Eduardo Galeano, agitador de conciencias. Por Enrique Ayala Alonso

En todas las épocas han existido personajes capaces de señalar con su trabajo a la sociedad los caminos por los que es posible avanzar hacia formas más dignas de vida. Con frecuencia, su obra orienta las ideas y las acciones de muchas otras personas y aún proponérselo conscientemente propician movimientos políticos, intelectuales o artísticos. Eduardo Galeano, fecundo escritor uruguayo recientemente fallecido, ha sido uno de estos influyentes personajes. Su obra, durante la segunda mitad del siglo XX, marcó una ruta a varias generaciones de estudiantes y profesionales en América Latina.


En el ámbito del diseño, muchos profesionales, principalmente los arquitectos, fueron influidos por el pensamiento progresista de Galeano. Su obra, Las venas abiertas de América Latina (1971), permitió a mucha gente percatarse de la necesidad de superar las prácticas elitistas imperantes en la arquitectura y el diseño, al enterarlos de una serie de hechos históricos marcados por la explotación, la injusticia social y la villanía, vividos por los habitantes de los diversas regiones  y países de América Latina, desde años más tempranos de la conquista española, hasta los años que corrían.

Eduardo Galeano, a través de esta obra clave, permitió conocer a muchas personas una historia no solo distinta, sino opuesta a las varias historias oficiales que se conocían en cada uno de los países del subcontinente. Poder saber que el pasado de esas naciones no solo se constituía por hechos militares gloriosos y grandes héroes, sino por la explotación permanente y el sometimiento, no solo parte de las potencias extranjeras, sino por sus propios compatriotas y gobernantes, resultó  para muchos increíble, pero a la postre fue benéfico, pues permitió despertar conciencia sobre nuestra condición y también aspiraciones de construir un mundo más justo e igualitario.

Algunos proyectos académicos, como el Autogobierno, que tuvo lugar en las aulas de la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM durante los años setenta y que se prolongó hasta la década siguiente, fueron en parte influenciados por la obra de Galeano. A partir de ese momento muchos profesionales y estudiantes de arquitectura, aspiraron a que su trabajo no solo debería estar más al servicio de las clases privilegiadas como había sido hasta ese momento, sino que debería estar al alcance de las mayorías empobrecidas que poblaban las ciudades y el campo.

Saber de más de nuestra condición como latinoamericanos, fue el acicate para imaginar, intentar y muchas veces llevar a la práctica nuevos proyectos de ciudad, de barrios, de vivienda y de equipamiento urbano. Gracias a la obra de Eduardo Galeano, se pudieron abrir ventanas que permitieron otear hacia un futuro mejor; muchos de esos nuevos arquitectos o arquitectos en formación, también habían cobraron conciencia de su propia condición social y aspiraron a desempeñar su oficio con un compromiso de clase, con solvencia profesional y hasta con valentía.

Galeno, tal vez sin percatarse, contribuyó como pocos intelectuales de su época a mover la conciencia de mucha gente y proporcionar importantes razones que permitieron la formación de perfiles profesionales distintos, incluyendo el de los arquitectos y de otros diseñadores, y nos hizo creer en la posibilidad de construir un mundo mejor que el que hasta entonces se había tenido. Sin duda alguna en el ámbito del diseño mucho le debemos a Eduardo Galeano (1940-2015).

Abril, 2015


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