, como el cambio de rumbo deliberado que nos ayuda a reflexionar y
mirar de otra forma lo que vivimos cotidianamente. Lo urbano como aquello que
vivimos día a día en la ciudad.
Después de una reflexión
grupal sobre el tema, por equipo se asignó una tarea muy clara: salir de nuestra
cotidianeidad y registrar en video lo que nos parezca interesante, sin límites
ni reglas. La única condición fue que se entregarán al día siguiente los
resultados para comentarlos entre todos. De los dos equipos que se conformaron
resultaron videos muy interesantes. Por un lado, el primer equipo documentó el
trayecto a pie desde la UAM Xochimilco hasta el cruce con Av. Canal de
Miramontes. Nos mostraron elementos culturales de lo cotidiano en la CDMX como el
colorido de los comerciantes ambulantes, el sonido de las aves revoloteando en
los árboles. Elementos tan surreales como un par de botines acomodados en la
estructura de una cubierta como si se tratara de un encuadre premeditado, el
arte urbano que muchas veces es visible solo para quiénes lo realizan donde un
artista se sobrepone a los demás y así sucesivamente. Otro aspecto interesante
fue que dejaron el audio y la imagen tal cual como la capturaron, dejándonos
escuchar los sonidos de la calle, donde casi como una obra de arte urbano, se
superponen unos a otros, pero al escuchar con cuidado pudimos notar lo
significativos que eran algunos de ellos.
El otro por su parte, decidió
documentar tres trayectos distintos, cada uno con un medio de transporte
diferente. El primero, a bordo de un auto nos mostró lo lento y aburrido que
puede ser un recorrido por el periférico sur debido al tránsito pesado, sin embargo,
pudimos ver ciertas dinámicas comerciales que se dan en estos “no lugares” que
son los bajo puentes y grandes avenidas. El segundo trayecto capturó el espacio
compartido que tiene lugar a bordo de un microbús donde transcurren muchas
cosas a la vez como la conversación entre dos personas, el comercio una vez más
presente, los raperos cada vez más frecuentes y en contraste el paisaje
cambiante que se aprecia desde la ventana. Por último, el tercer trayecto se
dedicó a documentar el metro y sus dinámicas internas donde los usuarios
parecen un reloj suizo sincronizado, todos saben a dónde van y marcan un ritmo
al hacerlo, nos muestra las rarezas que le dan color al recorrido como una
persona que transporta piñatas sobredimensionadas, así como los pasillos del
vagón que se llenan y vacían en puntos específicos que nos dan una idea de los
puntos clave para entender la ciudad, ejemplos hay muchísimos: la universidad,
el zócalo, o la central de autobuses por mencionar algunos.
La
reflexión final del grupo, derivada de la proyección de los dos vídeos, tocó
temas como la memoria colectiva, el paisaje sonoro, el espacio público con sus
diferentes escalas y formas, los no lugares, los ritmos de la cotidianeidad y
lo más importante: aprender a mirar distinto y valorar lo que ignoramos día a
día.
Este
tipo de ejercicios resultan muy valiosos porque nos hacen darnos cuenta de que
la ciudad nos presenta elementos culturales que nos unen y que se han formado
nuestro ambiente urbano a través de los años, que no son pocos.
Así desde nuestra trinchera,
la del diseño, podemos identificar los múltiples niveles de incidencia en los
que participamos y en los cuales podemos mejorar la calidad de vida y el
derecho a la ciudad.
*Estudiante de la Maestría en Reutilización y es en la Maestría en Ciencias y Artes para el Diseño. UAM Xochimilco.
Enero 2024
*Arquitecto y estudiante de la
Maestría en Reutilización del Patrimonio Edificado. UAM-Xochinilco.
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