Similitud y Fusil. Por V. Alfonso Maldonado Gómez

Estando en clase, en la revisión de proyectos, recuerdo haber escuchado varias veces la palabra fusilar, ya sea en tono de broma por parte de compañeros  o como un llamado de atención por parte de los profesores, esto refiriéndose a que lo presentado tenía una similitud con algún proyecto ya existente. Con el paso del tiempo pude percatarme de que esa situación no solo se presentaba en la vida académica, sino también en la profesional. El plagio es un tema que muchas veces causa controversia en las diferentes ramas del diseño, la arquitectura no es la excepción, ya sean arquitectos de renombre o no, en la actualidad podemos encontrar una infinidad de proyectos, con características o rasgos muy parecidos, por no decir que algunos parecen prácticamente trazados por la misma mano. Menciono todo lo anterior pues me parece interesante saber: ¿cuándo es que una simple referencia se convierte en una copia o aun peor, en un burdo intento de algo ya proyectado o hecho por alguien más?  

Está claro que nada surge de la nada, todo tiene un antecedente, una base, una historia. Desde la formación académica, hasta la vida profesional de un arquitecto,  al inicio de cada proyecto se suele recurrir a los modelos análogos,  ya sea de manera consciente o inconscientemente. Robert Campbell, crítico de arquitectura de The Boston Globe, en un artículo titulado The source of inspiration[1] (La fuente de inspiración) expresa que: “los arquitectos, como otros artistas, pueden ser engañosos acerca de sus fuentes”, a veces parece ser que las niegan, y en el mismo artículo hace mención a cuatro etapas de la creatividad, ver, absorber, olvidar y crear, “La persona creativa debe olvidar sus fuentes, para que no sienta que está simplemente imitándolas. Deben convertirse en una parte integral de él antes de que pueda utilizarlas.”

-Maritime Youth House, Copenhagen / BIG+JDS.
-Monumento Emblemático del 150 Aniversario de la Batalla de Puebla / TEN Arquitectos.

Quizás por eso mismo, sea que a un arquitecto se le considere joven entre los 35 y 40 años de edad, cuando empieza a producir buena arquitectura y al haber logrado acumular y adquirir cierta cantidad de experiencia e información, de la cual puede recurrir y manipular cuando lo necesite. En un caso contrario, podría ser que ante la incapacidad de una persona por poder plasmar o proyectar sus ideas con claridad, recurre al mal uso de las referencias, terminando por cometer un copy-paste. Aquí vendría a colación, como recurso para evitar tal circunstancia, mencionar la insistencia por parte de algunos profesores hacia sus alumnos de seguir estudiando y captando información, hacer algún posgrado o diplomado, asistir a congresos, leer, el no quedarse estáticos o estancados, en un tiempo y estilo.

-MUAC, Ciudad de México / Teodoro González de León.
-Biblioteca EPM, Medellín / Felipe Uribe de Bedout.

Al final, me parece que difícilmente se podría señalar con seguridad a quien cometió un vil fusil y quien solo hizo una “cita”, esa intención solo lo sabrá y quedara a conciencia de quien lo haya realizado, ya sea para obtener una buena calificación, ganar un contrato o en verdad para tratar de realizar un aporte propio.



[1] The source of inspiration, Architectural Record, 1 Febrero 2004.

Febrero 2014

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