Christian Antonio Olvera
Ramírez*
Durante la pasada Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, desarrollada ahora solo en versión
virtual, se realizó una mesa de discusión sobre los procesos editoriales y su
razón de ser, en las circunstancias actuales. Participaron las directoras de las
siguientes editoriales, Leonora Djament de Eterna Cadencia, Silvia Sesé de
Anagrama y Valeria Bergalli de Minúscula.
Durante la primera
intervención de Leonora Djament, mencionó que algo que había aprendido a lo
largo de su experiencia, es que los números van con las letras, es decir que
los editores no sólo se deben ocupar de los contenidos, sino también del
negocio (pese a que no se obtienen grandes rentabilidades), porque si no se
atiende esa parte, se terminan ocupando de ello los gerentes financieros,
tomando decisiones que sólo hacen bien a la rentabilidad, sobre la parte
cultural y simbólica de la edición. Hizo referencia al “Catálogo”, como algo
vivo que se va armando en la interacción con todos los actores sociales que
participan como son: los lectores, libreros, periodistas, escritores, editores,
traductores e incluso los amigos también. Djament acerca de la situación actual,
la catalogó como “inédita”, debido a la pandemia mundial que vivimos. Consideró
que la industria editorial es extremadamente frágil en términos financieros,
por lo tanto, la crisis debe convertirse en algo que permita repensar sobre su
quehacer y que pueda ser sustentable para generar un futuro posible.
Valeria Bergalli en su
intervención, hizo patente la siguiente postura: “Una editorial es una empresa,
pero no es una empresa como cualquier otra, se concibe a la parte empresarial
como la que les permite seguir haciendo lo que les gusta hacer”, es decir que
el objetivo de una empresa exitosa no tendría que ser solo por ser rentable,
sino porque desarrolla su vocación cultural. El objetivo principal de una
editorial, es el catálogo o la supervivencia del mismo. La unión de todas las
editoriales es la conformación de un todo que parte desde los autores, hasta
las personas que se encargan de conformar las cajas para las distribuidoras. Bergalli
deja esta reflexión: “La industria editorial es una industria frágil y endeble,
pero lo que nos mantiene ahí, es que el libro es fuerte”.
El moderador de la mesa, planteó
la siguiente pregunta: ¿Cómo se mantiene vigente una editorial en la
actualidad? Silvia Sesé responde que es complicado porque no es fácil
mantenerse conectado con las tendencias aunque suene frívolo, ya que han
cambiado los tiempos hasta en la manera de leer. Para una editorial que tiene
una trayectoria larga y una seña de identidad, lo más importante es que no se
convierta en un dinosaurio gigante, en donde se encuentran los acervos clásicos
modernos. Para el caso de su editorial “Anagrama”, el objetivo es mantenerse en
una tensión fructífera así como creativa en todas las conexiones, y lo más importante,
disfrutar del oficio. La misma pregunta fue respondida por Leonora Djament con
otro cuestionamiento, ¿Es posible que todos los libros tengan la misma
fortaleza de prevalecer, en esta etapa tan compleja de la industria editorial? Y
mencionó que no se trataba solo de seguir las tendencias editoriales de moda,
sino, mantener la vigencia como resultado de un trabajo previo y sostenido. El
hecho de publicar a autores nuevos o con temas de tendencia, no es suficiente
para estar vigente.
En mi punto de vista, la
susceptibilidad de la industria editorial, ha estado latente desde siempre. Por
un lado responde a las crisis económicas que son parte de nuestras sociedades a
nivel mundial, mismas que han provocado encarecimientos desleales para los
consumidores, y por otra parte, al menos en México, desafortunadamente, no
somos un país con hábitos de lectura. La piratería ha sido otro problema serio,
la cual ha sido un golpe contundente a la industria editorial, con grandes
pérdidas debido a que los lectores prefieren pagar menos por un libro. En la
actualidad, las formas en que consumimos los libros, han cambiado
significativamente por tener la opción digital, sin embargo los contenidos
siempre van a ser los protagonistas para esta industria. Al final, tener un
libro físico para algunos puede significar tener una pieza de arte, para otros
eso será irrelevante.
Una mesa que dejó mucho para
reflexionar.
Diciembre 2020
*Pasante de arquitectura,
UAM Xochimilco.
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