Benlliure: El contexto como eje proyectual en el siglo XX
Aldo Alberto Ordaz Salas*
CIMIENTOS. Archivo José Luis Benlliure es una exposición que se encuentra actualmente abierta al público y que forma parte de las actividades para conmemorar, por una parte, el nonagésimo quinto aniversario del arquitecto valenciano José Luis Benlliure y también el trigésimo quinto aniversario del Museo Mural Diego Rivera, inmueble que en su momento buscó dialogar con su entorno virreinal y que fue construido a partir del contexto de emergencia como lo fue el terremoto de 1985.
Hablar de los sismos de septiembre de 1985 es sin duda discutir uno de los eventos que por sus características y magnitudes lograron dejar una cicatriz permanente en la historia de nuestra ciudad y de su pensamiento colectivo. Equiparable quizás no en origen o contexto, pero si en magnitud a eventos más recientes -como los terremotos de Turquía en 2022 o incluso el de 2017 también en la Ciudad de México- las secuelas de la catástrofe de hace casi 38 años siguen siendo perceptibles en muchas zonas del centro histórico. Si se camina por colonias como la Guerrero y sus alrededores se podrá observar la permanencia de terrenos baldíos -como el de las oficinas del Hotel Fiesta Americana sobre Reforma-; edificios que tuvieron que ser modificados estructuralmente para poder continuar en pie -como el que se encuentra en una de las esquina de la Glorieta de Colón-; o simplemente, si uno es lo suficientemente valiente para acercarse a alguna vecindad del perímetro A y B, podrá observar en la entrada de no pocas las placas que anuncian su reconstrucción posteriori a los sismos del 19 de septiembre.
Aunque todavía yo no había nacido, el testimonio histórico, escrito y sobre todo hablado de mis padres, familia y amigos me deja claro que aquella mañana cambió por completo la vida del México moderno, y consecuentemente, de sus procedimientos constructivos. Edificios que formaban parte de la imagen urbana y de la historia nacional quedaron reducidos a escombros en cuestión de minutos, perdiendo así para siempre su evidencia histórica y artística la cual hoy sólo recordamos a través de las fotografías, documentación académica y algunas veces el cine.
En otros casos, si bien el sismo no logró el derrumbe completo de algunos inmuebles, lo cierto es que algunos quedaron severamente dañados y tuvieron que ser demolidos eventualmente. Tal fue el caso del Hotel del Prado de Carlos Obregón Santacilia, que resguardaba en su interior el mural de Diego Rivera “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, una obra que a título personal y sin afán de caer en una aseveración superficial, considero que es el retrato máximo de la sociedad capitalina del siglo XVI a mediados del XX.
Tal fue la importancia de la obra de Rivera, que el INBA a través del DACPAN (Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico) buscó a toda costa su rescate y preservación, poniendo en marcha el proyecto de museo que se encuentra actualmente frente a la Alameda Central, en la Calle de Colón. Este proyecto considero busco una reconciliación con la escala original del centro histórico que se había perdido durante la primera mitad del siglo XX, por lo que el proyecto tiene una altura razonable, dialogando a su vez con las construcciones virreinales aledañas, como la Iglesia de San Diego y el remanente de lo que alguna vez fue su convento. Es importante mencionar también que el Museo Mural contemplaba un par de construcciones más que buscaban destacar la cúpula y la torre del edificio religioso, sin embargo, estas no fueron construidas finalmente.
En la exposición Cimientos… podemos encontrar también otros proyectos realizados por el arquitecto valenciano en fechas cercanas. Por una parte, se muestra la propuesta del auditorio del Museo de San Carlos, donde es evidente que Benlliure buscaba una armonía entre su proyección y la arquitectura de Tolsá. De igual manera se menciona la Casa de Cultura de Tlaxcala, y el proyecto que se pretendía construir en el terreno baldío que dejó el Edifico La Mariscala después de su demolición, el cual pretendía albergar las oficinas del INBAL, y que al final no se construyó.
José Luis Benlliure llegó de España como refugiado de la guerra civil española en 1939 cuando tenía 11 años, sin embargo, por las cartas a su madre que se pueden leer a lo largo de la exposición, me da la impresión de que a pesar de esa corta edad y de prácticamente haber hecho toda su vida en nuestro país, siempre mantuvo esos lazos con su origen valenciano. Considero que esto también puede ser evidente en su escribir, ya que refleja tanto en su gramática como en su pensamiento, su origen español en expresiones y referencias, principalmente a instituciones del virreinato como la Academia de San Carlos, a las cuales seguía refiriéndose con antiquísimas etiquetas nobiliarias.
La mezcolanza del origen de Benlliure, y el resto de su vida en México es quizás la clave que le permitió evolucionar hasta lograr alcanzar el nivel que logró con proyectos como el Edificio Aristos, a la vez que llegar a la cúspide de su carrera como principal arquitecto del DACPAN. A manera de conclusión, considero que para nuestro campo de la reutilización los proyectos del Museo Mural y del Anexo de la Academia de San Carlos, son excelentes ejemplos de propuestas contemporáneas inmersas en un contexto histórico de manera respetuosa y sincera, dejando en evidencia procedimientos constructivos actuales que a su vez lograron armonizar con arquitecturas del siglo XVI y XVIII.
Fachada Museo Mural Diego Rivera/ Fuente Twiter
Agosto de 2023
*Arquitecto y estudiante de la Maestría en Reutilización del Patrimonio Edificado. UAM Xochimilco.
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