Ecos
de un encuentro
Alejandro Ochoa Vega
El pasado 7 y 8 de noviembre se
desarrollo en nuestra División de Diseño, el III Encuentro de Investigación y Crítica de la Arquitectura Reciente en
México, con la participación de distintos ponentes de varias ciudades de
nuestro país. Como suele suceder a veces en este tipo de eventos, aunque
hubiera un objetivo para abordarse en las participaciones, cada quien lo
interpreta de manera particular, y en esta ocasión no fue distinto, aunque
aprecio que los resultados fueron positivos en general. Desde la conferencia
magistral por parte del arquitecto y crítico Gustavo López Padilla, que abogo
por una arquitectura y urbanismo incluyente y democrático, los ponentes no
descartaron la crítica a la perdida de ese tipo de espacios en nuestras
ciudades.
Las variantes fueron desde la
tendencia a generar desarrollos a gran escala, a través de grandes torres de
corporativos, hoteles, edificios de departamentos de lujo y centros
comerciales, como en Angelópolis de Puebla, Punta Diamante de Acapulco, Boca
del Río, Veracruz, o en las periferias de Mérida o Hermosillo, hasta el caso
dramático y grave, de la Torre Centro, de más de treinta niveles en pleno casco
histórico de más de 500 años de antigüedad, del Puerto de Veracruz, alterando
significativamente su escala y paisaje. Fue interesante también conocer la
experiencia de una ciudad fronteriza como Reynosa, Tamaulipas, que vive el fenómeno
migratorio por demás complejo y el impacto de la violencia por el narcotráfico,
pero que, sin embargo, a través de intervenciones de acupuntura urbana, se ha
logrado incidir en cierta recuperación del espacio público y en la generación
de equipamientos culturales y recreativos, como bibliotecas y parques, que han
incidido en la recuperación del tejido social.
El ponente de Monterrey de
plano descarto abordar algún caso de conjuntos mixtos de su ciudad, por
considerarlos de un impacto negativo y sin una propuesta arquitectónica
relevante, y en cambio mostro la experiencia de un colectivo de jóvenes, que
intenta incidir y generar proyectos más cercanos a los barrios marginales de la
ciudad. Posición valida, pero que sin embargo considero su impacto parece ser
muy marginal. En contraste, a una escala urbana significativa de la ciudad de
Aguascalientes, y en este caso, con un impacto positivo, tanto a nivel social y
cultural, como de recuperación de un patrimonio arquitectónico local, es la
experiencia de la reutilización de los antiguos talleres de los ferrocarriles
nacionales, para crear el Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias 2000, y de
donde surgió una universidad de las artes y el Museo Espacio de Arte
Contemporáneo. Ejemplo paradigmático a nivel nacional, donde desde la
iniciativa de un gobierno estatal, y con profesionales de calidad fue posible
generar un proyecto de beneficio colectivo.
En suma, un evento productivo,
con varias reflexiones para enriquecer el conocimiento sobre las realidades y
fenómenos urbanos, en varias ciudades de nuestro país, tan diversos y
contradictorios.
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