Luz y Viento: Materiales de la Arquitectura. Reseña sobre una platica con el arquitecto Augusto Quijano.

 

Aldo Alberto Ordaz Salas*


El pasado 18 de febrero, el despacho E+A por medio de la serie de pláticas con figuras destacadas de la arquitectura mexicana tuvo la oportunidad de tener una entrevista con Augusto Quijano sobre sus más de cuarenta años de trayectoria profesional. El arquitecto de origen yucateco comentó al inicio de la sesión “La arquitectura mejora la vida de una sociedad, y es un oficio que se va aprendiendo con el tiempo”. Antes de iniciar la recapitulación de sus obras, también mencionó que la arquitectura debe de verse al revés para lograr una mejor calidad de los espacios que a través de la metáfora, son compuestos de manera muy parecida a la música, donde los materiales son las partituras de la obra que, si resulta ser buena, genera sensaciones, emociones y aportaciones.

Augusto Quijano se basó en la marca personal que puede percibirse en la mayoría de sus proyectos: el manejo de la luz y el viento. Para lograr dominar estos elementos naturales, hay que repensar la manera en que vemos y proyectamos la arquitectura para generar intenciones de proyecto que respondan a necesidades particulares, comentó el arquitecto.

Con respecto a su tesis sobre la luz, el invitado puso de ejemplo Museo Kolumba (2017), proyecto del suizo Peter Zumthor en Colonia, donde el manejo de diferentes tipos de luz marca la diferencia en el uso y la percepción de la arquitectura. En primer lugar, tenemos la luz sombra, la cual genera graduaciones lumínicas, mientras que en los lugares cerrados entra de lleno para estallar y ocupar los espacios, tal como es el ejemplo de los vestíbulos o exteriores del museo. Por otro lado, Quijano explicó que la luz diáfana tiene siempre la posibilidad de ocupar un interior, pero sin sentirse tanto, tal como lo logró Zumthor por medio del uso de las cortinas en la misma obra. Además, señaló el paralelismo de la obra de Mies van der Rohe con las casas de Mérida ya que ambas presentan en espíritu un mismo manejo de las transparencias y continuidades.



 

Por otro lado, para ejemplificar sus influencias en cuanto al viento, el arquitecto egresado de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, mencionó que el elemento lo traduce siempre como fluidez espacial que cruza los espacios. Esas características se pueden encontrar en la Glass House (1951) de Philip Johnson o la Casa Farnsworth de Van Der Rohe con respecto a la continuidad y fluidez, por ejemplo.

También señaló la importancia de las interacciones personales para la formación y el aprendizaje del estudiante, así como también para el profesional, y las nuevas maneras de repensar esas interacciones en estos tiempos de distancia social. Para ejemplificar la idea de la interacción, se detuvo a analizar la materialidad, el espíritu y la síntesis que provoca el visitar la Torre De Los Vientos (1955) o la configuración espacial que puede comprobarse por medio del recorrido en la Ville Savoye (1929), ambas obras del afamado Le Corbusier.

Para lograr generar arquitectura de calidad, Quijano recomendó siempre estar en búsqueda de una buena idea. Si queremos poder identificar una idea bien desarrollada tenemos que fijarnos que se base no en recetas académicas sino en principios, ya que las primeras solo nos llevan a converger a un resultado, y los segundos pueden resultar divergentes y llevarnos por muchos caminos que concluyan en una arquitectura novedosa y de calidad.

Entrando de lleno al repaso de su obra, el arquitecto habló primeramente sobre su tesis personal. Se trata del Centro Cultural La Esperanza (1979), localizada en Mérida y proyectada a partir del concepto de traza urbana del centro histórico de esta ciudad. Por el lado de los proyectos de carácter académico, el arquitecto yucateco se detuvo para compartir algunos ejemplos de este tipo que ha generado la firma. En primer lugar, se habló del proyecto inicial de Universidad de Mayab (1981), donde se realizó un plan que tomó mucho en cuenta la influencia del sol y la lluvia, cuidando siempre que los recorridos estuvieran hacia el sur para cortar el sol y generar así sombras muy intensas que iluminarán los elementos y volúmenes del conjunto. Años más tarde, se proyecto el Instituto de Tecnología e Innovación (2015), en la misma universidad y donde se trato de hacer alusión en todo momento a los elementos prehispánicos a partir de dos circulaciones perimetrales y terrazas generadas por medio del arremetimiento de los muros maya.  Al mismo tiempo, también fue trabajo del arquitecto Quijano proyectar la extensión de la Escuela de Medicina (2017) de la misma institución, donde el edificio consta de un carácter lineal que siempre esta buscando el norte para las aulas debido a la iluminación y las circulaciones hacia el sur por el motivo del asoleamiento. Con respecto a este último proyecto también señaló la importancia de la vegetación para enmarcar las zonas de salones, las escaleras rampantes que generan una dinámica espacial interesante, las cartelas que van configurando la estructura del edificio y sobre todo, la importancia del dibujo para prever lo que uno quiere hacer constructiva y proyectualmente hablando.

