La verticalidad del Paseo de la Reforma en los siglos XX y XXI. Por Claudia Chávez Albor y Ma. Pamela Vicke Sánchez

El Paseo de la Reforma es una de las principales avenidas de la Ciudad de México, cuya historia inicia a mediados del siglo XIX con el proyecto y construcción de la primera etapa por orden del emperador austriaco Maximiliano y la Emperatriz Carlota Amalia. La avenida ha evolucionado, tanto en sus denominaciones [Paseo de la Emperatriz, Paseo Degollado y finalmente a partir de 1873 Paseo de la Reforma], como en diversas modificaciones arquitectónicas y urbanas que la han transformado como la conocemos hoy en día. 

A mediados del siglo XIX, Maximiliano de Habsburgo llegó a la ciudad de México para convertirse en emperador. Su residencia estaba en el Castillo del Bosque de Chapultepec y ahí fue donde quiso crear un boulevard, al estilo de las ciudades europeas. Pero el proyecto quedó inconcluso porque el emperador fue fusilado por órdenes de Benito Juárez en 1867, y fue con Sebastián Lerdo de Tejada cuando la vialidad adopta el nombre de Paseo de la Reforma, en honor a las Leyes de Reforma que caracterizaron la época llamada la República Restaurada. La consolidación del Paseo de la Reforma como el eje del crecimiento de la ciudad de México ocurrió durante el Porfiriato, entre 1877 y 1911. Un aspecto muy importante que se destacó en la transformación de la Avenida Paseo de la Reforma como asentamiento urbano, son en el ámbito urbanístico, arquitectónico y visual en este sector de la ciudad; si hacemos referencia a la época de la Revolución con el crecimiento de la población, sus residencias de estilo ecléctico empezaron a sumarse las casas de familias adineradas volviéndose un lugar seguro para vivir. Más tarde, dichas casas dejaron su lugar para los primeros edificios, pues la vivienda en el Paseo de la Reforma ya no era suficiente,  empezó entonces la construcción de inmuebles para servicios, entidades financieras, hoteles y décadas después, para múltiples instituciones y dependencias, entre ellas, la Lotería Nacional, en el llamado edificio El Moro.

Entre los años setenta y ochenta, el Paseo de la Reforma comenzó a despoblarse a raíz del sismo de 1985, hoy en día a 26 años de distancia las autoridades estiman que existen en proceso de construcción 17 nuevas torres, lo que significa que la avenida ha logrado ser una zona de mayor atractivo para los inversionistas. Por el momento se localizan las sedes de tres grupos financieros españoles, la aseguradora Mapfre, el Banco Santander y BBVA Bancomer. A principios del Siglo XXI, el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador (2000-2005), remodeló la avenida, durante estas obras se movió y restauro el monumento a Cuauhtémoc, además del mantenimiento en fachadas de edificios que fueron construidos a mediados del siglo XX. En 2003 fue inaugurada la Torre Mayor, a la postre el rascacielos más alto de la ciudad, del país y el tercero en Latinoamérica, también entonces se propuso instalar kioscos de información turísticos y cafés a lo largo de la vialidad como atractivo para turistas nacionales y extranjeros. La avenida incluso, aprovecha sus amplias aceras para montar exposiciones en diversas épocas del año que pueden observarse en vehículo o a pie.

Finalmente la avenida Paseo de la Reforma, de aquella imagen del siglo XIX cuando el emperador Maximiliano quería tener sus Campos Elíseos a la mexicana, con sus con sus enormes residencias eclécticas afrancesadas, se transformó en una arteria con arquitectura vertical y plurifuncional, tanto de uso habitacional y comercial, como para hoteles y oficinas. Esperemos que éste nuevo paseo de los rascacielos, con sus ciclo vías, domingos libres de autos, y buen mantenimiento de jardines, fuentes y monumentos, siga siendo también el de la gente, las familias, los deportistas y el peatón común.

Noviembre, 2011.

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