Tláhuac y Tlaltenco, poblados de antecedentes
prehispánicos ubicados al sureste del Distrito Federal han comenzado un proceso
de urbanización incontrolable; derivado de la inserción del desarrollo en el
sitio en estas localidades desatando una serie de transformaciones en el lugar.
La consolidación de muchas de las actuales colonias en el
territorio se dio desde el siglo XX, y desde entonces la planeación logró
mantener dos vacíos importantes como reservas ecológicas que hasta ahora han
negado la relación directa con la ciudad
formal, uno al poniente de Tláhuac que forma parte del territorio llano de
Tlaltenco y se conecta con la zona
chinampera de Xochimilco, y otro en las faldas de la sierra de Santa Catarina.
Actualmente estas reservas ecológicas aun pertenecientes
a ejidatarios, se ven fuertemente amenazadas por los asentamientos irregulares,
la expansión urbana en las zonas rurales sin control, y ya se han empezado a
establecer familias que construyen su vivienda con materiales precarios, por
miedo a que sean despojados de su tierra. Pero aun más preocupante, es que la
inversión privada ha puesto los ojos en esta delegación, porque ahora la
conexión de esta zona periferiférica con
la ciudad central –a causa de la llegada de la línea 12 del metro- ha propiciado que el desplazamiento tome
menos tiempo.
Jorge Legorreta en 2004 ya señalaba sobre el riesgo de la
expansión de la mancha urbana sobre el
verdor de las chinampas de Tláhuac. Este presagio parece acelerarse en gran
medida a causa de la construcción de la línea dorada del sistema de transporte
colectivo metro, y es que incluso antes de que se anunciara formalmente el
proyecto, se modificaron considerablemente los usos de suelo de los Programas
Delegacionales de Desarrollo Urbano, de 1997 a 2008, reduciendo el porcentaje
de áreas verdes y aumentando la altura de los niveles de construcción. También,
se han establecido perímetros en los que el uso de suelo habitacional se ha
transformado a, habitacional con comercio.
Pero lo que definitivamente cambiara tanto la imagen como
la estructura urbana, son los usos de suelo permitidos en los bordes de
recorrido del metro, que de uso habitacional se modifico a usos mixtos,
permitiendo el establecimiento de oficinas, comercio y habitación.
El territorio de Tláhuac, sufrirá una fuerte re
densificación derivada de futuras e importantes inversiones inmobiliarias. Por
un lado, estas acciones estarán a cargo de pequeñas inmobiliarias que se
ocuparan de los predios baldíos, o con poca construcción dentro de la traza de
las colonias existentes, y por el otro, desde 2010 se viene anunciando la creación de unidades habitacionales al sur de esta
zona, por parte del gigante de la construcción habitacional GEO.
El verdadero problema es justo ese ¿donde se alojara la vivienda masiva que se construirá
en Tláhuac?. La única respuesta que
podría tener esta pregunta, es hacia las reservas ecológicas, puesto que hacia
el lado poniente la preservación de las chinampas ha sido uno de los
territorios considerados por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.
Ambas formas de ocupación del territorio son un riesgo
para el sitio, pero lo más preocupante es la alternativa masiva, es decir la
densificación planeada está limitada por una traza que morfológicamente será
transformada, aumentando alturas, entre otros problemas, no así en los espacios
vacíos de grandes dimensiones, en ellos todo puede pasar.
Este panorama nos permite observar como continúa la urbanización
extensiva de la ciudad, en perjuicio de los poblados periféricos, Tláhuac y
Tlaltenco, que se habían mantenido al margen del desarrollo
urbano-arquitectónico al que se había sometido
la ciudad durante el siglo XX, pero con la implementación reciente de la
nueva línea del Metro en el territorio, se pierde toda
esperanza de mantenerse en un bajo perfil fuera de la mira de los sedientos
cazadores de bienes raíces.
Enero, 2013
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