Con respecto a los proyectos ejecutivos que le ha tocado desarrollar, el arquitecto hizo un compendio de las obras que más resaltan los valores del manejo de la luz y el viento. En primer lugar, se hablo de Taller de Arquitectura Augusto Quijano (1992), un proyecto que alberga las oficinas de la firma y que podría decirse representa claramente su estilo. Con un terreno de 10 x 52 m, se van encontrando una serie de patios y jardines que a su vez hacen alusión a la arquitectura histórica de Mérida. La composición moderna de los planos que se van moviendo en el espacio genera sensaciones de amplitud y el acceso que se buscó estuviera asoleado la mayor parte del tiempo logra regular la temperatura hacia los interiores. El proyecto permite agrupar la naturaleza al leguaje arquitectónico y Quijano menciono que, en este trabajo, aprendió que muchas veces los espacios no tienen nada que ver con la planta arquitectónica en cuanto al resultado final y la espacialidad que se genera. Por otro lado, también menciono Corporativo Basca (1996) el cual trata de un edificio que contiene elementos de concreto que cortan el sol de lleno, logran ejercer pórticos de circulación por medio de su desplante hacia el poniente y permiten la entrada de lleno de la luz. En cuanto Corporativo Dicas (2004) podemos encontrar muchas similitudes además de trabajos en los laterales del conjunto para una entrada de luz que logra inundar los interiores de manera armónica.



Hablando de proyectos estatales, Augusto Quijano mencionó tres, localizados en Mérida y Guanajuato respectivamente. Centro Cultural de Mérida El Olimpo (1998) es una obra que juega con las sombras y las luces por medio de los elementos utilizados, los tratamientos en los materiales y las interpretaciones de las formas. Mercado San Benito (2004) trata de un proyecto de rescate que buscó reutilizar el espacio y regenerar el tejido social de los locatarios a través del buen manejo de la luz traduciéndose esto en accesos bien iluminados y una espacialidad lograda a partir de sus condiciones intangibles. Por último, el arquitecto mencionó Teatro del Bicentenario en León, Guanajuato (2010), un edificio que responde a los elementos de su entorno por medio de espejos de agua, sombras, una planta baja libre y continuidades en la espacialidad de los interiores.

En cuanto al campo de lo residencial, el arquitecto mexicano hizo un recuento de algunas de las viviendas que ha proyectado y que son dignas representantes de la experimentación de la luz y el viento. Casa Rivas (1993) buscó crear espacios continuos donde la luz penetra y exalta. Casa de Huéspedes (1998) tiene la alberca como eje compositivo, donde una losa localizada a una altura paralela filtra la entrada de la luz para generar protagonismo en el elemento. Casa Larga (2003) tiene aperturas en todos los locales lo cual permite una ventilación cruzada y la intervención de la luz de manera difusa que varía durante el día y que a su vez traduce la arquitectura en un objeto viviente. Casa Ancha (2004) por su parte fue proyectada a través de un espacio abierto donde el nodo central por el que se va subiendo va configurando los espacios de manera particular. Finalmente, Casa con Patio (2020) es una obra que se construyó sobre un terreno irregular con respecto a los predios colindantes, que cuenta con un acceso lineal a doble altura, y sobre todo, que busca controlar las vistas desde adentro hacia afuera.

Para finalizar la plática, Augusto Quijano compartió su visión sobre lo que para él es el propósito primordial de la arquitectura: debe servir para gozar lo que podemos entender como deleite y eso lo podemos lograr por medio de nuestros conocimientos e intereses teóricos y técnicos. También recalcó la importancia de tener una ética profesional con respecto a la responsabilidad de los recursos que se manejan y que muchas veces representan todo el patrimonio de un cliente. Por último, recomendó a los arquitectos jóvenes buscar la calidad del trabajo en lugar de la superficialidad de la fama y el reconocimiento, mantener una pasión constante por la profesión que nos logre empujar hacia el futuro, y finalmente, regresar a las bases de nuestra arquitectura local que nos permita lograr obras de calidad. “El arquitecto que no conoce la historia de la arquitectura no puede formar parte de ella”, concluyó.

Personalmente considero muy valiosa la trayectoria del arquitecto Quijano, ya que nos demuestra que, si bien estamos inmersos en una profesión que tarda años en dominarse y perfeccionarse, al momento de alcanzarlo es posible que logremos construir obras fundamentándonos en la técnica, historia y materialidad local, para así transmitir sensaciones, espacialidad y originalidad por medio de la arquitectura y las emociones.

Abril 2021

*Estudiante de Arquitectura de la UAM Xochimilco. 



 





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